Mujeres Tzotzil convertidas al islam en México. Yuri Cortez/AFP/Getty Images
Mujeres Tzotzil convertidas al islam en México. Yuri Cortez/AFP/Getty Images

La región alberga una importante comunidad musulmana cuya presencia se remonta al siglo XVI, aunque no fue hasta el siglo XIX, con la importante inmigración árabe de países como Líbano, Palestina o Siria, cuando pudo hablarse del asentamiento definitivo del islam en Latinoamérica. He aquí seis países donde los musulmanes representan una minoría bastante numerosa o están en continua expansión.

Argentina

Es uno de los países que más inmigrantes procedentes de Oriente Medio recibió durante los siglos XIX y XX. De acuerdo con censos de la época, los sirios y libaneses conformaban el tercer grupo étnico más grande de Argentina, y  aunque la mayoría eran cristianos o maronitas, se estima que uno de cada tres profesaba el islam. Los árabes musulmanes se integraron rápidamente en la sociedad argentina, que junto a la inexistencia de instituciones religiosas, llevó a una pérdida cultural y religiosa de muchas familias. Sin embargo, la llegada al poder de un presidente descendiente de sirios y practicante del islam, aunque convertido al catolicismo, Carlos Menem,  y los dos grandes atentados en los 90 a objetivos judíos en Buenos Aires −perpetrados presuntamente por musulmanes de origen libanés, miembros del Hezbolá− pusieron el foco sobre la comunidad musulmana argentina, reactivando la  conciencia de pertenecía en el país. Posteriormente, tras los atentados del 11 de septiembre, esta comunidad intensificó las labores de difusión y de explicación de la cultura y las prácticas religiosas en un intento de romper los estereotipos y los prejuicios que sobre ella pesaban, lo que reforzó aún más el deseo de acercamiento al islam mediante las conversiones y la recuperación de los vínculos seculares.

Desde finales de los 90, se ha sumado a los musulmanes árabes una comunidad islámica conformada por inmigrantes procedentes de África, principalmente senegaleses, cuya presencia tiene cada vez más peso. Aunque es difícil de valorar el número exacto de ellos en el país, la Asociación de Residentes Senegaleses en Argentina estima que de 5.000 residentes africanos hay alrededor de 1.500 senegaleses, la mayoría musulmanes.

A pesar de que el censo argentino no registra la afiliación religiosa, se estima que en la actualidad, en el país hay una comunidad de un millón de musulmanes, la más numerosa de América Latina. Y esto hace que Argentina también albergue la mayor mezquita de toda la región, Custodio de las Dos sagradas Mezquitas Rey Fahd, proyectada y financiada por Arabia Saudí, donde acuden aquellos que profesan la rama suní del islam. Las mezquitas Al Ahmada, la primera fundada en Buenos Aires, y Al Tauhid, lugar de culto para la comunidad chií, dan fe de la existencia de un colectivo musulmán numeroso y próspero en Argentina.

Brasil

Jóvenes musulmanes juegan al futbolín a la salida de una mezquita de Sao Paulo. Yasuyoshi Chiba/AFP/GettyImages
Jóvenes musulmanes juegan al futbolín a la salida de una mezquita de Sao Paulo. Yasuyoshi Chiba/AFP/GettyImages

La presencia musulmana en Brasil se remonta al siglo XVI, con la llegada, en secreto, de musulmanes andaluces una vez ya asentados los portugueses en el subcontinente. La prohibición de entrada, impuesta por el Imperio portugués, de cualquier musulmán en los territorios que hoy conforman el Brasil actual hizo que la mayor parte de los andaluces que profesaban el islam mantuvieran su fe oculta para no caer bajo el yugo de la Inquisición.

Sin embargo, la mayor ola de musulmanes se dio con la llegada de los primeros esclavos africanos, procedentes de la costa oeste de África, también a partir del siglo XVI. Capturados por los portugueses, estos trabajaban principalmente en los cultivos de caña de azúcar donde se les obligaban a una jornada laboral de 24 horas, privados de comida y de sueño. Las lamentables condiciones de esclavitud, así como la represión y prohibición del culto, llevaron a lo que se conoce como la “Revolución de los Malé” de Bahía, en enero de 1835. Aunque este intento de sublevación fue rápidamente sofocado, pasó a la historia como la primera gran insurrección de los musulmanes contra los dueños blancos, cuyos objetivos eran principalmente el fin del catolicismo impuesto por sus esclavistas; el asesinato de los blancos y la implementación de una monarquía islámica, con la esclavitud de los no musulmanes.

A los musulmanes africanos se sumaron a partir del siglo XIX los inmigrantes procedentes de Oriente Medio que, al igual que en el caso de Argentina, la mayoría procedían de Líbano, Palestina y Siria.

El censo de Brasil no refleja el número de musulmanes que residen en el país, pero se estima que en 2010 había unos 204.000, aunque la Federación Brasileña Islámica eleva la cifra hasta los 1,5 millones. De acuerdo a un censo llevado a cabo por el Instituto Brasileño de Geografía y Estadística, entre 2000 y 2010 el número de musulmanes en el país se incrementó un 29%, y en la actualidad el número de estos aumenta fundamentalmente a través de las conversiones. São Paulo aloja a la comunidad más grande de musulmanes de Brasil, aunque en cuanto a la proporción se refiere, Foz do Iguazu gana, donde también se encuentra la mayor mezquita del país, Omar ibn Jattab.

Venezuela

De acuerdo con las últimas estadísticas, en Venezuela hay unos 100.000 musulmanes, la mayoría descendiente de libaneses y sirios. De acuerdo con el Departamento de Estado de EE UU, la comunidad musulmana de Venezuela a pesar de ser una minoría, goza de bastante influencia en el país y en la región, estando especialmente vinculada a la política. Entre las 15 instituciones islámicas repartidas entre los principales estados del país, se encuentra la segunda mezquita más grande de América Latina, Al Ibrahim, financiada por Arabia Saudí, con una capacidad para 3.500 fieles.

Aunque la comunidad más grande se concentra en la capital, Caracas, unos 15.000 musulmanes, Isla Margarita aloja asimismo una importante comunidad, especialmente chií, fruto de las buenas relaciones que Venezuela mantiene con Irán. Los vínculos desarrollados entre los dos Estados a lo largo de los últimos años han favorecido la presencia en Venezuela de una minoría musulmana con estrechos lazos con miembros de la organización chií libanesa Hezbolá. Según señalan múltiples investigaciones, sobre todo estadounidenses, el grupo  ha establecido en América Latina una base fuerte para el lavado de dinero y tráfico de personas, fundamentalmente, como manera de financiar sus actividades en Líbano u otros países. De acuerdo con expertos como el profesor Matthew Levitt, Hezbolá es en la actualidad uno de los mayores exportadores de drogas desde América del Sur hacia África y Europa, y tiene una de las mayores organizaciones de lavado de dinero del mundo.

México

Una mujer indígena musulmana camina hacia la mezquita en San Cristobal de Las Casas, estado de Chiapas. Ronaldo Schemidt /AFP/Getty Images
Una mujer indígena musulmana camina hacia la mezquita en San Cristobal de Las Casas, estado de Chiapas. Ronaldo Schemidt /AFP/Getty Images

A diferencia de los demás países latinoamericanos, la presencia del islam en México está estrechamente ligada al fenómeno de la conversión. Formar parte de la comunidad musulmana en México es sinónimo de distinción social y sofisticación, por ejemplo, para las mujeres, llevar el pañuelo musulmán o hiyab es chic. Por su parte, como musulmanes, los jóvenes varones pueden disfrutar de un sistema de becas de educación islámica en el extranjero que, posteriormente, a su regreso, les autoriza ejercer como líderes espirituales en sus lugares de origen.

De ser prácticamente inexistente a principio de 2000, la comunidad de conversos al islam representa, en la actualidad, la mayoría de los musulmanes mexicanos. Gran parte de ellos se concentran en Ciudad de México, aunque hay una comunidad sufí en continuo auge entre la población de San Cristóbal de las Casas, en el estado de Chiapas, en donde residen principalmente indígenas expulsados hace décadas de las zonas rurales debido a los problemas demográficos y la redistribución de las tierras. Allí el islam llegó en 1995 de la mano de un misionero español, convertido a la fe musulmán, del Movimiento Mundial Morabitun, Aureliano Pérez Yruela. Se estima que en la actualidad hay unos 300 musulmanes en Chiapas que constituyen la mayor comunidad de conversos de todo México, y todos se engloban dentro de dos grandes familias pertenecientes a la etnia maya tzotzil cuya cultura guarda idénticas similitudes con el islam.

Surinam

Una de las principales particularidades de este joven país suramericano es su diversidad cultural, étnica y religiosa. Y en este sentido, Surinam es un paradigma ejemplar de convivencia pacífica hecha realidad. De una población que apenas llega a los 580.000 habitantes, el 19,6% practica el islam, la mayoría procedente de la isla de Java y del antiguo Indostán, traídos en el siglo XIX con contrato laboral para explotar las plantaciones de la entonces colonia danesa. Esto hace que Surinam sea en la actualidad el país de la región de América Latina con mayor proporción de musulmanes, lo que se refleja en sus más de 100 mezquitas dispersas por el país, a pesar de que la comunidad religiosa más numerosa sea el hinduismo. El fin del Ramadán es fiesta nacional, y junto con Guyana, es miembro de la Organización para la Cooperación Islámica desde 1996.

Hispanos musulmanes en Estados Unidos

El caso de EE UU es también especialmente relevante, y aunque no pertenece a la región de referencia, su importancia radica en que en su seno habita una creciente comunidad de latinos que en los últimos años ha experimentado un elevado número de conversiones al islam. De los 2,8 millones de musulmanes registrados en Estados Unidos, se estima que cerca del 4% son de origen latino, y aunque no haya estadísticas oficiales, distintos estudios apuntan a que los musulmanes latinos son el grupo con mayores índices de crecimiento, con más de 150.000 conversiones al islam. Una de las principales razones que ha impulsado esta tendencia lo ha constituido el modo en que empezaron a ser vistos los musulmanes después de los atentados del 11 de septiembre. Los latinos de Estados Unidos, especialmente los de origen mexicano, a través de un acercamiento de curiosidad incipiente por la religión islámica, comenzaron a identificarse cada vez más con los musulmanes. La estereotipación y discriminación que los musulmanes estadounidenses sufrieron tras el 11 de septiembre fueron identificadas como aspectos comunes a los que ya sufría la comunidad latina. Aunque la empatía y la identificación constituyeron dos factores que impulsaron la aproximación al islam de la comunidad latina de Estados Unidos, el mayor conocimiento de esta religión también impulsó las conversiones.