Los defensores del islamismo deberán demostrar estar a la altura de la democracia contemporánea.

Dada la situación que sigue viviéndose en Siria, con matanzas diarias, podríamos calificar de tormentoso el año que llega, que bien podría propiciar la caída de Bachar al Assad. También lo sería mirando de cerca los brotes de violencia que puntualmente aparecen en Egipto, donde las manifestaciones contra el régimen militar que tutela la transición desde la caída de Mubarak, han sido reprimidas a golpes y balazos; o siguiendo los eventos en Bahrein, donde la policía sigue usando la fuerza contra los manifestantes.

Sin embargo, el proceso democrático que sigue sus pasos de forma estable en Túnez y que ha sido respaldado por una amplia mayoría de ciudadanos que han acudido a las urnas en el país del Nilo, hace esperar que las nubes y los claros prevalezcan en los cielos de los países árabes, acompañados de chaparrones y alguna granizada. Esos claros servirán para avivar las esperanzas islamistas que sin duda verán cumplirse con creces sus expectativas electorales, como ya lo han hecho en Túnez, Egipto y Libia. 2012 será el año de la reinvención del islamismo político y en el que sus defensores tendrán que demostrar que están a la altura de la democracia contemporánea y de la confianza de los ciudadanos que hicieron caer a sus dictadores.

Nuria Tesón, periodista afincada en Egipto.