El empresario y multimillonario ruso Yevgeny Prigozhin durante el Foro Económico Internacional SPIEF2016 en San Petersburgo, Rusia. (Mikhail Svetlov/Getty Images)

Yevgueni Prigozhin, jefe de la Corporación Wagner, define sus cartas políticas con el foco en un 2024 electoral en Rusia y Ucrania. ¿Qué hay detrás de estos movimientos?

"Estoy haciendo una presentación política. Mirando todo lo que me rodea, tengo ambiciones políticas. Decidí postularme para presidente en 2024. Para presidente de Ucrania". Así de revelador se presentó Yevgueni Prigozhin, jefe de la Corporación Wagner, durante una entrevista publicada recientemente en Télegram.

Desde 2013, Prigozhin lidera esta empresa privada de carácter paramilitar que actualmente lucha en el frente ucraniano junto a las tropas rusas. En los últimos meses, ha saltado al centro de la atención mediática por sus frecuentes (y hasta agresivos) vídeos emitidos desde el frente de guerra, particularmente en la localidad ucraniana de Bajmut (Artiómovsk, en ruso). 

Por otro lado, y amparado por su protagonismo en el frente militar, en los últimos días, Prigozhin ha transmitido sus intenciones de impulsar su carrera política, una revelación que podría, al mismo tiempo, ayudar a descifrar los intríngulis de los manejos de poder que se realizan dentro del Kremlin al calor de la guerra en Ucrania. 

En este sentido, los mensajes de Prigozhin parecen ir claramente dirigidos al corazón de la estructura de poder en Rusia. Sus frecuentes críticas por la falta de munición y de logística para sus tropas, en las que incluso ha insultado públicamente al ministro de Defensa ruso, Serguéi Shoigú, y al general Valeri Gerásimov, actualmente jefe del Estado Mayor de las Fuerzas Armadas, dieron a entender la posibilidad de choque de poderes con  epicentro en la aparente enemistad de Prigozhin con Shoigú. 

Así mismo, las recientes informaciones sobre la toma a mediados de mayo de Bajmut por parte de las tropas del grupo Wagner, confirmadas públicamente por propio el presidente ruso, Vladímir Putin, aunque rechazadas por Ucrania, colocaron a Prigozhin en el centro de la atención política dentro y fuera de Rusia. Un protagonismo fraguado en el frente de guerra pero que, viendo los resultados, pareciera también alentarlo a saltar a la arena política.

"Quiero ser presidente". Sí, pero ¿de quién? 

Tanto Rusia como Ucrania tienen previsto celebrar elecciones presidenciales a principios de 2024. Por ello, la reciente revelación de Prigozhin de presentarse como candidato a la presidencia de Ucrania levanta todo tipo de sospechas y enigmas, toda vez el irrestricto apoyo occidental al actual presidente ucraniano, Volodímir Zelenski, presagia también sus expectativas de reelección. 

Representación del oligarca ruso Yevgeny Viktorovich Prigozhin durante una manifestación en Bonn, Alemania. (Ying Tang/Getty Images).

Este contexto electoral estará claramente determinado por el equilibrio militar y político en torno a la guerra ruso-ucraniana, en particular en lo que se refiere al control político y administrativo por parte de Moscú de varios territorios ucranianos que Kiev y sus aliados occidentales no reconocen, aduciendo su anexión de facto por parte rusa.

Así, la declaración de Prigozhin de presentarse a la presidencia ucraniana puede también interpretarse como un retorno a las expectativas rusas de ampliar, con el paso del tiempo, sus esferas de poder e influencia dentro de Ucrania, con el líder del grupo Wagner erigiéndose ahora como el hombre del Kremlin. Todo ello a pesar de que el propio Prigozhin ha llegado a criticar duramente la estrategia militar rusa, asegurando que la guerra en Ucrania "está perdida" porque Moscú no ha logrado los objetivos generales expuestos tras la invasión militar de febrero de 2022.  

Por otro lado, también se debe interpretar qué hay detrás de la ambición presidencial de Prigozhin con el foco en las próximas elecciones presidenciales rusas. La atención está concentrada en descifrar el estado actual del presidente Putin, que sigue manteniendo sólidos niveles de popularidad sin hasta ahora observar rivales de peso para disputarle una eventual nueva reelección. No obstante, la edad de Putin (71 años) y el posible desgaste físico y emocional que aparentemente podría acarrearle la guerra en Ucrania disparan las expectativas sobre posibles mecanismos internos que buscan acelerar la sucesión de poder en el Kremlin. Y allí pareciera sonar el nombre del jefe de la Corporación Wagner.

¿’El candidato del pueblo’?

¿Qué consecuencias puede tener la emergencia de Prigozhin como candidato a la presidencia rusa?; su papel en el frente ucraniano, ¿le puede reportar niveles de popularidad dentro de Rusia?; la anunciada toma de Bajmut, ¿catapultará su figura como una alternativa viable dentro del gris panorama político ruso a menos de un año de las elecciones? Estas interrogantes ingresan súbitamente en un escenario político plagado de incertidumbre y desinformación.

Prigozhin dentro de Rusia, al menos por ahora, no parece despegar en cuanto a sus expectativas políticas. Una reciente encuesta sobre las preferencias electorales de cara a las presidenciales rusas revela que éste tiene un escueto 2% de preferencia de voto. Siguiendo con esa investigación, más de un 30% de los encuestados manifestaron su intención de elegir a Putin. Tomando en cuenta que aún quedan varios meses para las presidenciales, está por ver si Prigozhin está manejando una estrategia política determinada por su currículo en el frente ucraniano con la finalidad de monopolizar a su favor la creciente propaganda patriótica existente dentro de la sociedad rusa.

A través de su prolífica actividad en las redes, el líder de Wagner pareciera manejar una estrategia de corte populista orientada a ganar adeptos en las clases populares rusas, imprimiendo un viraje hacia la derecha nacionalista que cuenta con apoyos populares muy profundos dentro de la sociedad del país. Una especie de neopopulismo de carácter paramilitar, amparado en la capacidad de la Corporación Wagner de sostener el esfuerzo bélico en el frente ucraniano, en sintonía con la cultura política rusa que venera el heroísmo militar. 

Prigozhin pareciera así erigirse como una especie de candidato del pueblo en un escenario emocionalmente muy sensible para la sociedad como es la guerra en Ucrania. Toda vez, parece también dirigir su mensaje hacia las poblaciones rusoparlantes del Este ucraniano, en especial en Donbás, centro de las operaciones militares rusas y del propio Wagner, y que Moscú reconoce ya como territorios de la Federación rusa.

Anuncio de reclutamiento del Grupo Wagner en Moscú, Rusia. (Vlad Karkov/Getty Images)

En esta estrategia, la confrontación con las elites oligarcas parece esencial para Prigozhin a la hora de capitalizar apoyos populares. En una reciente entrevista, volvió a arremeter contra las elites de poder de la "nomenklatura" del Kremlin, "cómodamente instalados en sus privilegios" mientras "miles de jóvenes sacrifican sus vidas en el frente militar". Esta declaración puede interpretarse como un mensaje político claramente dirigido a desprestigiarlas ante la sociedad rusa, así como para influir dentro del centro del poder del Kremlin con la finalidad de atender las aparentes deficiencias militares rusas en Ucrania y, en especial, para fortalecer la posición militar y política de la Corporación Wagner.  

Independientemente de la capacidad de influencia de su mensaje, la figura de Prigozhin parece estar creciendo política y mediáticamente dentro de Rusia, algo que aparentemente crea disconformidad dentro del Kremlin. Según afirma el profesor Mark Beissinger de la Universidad de Princeton, "está claro que intenta posicionarse para desempeñar un papel público en la política rusa”. Y en este escenario, Beissinger también especula con que maneja sus cartas políticas, posicionándose ante un hipotético escenario "post-Putin" en Rusia. 

Prigozhin tampoco ha desdeñado otros instrumentos que le pueden servir en sus intereses políticos. Uno de ellos es el presidente checheno, Ramzán Kadírov, cuyo protagonismo en el frente ucraniano ha sido notorio en varias fases de la guerra. Ambos han unido voces a la hora de culpar a los generales rusos ante lo que han considerado como un "vergonzoso fracaso militar" en el país vecino.

Vía Télegram, el propio Kadírov pidió a Putin enviar sus tropas chechenas (Unidad Ajmat) para reemplazar a las de Wagner en Bajmut, una acción que cuenta con el beneplácito de Prigozhin. Esta sintonía entre los dos daría a entender cómo el presidente checheno podría haberse convertido en una pieza clave para la estrategia política del líder de Wagner no sin ello desestimar, al mismo tiempo, los intereses políticos del propio Kadírov tanto en el frente ucraniano como dentro del Kremlin. 

A esto podría agregarse otro actor: la súbita y reciente aparición de la denominada Legión de la Rusia Libre, una especie de milicia marcadamente "anti-Putin" que, con apoyo ucraniano, ha logrado atacar territorio ruso en Bélgorod

No sería descartable que, con el paso del tiempo, Prigozhin y el propio Kadírov aprovechen la aparición de esta milicia rebelde como válvula de presión hacia el Kremlin en relación a la necesidad de aumentar la ayuda militar y de combatir a elementos antipatrióticos, poniendo a disposición las fuerzas Wagner y Ajmat como efectivos elementos de combate. Así, Prigozhin y Kadírov estarían consolidando una especie de privatización de la guerra vía mercenarios, algo que obviamente podría disgustar a los altos mandos militares rusos.

La última palabra, ¿la tiene Putin? 

Vayamos ahora a la esfera de influencia de Putin y cómo ha venido reaccionando ante el activismo político de Prigozhin. Y aquí surgen también varias interrogantes: ¿podríamos estar asistiendo a una jugada política por parte del presidente ruso para utilizar a líder de Wagner como instrumento de presión hacia otros sectores, en este caso los altos mandos militares?; ¿existen puntos de conexión entre Putin y Prigozhin e, incluso, con Kadírov a la hora de ejercer medidas de presión hacia el estamento militar y las elites oligarcas?

Se especula así con la posibilidad de un juego de poder manejado por el presidente ruso dirigido a enfrentar a Prigozhin, Shoigu y Gerasimov sobre lo que está sucediendo en el frente ucraniano. Putin podría también estar utilizando a Prigozhin y a la Corporación Wagner como una especie de instrumento de presión pero principalmente de control hacia las Fuerzas Armadas rusas ante las dificultades de suministro y logística en el frente de combate, así como por las posibles fallas de la inteligencia militar sobre una victoria rápida en Ucrania. Y esta estrategia de Putin tiene también sus objetivos populistas en clave electoral, concentrado en movilizar apoyos en las clases populares de cara a las presidenciales 2024, en la que el septuagenario presidente ruso buscaría una nueva reelección.

El Presidente de Rusia, Vladimir Putin, brinda junto al Ministro de Defensa, Sergey Shoigu, y el Jefe del Estado Mayor, Valery Gerasimov, en Moscú, Rusia. (Mikhail Svetlov/Getty Images)

Según afirman medios independientes rusos, "todo lo que está sucediendo se parece más a un intento consciente de Putin de sacar al Ministerio de Defensa de su zona de confort. Y en este juego, utiliza a los militares y a Prigozhin, que ataca constantemente a la dirección militar, como palanca alternativa de presión sobre el Ejército". 

En este pulso de poderes, Putin maneja astutamente el factor de las lealtades políticas. Mientras el Kremlin arrecia la censura dentro de la sociedad rusa con la finalidad de evitar críticas por el desempeño militar en la oficialmente denominada "operación militar especial" en Ucrania, el presidente ruso otorga un grado de libertad limitada a personajes públicos cada vez más populares como Prigozhin a la hora de criticar al Alto Mando militar por la estrategia bélica. Con esta posición, también lanza un mensaje directo al Ministro de Defensa, Sergei Shoigu, y al Jefe de Estado Mayor, Valéry Gerasimov: el apoyo incondicional del Kremlin no es eterno y tiene sus condicionantes. 

Pero aquí surge también una interrogante para Putin: ¿y si Prigozhin se vuelve de repente tan popular como para convertirse en un rival político? Es muy probable que el presidente ruso acometa escenarios alternativos, alguno de ellos de corte soviético, como homenajear públicamente a Prigozhin para progresivamente defenestrarlo a través de misiones exteriores en las que la Corporación Wagner tiene presencia como Siria, Libia o África Central. O lo que es igual: alejarle del centro de poder en Moscú.

Pero, al mismo tiempo, cabe también preguntarse: ¿estaría dispuesto Prigozhin a aceptar esta jugada política de Putin? Tampoco está claro el panorama. Sus meses al frente de las tropas de Wagner en el frente ucraniano prácticamente sosteniendo, en buena medida, el esfuerzo militar ruso podrían haberle persuadido a plantearse iniciativas alternativas que eventualmente alteren su hasta ahora inquebrantable lealtad hacia Putin. Este escenario estaría igualmente determinado por la dinámica del conflicto ruso-ucraniano, especialmente si la guerra terminara convirtiéndose en un asunto impopular dentro de Rusia. 

Por ello no sería descartable que, ante la situación de estancamiento del conflicto y una guerra de posiciones territoriales aparentemente inalterables entre los contendientes, Prigozhin intentara llevar a cabo algún movimiento político específicamente dentro del escenario político ucraniano, buscando una negociación paralela con el presidente Zelenski que pueda llevar a una especie de armisticio. De ser así, Prigozhin, el hombre de la guerra, buscaría súbitamente erigirse como una especie de candidato de la paz con vistas a las convocatorias electorales rusa y ucraniana de 2024. Puede que aquí radique, en parte, la esencia de esa ambición de Prigozhin por presentarse como candidato "a la presidencia de Ucrania".