Es posible que sea una de las maneras, entre comillas, más sofisticadas de jugar al ratón y al gato. A medida que los gobiernos disponen de más medios para censurar y filtrar los contenidos de Internet, ciudadanos decididos están encontrando formas creativas de acceder sin restricciones a la información on line. Desde hace mucho tiempo, los proxy (intermediarios) son la herramienta elegida en esta batalla. Permiten a los usuarios recorrer la web navegando por servidores informáticos enmascarados y seguros, por lo general ubicados en Occidente. Uno de los más famosos, con sede en Alemania, es Anonymouse.org, con más de tres millones de usuarios al día. Pero estos servidores tienen una importante debilidad: una vez que se detectan, el acceso puede quedar bloqueado. Así que los defensores de la navegación por Internet se han visto obligados a aguzar el ingenio.

En 2004, los trabajadores del Consejo Director de Radiodifusión de EE UU, que se ocupa de encontrar medios para difundir información en los países con regímenes autoritarios, se hicieron pasar por jugadores en el famoso juego on line Lineage. Los personajes de los empleados ofrecían detalles sobre servidores proxy disponibles, hasta que fueron “derribados por matones [virtuales]”, comenta Kenneth Berman, de la agencia estadounidense. Washington y los activistas que abogan por la libertad en la Red también han experimentado con mensajes de texto que envían de forma automática listas de servidores proxy a teléfonos móviles. Otras iniciativas son más complejas. Un programa de software llamado Psiphon, desarrollado en el Laboratorio del Ciudadano de la Universidad de Toronto (Canadá), permite a cualquier persona que tenga un ordenador servir de proxy a otra que esté al otro lado de un cortafuegos (firewall). Desde su lanzamiento hace un año, más de 100.000 personas se han sumado a esta iniciativa.

Casi con seguridad, la tecnología proxy más sofisticada sea Tor, desarrollada conjuntamente por dos entidades de EE UU, el Laboratorio de Investigación Naval y la Fundación Frontera Electrónica. Este software puede descargarse de Internet y permite navegar a través de tres servidores proxy elegidos al azar de una red de más de 1.000 servidores operados por voluntarios de todo el mundo. Para los ciudadanos que viven en regímenes represivos, puede ser la mayor esperanza para escapar de las zarpas del gato.