He aquí a los dos hombres con más probabilidades de suceder al anciano presidente de Egipto: su hijo, Gamal Mubarak, y su jefe de espías, Omar Suleiman. ¿Representa alguno de los dos el cambio que tan desesperadamente necesita el país?

 

El presidente egipcio, Hosni Mubarak, acaba de viajar a EE UU con un enorme séquito de asesores, ministros y adláteres diversos. Pero sólo cuentan de verdad dos de ellos, al menos para quienes intentan adivinar quién sucederá a uno de los dirigentes más antiguos de Oriente Medio.

El primero es el hijo de Mubarak, Gamal, que acompaña a su padre pese a que no ocupa ningún puesto formal en el Ejecutivo egipcio (es secretario general adjunto del Partido Democrático Nacional, PDN, que es la formación en el gobierno). Otro miembro del séquito cuya presencia está más justificada es Omar Suleiman, el responsable del Servicio General de Inteligencia egipcio (SGI), conocido como Mukhabarat.

De los dos se ha hablado durante la mayor parte de la última década como posibles herederos del presidente egipcio, que tiene ya 81 años y nunca ha designado un vicepresidente ni ha declarado públicamente su preferencia por algún sucesor. En el país árabe, las especulaciones se centran sobre todo en Gamal. Su ascenso al primer plano político hace unos años empujó a varios personajes de oposición a formar el movimiento  Kefaya (Basta), que está en contra de los dos Mubarak. Pero muchos egipcios bien informados creen que el próximo presidente saldrá de los medios militares, y que el poderoso Suleiman es el candidato más probable.

 
















Gemal Mubarak (izq.) y Omar Suleiman, ambos tienen posibilidades de ser el futuro presidente de Egipto.


 

Éste no es un sentimiento marginal. El prolongado ambiente de fin de régime inquieta a muchos ciudadanos, a quienes preocupa que un traspaso hereditario del poder como el de Siria pueda abrir paso a una era de inestabilidad. Muchos opinan que esa muestra de nepotismo entre padre e hijo sería humillante para un país que lleva mucho tiempo considerándose líder del mundo árabe. En esta atmósfera política -en la que están descartadas las alternativas democráticas, pero el pueblo desea el cambio-, Suleiman parece la única alternativa viable a Gamal Mubarak. ¿Pero quién es este actor misterioso? ¿Significaría verdaderamente una nueva era para Egipto?

Como Mubarak, padre, Suleiman empezó a destacar en su país a través de las fuerzas armadas. La trayectoria de su carrera siguió la de la historia política de Egipto. Asistió a la Academia Militar Frunze de la Unión Soviética en los 60 -como Mubarak unos años antes- y se convirtió en soldado de infantería. Participó en las guerras de 1967 y 1973 entre árabes e israelíes, seguramente como oficial de Estado Mayor. Cuando El Cairo cambió sus lazos estratégicos con Moscú por la alianza con Washington, Suleiman asistió a cursos de formación ...