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Tren internacional de alta velocidad entre Bruselas y París. Thierry Tronnel/Corbis via Getty Images

La emergencia climática y la guerra en Ucrania muestran no solo la necesidad de un cambio de paradigma en el transporte en beneficio del tren, sino también la eficacia y utilidad de este medio de trasporte. He aquí un repaso a los planes europeos para impulsar de nuevo el ferrocarril en el continente.

Los objetivos europeos de neutralidad climática, y tristemente el conflicto ucraniano, han vuelto a poner la atención sobre el potencial del ferrocarril. Como ya pasó en conflictos anteriores, el tren europeo está respondiendo de forma coordinada a la guerra en Ucrania en la evacuación de la población civil. Aparte de refugiados, también se transportan productos de primera necesidad como agua o alimentos, además de mover tropas ucranianas. Adicionalmente, ofrece un refugio temporal alejado del conflicto a la población más vulnerable.

Evolución y situación actual de la movilidad de pasajeros transfronteriza en ferrocarril
Fuente: Comisión Europea

En términos de movilidad limpia, el ferrocarril juega también un papel clave. Mientras que sectores como el agrícola y el energético han experimentado un descenso en las emisiones de gases de efecto invernadero, el del transporte es el único que sigue aumentándolas. Actualmente el transporte es responsable del 27% de las emisiones de gases totales de efecto invernadero en Europa. El Pacto Verde Europeo indica que, para alcanzar la neutralidad climática en el 2050, es necesario reducir un 90% las emisiones procedentes de este sector.

Según datos de 2018 de la Agencia Europea de Medio Ambiente, el tren aventaja a los modos de transporte aéreos y de carretera en términos de impacto ambiental. Tan solo entre el 1,5% y el 2% de las emisiones del transporte corresponden al ferrocarril. Por el contrario, el 71% de las emisiones se asocia al transporte por carretera, el 14% a la navegación y alrededor del 13% a la aviación. Como apunta un artículo de la BBC, incluso en términos relativos, las emisiones por persona por kilometro recorrido en tren es mucho menor que el transporte aéreo y por carretera. Los vuelos domésticos lideran la ratio de emisiones por persona por kilometro recorrido mientras que los trenes de alta velocidad de Eurostar presentan los niveles más bajos. Además, a escala europea, el 81% de las líneas de tren se alimentan mediante electricidad, que se puede suministrar con energías renovables. Adicionalmente, en Europa la red de ferrocarriles alcanza más de 200.000 kilómetros y permite conectar las principales ciudades del continente. En este sentido, España es el segundo país del mundo, después de China, con la mayor red de líneas de alta velocidad.

El informe presentado por la Comisión Europea en su Plan de Acción de mejora del ferrocarril alerta sobre la pérdida de competitividad y atractivo del tren en Europa. Esto ha conllevado un aumento continuado del transporte aéreo y de carretera, incrementando las emisiones en un 30% respecto a niveles de 1990.

 

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