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Un hombre de extrema derecha hace el saludo fascista durante un acto conmemorativo al fundador de la falange en España, José Antonio Primo de Rivera. (Pablo Blazquez Dominguez/Getty Images)

A pesar de que el terrorismo tiene menos repercusión en general en todo el mundo, sigue siendo un problema grave y de peso en muchos países. Es el sur de Asía la región más golpeada. La fuerza de Daesh sigue en declive, pero se traslada a África subsahariana y aumentara el número de filiales. Una de las tendencias más preocupantes de los últimos cinco años es el aumento del terrorismo político de extrema derecha. Existen indicios de que la opinión pública está empezando a aceptar más la violencia política a medida que la polarización de la sociedad va en aumento.

Esta es la octava edición del Índice de Terrorismo Global (GTI en inglés). El informe ofrece un amplio resumen de las tendencias y los patrones fundamentales del terrorismo en el mundo en los últimos 50 años y hace especial hincapié en las tendencias durante la última década, el periodo correspondiente al ascenso y caída del Estado Islámico de Irak y el Levante (Daesh).

El informe del GTI lo elabora el Instituto para la Economía y la Paz (IEP) con datos de la Base de Datos del Terrorismo Global (GTD) y otras fuentes. Las cifras de la GTD los recoge y ordena el Consorcio Nacional para el Estudio del Terrorismo y las Respuestas contra el Terrorismo (START) de la Universidad de Maryland. La GTD contiene datos sobre más de 170.000 incidentes terroristas en el periodo 1970-2019.

En 2019, las muertes por terrorismo disminuyeron por quinto año consecutivo, después de haber alcanzado su máximo en 2014. El número total de muertes bajó el 15,5%, hasta 13.826. Esta reducción fue acompañada de una del impacto del terrorismo, puesto que 103 países han mejorado su puntuación en la clasificación del GTI, mientras que 35 han registrado un deterioro. La clasificación tiene en cuenta, además de los muertos, los incidentes, los heridos y los daños materiales causados por el terrorismo durante un periodo de cinco años.

La mayor disminución de los efectos del terrorismo se produjo en Afganistán, que registró 1.654 muertes por terrorismo menos en 2019, una reducción del 22,4% desde el año anterior. Pese a ello, sigue siendo el país más golpeado por este fenómeno desde que superó a Irak, en 2018.

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Un vehículo con bandera del Estado islámico en África occidental, ISWAP en Baga, Nigeria. (AUDU MARTE/AFP via Getty Images)

Nigeria tuvo la segunda mayor reducción de las muertes por terrorismo en 2019: bajó de 2.043 a 1.245, una reducción del 39,1%, debido sobre todo a la disminución de los fallecimientos causados por las acciones terroristas de los extremistas fulanis y a pesar del pequeño aumento de las muertes atribuidas a Boko Haram, que es el grupo terrorista más activo en el país desde hace una década. Las defunciones por terrorismo en Nigeria son hoy un 83% menos que en el momento de máxima incidencia, en 2014.

La guerra sigue siendo el principal motor del terrorismo: más del 96% de las muertes por terrorismo en 2019 se produjeron en países en conflicto. Los 10 que más sufren los efectos del terror están viviendo al menos un conflicto armado.

A pesar de que el terrorismo tiene menos repercusión en general en todo el mundo, sigue siendo un problema grave y de peso en muchos países. En 2019, hubo 63 en los que se produjo al menos una muerte por un atentado terrorista y 17 que registraron más de 100 defunciones por esta causa. Sin embargo, Afganistán y Nigeria son los únicos que tuvieron más de 1.000, y en ambos hubo muchas menos muertes en 2019. En 2015, en cambio hubo seis países que sufrieron más de 1.000 fallecimientos por terrorismo.

La fuerza y la influencia de Daesh han seguido en declive y las muertes atribuidas a este grupo en 2019 bajaron a 942, frente a las 1.571 en el año anterior. Esta es la primera vez, desde que entró en acción en 2013, que la organización es responsable de menos de un millar de muertes en un año. El número de atentados cometidos por el Estado Islámico también descendió al nivel más bajo desde su formación, con 339 incidentes en 2019. No obstante, pese a la disminución de su actividad en Oriente Medio y el Norte de África, los grupos afiliados a ISIS permanecen en activo en todo el mundo y han empezado a destacar especialmente en África subsahariana, donde aumentaron las muertes atribuidas a filiales de la organización. Hay 27 países que sufrieron un atentado cometido por Daesh o una de sus filiales.

La expansión de las filiales en África subsahariana ha producido un estallido del terrorismo en muchos países de la región. Siete de los 10 con el mayor aumento de terrorismo están en esa zona: Burkina Faso, Mozambique, República Democrática del Congo (RDC), Malí, Níger, Camerún y Etiopía. Además, se enfrentan a diversas amenazas ecológicas, se encuentran entre los países con mayor crecimiento demográfico y sus sociedades tienen escasa resiliencia.

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Incremento del terrorismo. Ampliar imagen.

El mayor aumento de muertes por terrorismo se produjo en Burkina Faso, donde pasaron de 86 a 593, un incremento del 590%. Este aumento fue obra sobre todo de tres grupos: El Estado Islámico del Gran Sáhara (ISGS), Jamaat Nusrat al Islam wal Muslimin (JNIM) y la rama de Ansar al Islam en Burkina Faso.

Sri Lanka experimentó el segundo mayor aumento en 2019, debido en su totalidad a los atentados del Domingo de Pascua, que fueron los más letales de 2019. Ese día se produjeron en todo el país ocho atentados suicidas coordinados contra iglesias y hoteles que mataron a 266 personas e hirieron a un mínimo de 500. Daesh reivindicó los ataques y los autores proclamaron en Internet su lealtad al antiguo líder de Daesh, Abu Bakr al Baghdadi.

El sur de Asia siguió siendo la región más golpeada por el terrorismo en 2019, a pesar de la mejoría en Afganistán, Pakistán e India. Es el segundo año consecutivo que la región ha sido la que más muertes por terrorismo ha registrado.

El traslado de Daesh a África subsahariana hizo que la región tuviera el segundo mayor número de muertes por terrorismo, incluso a pesar del importante descenso en Nigeria. Se registraron muertes atribuidas a filiales de la organización incluso en Mozambique, y el 41% de todos los atentados relacionados se produjo al sur del Sáhara.

El terrorismo entraña un grave coste económico. En 2019, sus efectos económicos globales ascendieron a 16.400 millones de dólares, un 25% menos que en 2018. Esta cifra es un porcentaje menor de la repercusión total de la violencia en la economía mundial, pero hay que señalar que las cifras relacionadas con él son muy conservadoras porque no tienen en cuenta numerosos elementos como los efectos indirectos en los negocios y las inversiones, los costes de los seguros, las oportunidades perdidas y los costes asociados a los servicios de seguridad dedicados a la lucha antiterrorista.

Una de las tendencias más preocupantes de los últimos cinco años es el aumento del terrorismo político de extrema derecha, si bien el número total de atentados de este tipo es bajo en comparación con otras formas de terrorismo. En Norteamérica, Europa Occidental y Oceanía, los atentados de extrema derecha se han incrementado un 250% desde 2014 y las muertes han aumentado un 709% en el mismo periodo. En 2019, hubo 89 muertes atribuidas a terroristas de extrema derecha, 51 de ellas en los atentados contra las mezquitas de Christchurch, en Nueva Zelanda. En Occidente ha habido más de 35 incidentes terroristas de extrema derecha cada año durante los últimos cinco años.

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Muertes por terrorismo. Ampliar imagen.

El terrorismo de extrema derecha suele ser más letal que el de extrema izquierda, pero no tanto como el terrorismo islamista en Occidente. En los últimos 50 años ha habido 13 atentados terroristas de extrema derecha que han matado a más de 10 personas cada uno, frente a 24 islamistas y tres de otras ideologías. Los atentados terroristas de extrema derecha también tienden a ser obra de personas no adscritas a ningún grupo terrorista específico. Casi el 60% de estos cometidos entre 1970 y 2019 tuvieron autores independientes, en contraste con menos del 10% en el caso de los atentados de extrema izquierda y grupos separatistas.

Existen indicios de que la opinión pública está empezando a aceptar más la violencia política a medida que la polarización de la sociedad va en aumento. En una encuesta llevada a cabo en 2020 en Estados Unidos, donde se han cometido la mayoría de los atentados de extrema derecha, casi el 40% de los entrevistados, tanto demócratas como republicanos, dijeron que la violencia con fines políticos era justificable al menos en parte, a diferencia de los que lo opinaban solo dos años y medio antes, menos del 10%. Además, la inestabilidad social y política ha ido en aumento en Occidente ya antes de las protestas generalizadas de 2020. En 2019, se registraron casi 70 manifestaciones violentas en Occidente, en comparación con 19 en 2011.

El aumento del terrorismo de extrema izquierda se produce en un momento en el que la Paz Positiva se encuentra en declive en muchos países occidentales. Estados Unidos sufrió uno de los mayores deterioros en este sentido, con una pérdida del 6,7% en la última década. Si este deterioro continúa en los próximos años, se estará preparando el terreno para más malestar social, que, a su vez, puede incrementar las posibilidades de violencia y terrorismo.

El informe también examina la aplicación de la teoría de sistemas al terrorismo, principalmente con el uso de técnicas estadísticas y modelos matemáticos para comprender mejor la dinámica del terrorismo y su repercusión en la sociedad. Los grupos terroristas florecen cuando pueden aumentar su influencia. Los factores que más contribuyen a tener influencia son la cobertura de los medios, el reclutamiento de simpatizantes y las finanzas. Para destruir las organizaciones terroristas es necesario abordar todas estas distintas facetas a la vez.

Existen muchos factores socioeconómicos asociados al terrorismo que se encuentran en todos los países. Pero también hay diferencias notables entre los desarrollados y los que están en desarrollo. Entre los factores socioeconómicos asociados al terrorismo se observa:

— En todos los países existe una correlación entre el terrorismo y la existencia de un fuerte sentimiento de agravio colectivo y la debilidad del Estado de derecho.

— En los países de más desarrollo económico, la humillación y la exclusión social tienen un papel importante en el terrorismo.

— En los países de menor desarrollo económico, las fracturas religiosas o étnicas y la corrupción están más vinculadas a fuertes niveles de terrorismo.

A medida que la amenaza del terrorismo cambia sin cesar, los responsables políticos tienen que estar al tanto de las estrategias innovadoras para luchar contra él. El grupo European Leadership Network está desarrollando el concepto de los bonos de impacto social en relación con el terrorismo, con especial énfasis en controlar los materiales peligrosos que podrían emplearse en atentados terroristas, como los residuos médicos radiactivos. Existen ya más de 100 bonos de desarrollo o impacto social en todo el mundo, pero, hasta la fecha, no se han utilizado con fines de seguridad.

 

Traducción de María Luisa González Tapias.