Son las armas más pequeñas. Ex niñas soldado, verdugos y víctimas de la guerra en Uganda.  

 




















 

Margaret fue secuestrada por el LRA cuando estaba en el colegio, junto a otros 20 compañeros. cinco años después perdió un brazo en una emboscada del Ejército ugandés. Hoy, a sus 30 años y ya fuera del LRA, desea permanecer en su casa y que sus tres hijos puedan ir al colegio, como ha escrito en el muro que hay a su espalda.

Desde hace más de 20 años, el Ejército de Resistencia del Señor (Lord’s Resistance Army) lleva a cabo una guerra desigual contra el Ejército de Uganda. Como casi siempre en África, detrás de este conflicto hay razones de identidad, territoriales y económicas, en este caso entre un sur más próspero, formado por antiguos reinos bantúes, y un norte ganadero, agrícola y en parte nómada, una unión derivada de las caprichosas fronteras establecidas tras la descolonización británica. En esta guerra se une, además, la carismática figura de un líder, Joseph Kony, un iluminado cuyo objetivo es derrocar al presidente Yoweri Museveni e instaurar en el norte de Uganda un Estado teocrático cristiano y dictatorial basado en los Diez Mandamientos.

Estas dos décadas de lucha se han traducido en más de 1,5 millones de desplazados, cientos de miles de muertos y el secuestro de una cantidad desconocida de niños y niñas (la horquilla es amplia: entre 25.000 y 66.000). El caso es aún más sangrante cuando se sabe que estos menores secuestrados sirven como infantería barata para engrosar las filas de esta guerrilla y atacar a los que antes eran sus vecinos. Eso, en el caso de los niños. En el de las niñas, además de poder servir como un soldado más, son obligadas a mantener relaciones sexuales con sus superiores, son cedidas como esclavas a la tropa o, en el mejor de los casos, se convierten en sus criadas.

 

DESPUÉS DEL LRA


A pesar de las grandes dificultades y de un futuro incierto, algunos consiguen escapar. Es el caso de Grace Arach, de 26 años, que fue secuestrada cuando solo tenía 13, después de que su padre y su madrastra fueran asesinados por el LRA. Fue en 1996, el mismo año en el que Kony y Museveni llegaron a una especie de tregua derivada del acoso militar que obligó a Kony a replegarse al sur de Sudán: “Después de secuestrarme, me obligaron a recorrer a marchas forzadas el camino hasta la frontera para escondernos en Sudán. Además, el cólera mataba a tantos de los secuestrados que cuando alguien comenzaba a mostrar síntomas era inmediatamente expulsado a la espesura”. En 2001, Grace y dos amigas suyas arriesgaron su suerte y decidieron escapar. Fueron de las pocas en lograrlo, ya que muchos de los que lo intentan son interceptados por guerrilleros ...