Cuando Jon Medved, un inversor de capital riesgo de
Jerusalén, ojea los listados de nuevas empresas que
buscan capital inicial, el número que más importa es el
8200. La Unidad 8200 es el programa supersecreto de
espionaje electrónico de las Fuerzas Armadas israelíes. Y
también el principal motor del éxito de su alta tecnología.
En la década pasada, los veteranos de esta unidad pusieron
en marcha unas cincuenta nuevas empresas tecnológicas
por valor de miles de millones de euros. “Todos los que
son alguien en las altas tecnologías son ex 8200. ¡Me
encantan estos chicos!”, afirma Medved.

redmultimillonarios

Espía tecnológico: Gil Shwed es millonario gracias a la inteligencia israelí.

Una lista parcial de millonarios veteranos de la 8200
incluye a Gil Shwed,
uno de los potentados más jóvenes de Israel. Pasó cuatro años en la
Unidad a finales de los 80, antes
de poner en marcha Check Point Software, que protege al
98% de las empresas de la lista Fortune 500. Shlomo Dovrat,
otro veterano, vendió su empresa de software financiero
a un competidor estadounidense por casi 155 millones de
euros. Otras dos lumbreras de
esa unidad secreta, los hermanos
Yehuda y Zohar Zisapel, son una
auténtica fábrica
de empresas: han vendido 23 compañías de telecomunicaciones,
seis de las cuales entraron en el índice Nasdaq.

¿Qué pasa en la 8200 para que sus miembros estén tan bien
situados? Nadie
lo sabe. Es tan secreta que el Gobierno israelí
se niega a hablar sobre ella. Se sabe que se encarga de las escuchas
secretas y del espionaje avanzado y que hace responsables
de presupuestos multimillonarios a soldados de 21 años, dándoles
amplia libertad para innovar. El ambiente es de mucha
presión: hallar un algoritmo o descifrar un código Linux puede
suponer la diferencia entre que un terrorista suicida atraviese
las defensas israelíes o sea atrapado a tiempo. “Es una cuestión
de actitud: la innovación se espera, y se exige”, afirma Oded
Relamed, un veterano de la 8200 y cofundador de Altair Semiconductor,
dedicada a la tecnología móvil de banda ancha.
Nadie duda de que los miembros de la Unidad están entre los
más brillantes. En Israel, donde el servicio militar es obligatorio,
los jóvenes de 18 años dotados para las tecnologías compiten
por un puesto en la 8200. Con predecesores de tanto éxito,
¿cómo no comprenderles?