La prestigiosa cineasta y artista gráfica iraní explica a FP de qué forma sus historias se han convertido en una ventana que permite asomarse al Irán de la revolución y al actual régimen.

 

Uno de los relatos más apasionantes de la Revolución iraní no es obra de ningún historiador ni fotógrafo. Procede de una serie de novelas gráficas, Persépolis y Persépolis 2, escritas por Marjane Satrapi, una artista residente en Francia y que creció durante aquellos tiempos turbulentos. Su infancia, dibujada en blanco y negro, se ha convertido en una ventana a los cambios que transformaron la sociedad iraní tras la caída del sha en 1979. En 2007 ayudó a convertir el libro en un film de dibujos animados, que fue nominada al Oscar y se proyectó en todo el mundo… salvo en Irán, donde sólo entró en DVD ilegales.

Ahora, Satrapi está preparando otro proyecto, una película con actores de carne y hueso basada en su novela gráfica Poulet aux Prunes (Pollo con ciruelas). En una entrevista con Golnaz Esfandiari (que fue al colegio con la artista), habla de su próximo trabajo, su relación con Irán y el futuro que aguarda a su país.

Foreign Policy: Pronto irá a Berlín a empezar a rodar su nuevo film. ¿Qué le movió a emprender este proyecto y cómo lo concibe?

Marjane Satrapi: Vincent Paronnaud [coguionista de Persépolis] y yo queríamos hacer una película con actores de carne y hueso para, en cierto modo, expresar nuestro amor al cine. Waiting for Azrael –título que llevará esta adaptación– será un canto de amor a todas las tradiciones del cine que siempre nos ha gustado, el de los años treinta, el expresionista y las películas estadounidenses de los 50, sobre todo el cine en Technicolor.

Me encanta el mundo de los sueños y la imaginación, y quiero crear este film a partir de mi imaginación. No puedo volver [a Teherán, porque me detendrían], así que rodar en un estudio me da libertad de hacer las cosas según mi imaginación. La película se desarrolla durante los 50, y vamos a emplear técnicas mecánicas en la medida de lo posible, más que técnicas digitales. Por eso se ha dicho que vamos a rodar a la manera del llamado "viejo cine", pero la forma de narrar, el ritmo, etcétera, será moderna. Empezaremos a filmar dentro de menos de tres semanas y, si todo va bien, esperamos estrenarla el año que viene.

FP: La película estará basada en su novela gráfica Poulet aux Prunes, que habla de su tío abuelo Naser Alí Jan, un conocido músico que murió de pena después de que se rompiera su instrumento musical, el tar (un tipo de laúd). ¿Hasta qué punto será el film fiel al libro? ¿Y cuánto de cierta tiene la historia?

MS: A mí me contaron que el tío de mi madre era un gran artista y que la gente adoraba su música. Cuando tocaba en la calle, la gente se callaba para oírle. Se sentaban a verle y a veces lloraban por cómo tocaba el tar. He visto una foto de él, y era muy guapo. Dijeron que había muerto por causas desconocidas. Y, a partir de ahí, tejí un relato. En mi película hay historias y hechos reales sacados de las vidas de distintas personas a las que he conocido que yo entretejí, pero también hay muchas otras cosas inventadas. Es decir, tiene mucho de verdad, pero también una gran parte basada en mi imaginación.

FP: En la película hay una actriz iraní, Golshifteh Farahani, y los demás son sobre todo franceses. ¿Cómo los escogió?

MS: Vivo en Francia y escribo en francés, vivo entre franceses y es normal que, cuando hago una película, la haga en francés, y que escoja a actores que me gustan. En la película hay intérpretes franceses pero de distintos orígenes: portugueses, italianos y armenios. Me encanta la idea de rodar una película internacional en francés.

FP: Su película de animación Persépolis estuvo prohibida en Irán y el Gobierno protestó contra ella. No parece probable que su nuevo film llegue a estrenarse en su país. ¿Cree que los iraníes podrán verlo de todas formas?

MS: Es evidente que no autorizarán el estreno de la película en el país, como ocurre con tantos otros filmes. Supongo que las autoridades dirán que es porque las mujeres de la película no llevan hiyab y porque se enamoran. Es demasiado occidental, antiislámica y, quizá, revolucionaria.

Pero los iraníes encontrarán la forma de verla, como logran ver todas las demás películas que se prohíben. El DVD de Persépolis en francés salió a la venta el 27 de diciembre de 2007. Dos días más tarde, un amigo me llamó desde Teherán y me dijo: “¡Acabo de ver tu película en DVD con subtítulos en farsi!” Tardaron menos de dos días en llevar el vídeo a Irán, preparar los subtítulos en farsi y venderlo en el mercado.

FP: ¿Cómo vivió usted el año pasado la disputada elección presidencial, las manifestaciones callejeras posteriores y la violencia?

MS: Como millones de iraníes, yo esperaba un cambio positivo. Todas las informaciones e imágenes que nos llegaban de Irán en los días anteriores a las elecciones mostraban a los jóvenes con sus camisas verdes, sus brazaletes y otros símbolos verdes, felices, ocupando las calles. Había esperanza, entusiasmo, excitación, y daba casi la impresión de que los comicios iban a ser libres y limpias. Parecía que iba a suceder algo bueno, pero por desgracia no fue así. Se manipularon los votos y, además, mataron y encarcelaron a mucha gente.

Al principio, me alegré porque creí que iba a haber un cambio, e incluso ahora sigo creyendo que cambió algo. Cuando yo tenía la edad de los jóvenes que salieron a la calle en Irán, no hablábamos de política. No nos atrevíamos a criticar el sistema porque nos parecía demasiado peligroso. Sabíamos que se ejecutaba a los presos políticos y crecimos oyendo hablar de jóvenes a los que encarcelaban y ahorcaban. El mayor cambio que se ha producido en Irán desde el año pasado es que la noción de miedo con la que yo crecí ha desaparecido por completo. [La República islámica] gobierna el país desde hace 30 años porque, aunque hay muchos que no están contentos, hasta ahora no se atrevían a protestar. De pronto, vimos a un número importante de gente en las calles que se manifestaba, cantaba lemas, protestaba, exclamaba “Allahu Akbar” (Alá es grande) de noche en sus azoteas, y se atrevió a hacerlo a pesar de que las autoridades emplearon la fuerza.

Persépolis lo escribí no como acto político, sino porque estaba harta de las tonterías que estaban diciéndose sobre mi país

En Irán se han producido cambios irreversibles, y muchos de ellos son resultado del trabajo de las mujeres. Por ejemplo, me han hablado de un pequeño pueblo llamado Abhar, en el que todas las mujeres iban vestidas de forma muy conservadora. No salían de casa sin el chador. Pero las cosas cambiaron después de que se inaugurase allí una universidad. Fueron unas cuantas jóvenes de Teherán a estudiar allí y, bajo su influencia, las mujeres del pueblo empezaron a transformarse. Lo primero fue su aspecto –comenzaron a salir sólo con pañuelo y [abrigo largo], como hacen las mujeres de las grandes ciudades– y empezaron a ser más conscientes de sus derechos.

Están produciéndose cambios culturales. En la generación de más edad, había una enorme diferencia entre la gente que creció en las grandes ciudades y los que vivían en pueblos. Pero en la actual, esas diferencias han disminuido. Internet ha desempeñado un papel importante porque ahora hasta los campesinos utilizan la Red.

Creo que un día habrá democracia en Irán, una democracia creada por el pueblo iraní y que le pertenezca a él. [Pero] debemos ser realistas. También he visto algunas jugadas políticas fuera del país por parte de gente que quiso explotar la crisis en el interior en su propio beneficio. Me presionaron para que me involucrara, pero la política no me interesa. Si hay algo que pueda hacer, será sólo a través de mi labor artística. A los políticos les atrae demasiado el poder, y aquellos apegados a él son precisamente los que nunca deberían ejercerlo.

Persépolis lo escribí no como acto político, sino porque estaba harta de las tonterías que estaban diciéndose sobre mi país y quería contar mi historia como parte de la verdad.

FP: ¿Qué le parecieron las obras de arte, las canciones, las caricaturas, los dibujos y otros trabajos de artistas inspirados por el Movimiento Verde y los acontecimientos de Irán? ¿Reflejaban la realidad sobre el terreno?

MS: Es difícil crear arte basándose en hechos que están sucediendo todavía. En general, pienso que no debemos dar demasiada importancia al papel del arte y la literatura. Creo que los artistas debemos ser humildes. No podemos hacer grandes transformaciones. El mérito es sobre todo del pueblo, de su lucha.

FP: ¿Qué le sorprendió y le emocionó más de los acontecimientos de 2009?

MS: Durante años nos han contado que los jóvenes iraníes son niños de papá, mariquitas. Al ver a esos "mariquitas" y "niños de mamá" en las calles, cómo les golpeaban, encarcelaban, torturaban y mataban, pensé: "La próxima vez que alguien les llame mariquitas, responderé con un puñetazo".

 

Marjane Satrapi es una galardonada novelista gráfica y cineasta iraní que vive en París.