Manifestación contra el encuentro en Coblenza (Alemania) de los líderes de partidos populistas y de extrema derecha de Europa. Patrik Stollarz/AFP/Getty Images

El historiador británico Niall Ferguson habla sobre los factores que impulsan los populismos, el Brexit y el estado del libre comercio.   

Pregunta: Ahora que afrontamos un aumento del populismo de derechas en muchos países de Occidente, ¿saca usted alguna conclusión como historiador que le permita comparar este momento con cualquier otro periodo desde mediados del siglo XIX?

Respuesta: He dicho en muchas ocasiones que no estamos viviendo una nueva versión de la década de 1930. Durante la Gran Depresión, las circunstancias económicas y políticas eran muy distintas, y los movimientos que florecieron en aquel periodo también tenían grandes diferencias ideológicas. El populismo que vemos hoy no es fascismo. El fascismo consiste en unos hombres con uniformes y botas, violencia política, rearme y guerra. El populismo habla de limitar la globalización con aranceles y controles a la inmigración. El fascismo amenaza las constituciones democráticas. El populismo amenaza los acuerdos internacionales. La época más parecida a esta fueron los dos decenios posteriores a 1873, en los que prosperaron los movimientos antiglobalización a ambos lados del Atlántico.

P: ¿Dónde cree que reside la causa de este nuevo populismo, que hoy procede más de la derecha pero también se da en la izquierda? No hay más que revisar el pasado reciente de América Latina o la campaña electoral de Bernie Sanders el año pasado.

R: Hay quienes dan a esta pregunta una respuesta ingenua: que los motivos son económicos. Los intelectuales y teóricos oyen que la gente se queja del libre comercio o de la inmigración y llegan a la conclusión de que el populismo nace de lo que sus votantes han perdido o creen haber perdido. Pero esa es una perspectiva equivocada. Muchos de los que votaron a favor del Brexit o de Trump no son ningunos perdedores de la globalización. A muchos les ha ido bastante bien en los últimos 10 o 20 años. Pero todos ellos, ganadores y perdedores, compartían el rechazo a las consecuencias culturales y políticas de la globalización. En ese sentido, el populismo es tan hostil al multiculturalismo como a la globalización. Es culturalmente conservador, de ahí que resulte tan atractivo para los votantes mayores.

P: Se habla mucho de la polarización de las sociedades; el resultado del referéndum del Brexit parece confirmarlo, igual que el resultado de las recientes elecciones presidenciales en Austria. Dicen que esta polarización está alimentada también por el progreso tecnológico, en concreto las redes sociales y las llamadas cámaras de eco que contienen. ¿Qué opina un historiador de estas afirmaciones?

R: Soy escéptico. En primer lugar, no creo que estemos viendo una polarización tan extraordinaria desde el punto de vista histórico. De hecho, los sistemas bipartidistas están en declive o han desaparecido por completo. Incluso en Estados Unidos hay una gran parte de los votantes que se identifican a sí mismos de “independientes”. Creo que lo que estamos viendo es ...