
Durante estos cuatro años de Gobierno del Partido Popular, varios han sido los objetivos que el Ejecutivo ha perseguido en materia de política exterior. Sin entrar a debate de si son ambiciosos o no, ¿en qué han suspendido y aprobado?
Objetivo 1. Evitar el rescate
Diciembre de 2011. Cuando Rajoy tomó posesión de su cargo, España temía los fantasmas de un posible rescate financiero. Desde ese instante, Europa se convirtió en escenario prioritario, en el que España tenía que ser el alumno aplicado y atenuar así las turbulencias provenientes de los mercados financieros. La vertiente económica centró casi exclusivamente la agenda internacional española.
Acierto. España se recupera de manera equilibrada. El Gobierno cerrará la legislatura dejando una economía con uno de los mayores crecimientos del PIB de la eurozona (3,1% en 2015, según la Comisión Europea). Por su parte, la tasa de paro ha pasado de un 24,79% en el tercer trimestre de 2012 a un 21,18% para el mismo trimestre en 2015, según el Instituto Nacional de Estadística. España tuvo que aceptar un rescate para el sector bancario de 40.000 millones de euros por parte de la Unión Europea (9 junio de 2012), aunque logró evitar un paquete de ayuda completo que hubiera supuesto más ajustes y recortes, según ha reconocido el Ejecutivo.
Error. El objetivo económico hizo que el Gobierno descuidase su política exterior, relegándola a un segundo plano. Suspenso también en cuanto a la coordinación y a la eficacia de la actuación del Ejecutivo en materia de gestión de crisis. Dos ejemplos: la recapitalización de la banca española en junio de 2012 y el caso Repsol-YPF en Argentina en abril de ese mismo año. En el primer caso, Moncloa se opuso tajantemente a cualquier “rescate” para luego presentar como un logro que solo se tratara de un paquete de ayuda a la banca. En el segundo caso, España no supo cómo gestionar con eficacia la nacionalización por parte de Argentina ni cómo prever los daños económicos y políticos. En ambos ejemplos, España proyectó al mundo una imagen descoordinada, lenta y confusa.
Objetivo 2. Gibraltar y Cataluña, una cuestión “patriótica”
Como es sabido, el asunto de Gibraltar se ha caracterizado por los continuos desencuentros entre las autoridades españolas y británicas sobre la soberanía del Peñón; así como sobre la jurisdicción territorial de las aguas que rodean la Roca. Sin embargo, ha sido durante esta legislatura cuando los enfrentamientos entre ambos países han alcanzado el pico de tensiones (verano de 2013-2014) incluyendo la llamada a consultas de los respectivos embajadores.
Por su parte, el desafío secesionista catalán ha sido la cuestión más sensible para el Ejecutivo español. Tras la ofensiva lanzada el pasado mes de noviembre por la Candidatura d’Unitat Popular (CUP) y Junts pel Sí para iniciar el proceso de ruptura con España, el presidente del Gobierno se vio en la obligación de tomar cartas en el asunto, buscando la unidad de los partidos dentro del país y el respaldo de los líderes internacionales ...
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