
La política de la UE respecto a Bielorrusia no ha tenido ambición. El empeño reciente de Moscú en lograr una integración Rusia-Bielorrusia puede ofrecer nuevas oportunidades de diálogo para la UE, pero es posible que los frutos tarden en ser visibles.
Durante gran parte de los últimos 25 años, Bielorrusia ha sido, para la UE, una aberración entre los Estados europeos, poco más que un apéndice de Rusia, con un lamentable historial de opresión política y violaciones de los derechos humanos. Como consecuencia, el diálogo de la UE con Minsk ha sido limitado. Bielorrusia ha mantenido su estrecha alianza con Rusia, aunque ocasionalmente se dedicaba a coquetear con Occidente cuando el abrazo de Moscú se volvía demasiado fuerte. Sin embargo, es posible que la reciente presión de Rusia para profundizar la integración empuje al presidente bielorruso Alexander Lukashenko a buscar nuevas alianzas para evitar una 'fusión'. ¿Será el momento de que la UE adopte una estrategia más 'geopolítica' respecto al país?
¿Qué novedades hay para la UE en la relación Bielorrusia-Rusia?
Lukashenko es presidente de Bielorrusia desde que se creó el cargo, en 1994, tres años después de que el país se independizara de la Unión Soviética. Su control del poder, cada vez más férreo, ha provocado un pulso prolongado con Occidente. Desde 1997, Bielorrusia ha sufrido varios tipos de sanciones de la UE por las frecuentes violaciones de los derechos humanos, los fraudes electorales y la represión política.
En los últimos años, no obstante, ha habido un deshielo en las relaciones. Bielorrusia demostró a Occidente que podía desempeñar un papel constructivo en la región cuando acogió las negociaciones de paz de la guerra del Donbas, tras la intervención de Rusia en Ucrania, en 2014. Además es el único país del Partenariado Oriental de la UE (Armenia, Azerbaiyán, Bielorrusia, Georgia, Moldavia y Ucrania) que no tiene ningún conflicto territorial. A la UE le beneficia que Bielorrusia sea un vecino estable, aunque no sea democrático.
Cuando Lukashenko puso en libertad a los últimos presos políticos en 2016, la UE levantó las sanciones, salvo un embargo de armas y una serie de medidas concretas dirigidas a cuatro individuos relacionados con las desapariciones sin resolver de dos políticos de la oposición, un empresario y un periodista en los años 1999 y 2000. Desde entonces, la UE y Bielorrusia han firmado acuerdos para facilitar visados y de readmisión y han reanudado el diálogo sobre derechos humanos. La UE también ha incrementado la ayuda económica. Pero, a pesar de estos esfuerzos para normalizar la relación, Bielorrusia sigue estando muy abajo entre las prioridades de política exterior de la Unión. Ahora, la campaña rusa para una mayor integración entre los dos países —a partir del tratado de 1999, que, en teoría, debía crear un 'Estado de la Unión' con los dos— tal vez convenza a la UE de que debe ...
Artículo
para suscriptores
Para disfrutar de todos nuestros contenidos suscríbete hoy:
Plan mensual
3,70€/mes
- Asiste a eventos en exclusiva
- Recibe la Newsletter mensual ‘Cambio de foco’ con contenidos de actualidad
- Participa activamente en la elección de los contenidos de esglobal
- Accede a todos los contenidos semanales
- Accede al archivo de artículos desde 2007
- Descarga todos los artículos en PDF
Plan anual
37€/mes
- Asiste a eventos en exclusiva
- Recibe la Newsletter mensual ‘Cambio de foco’ con contenidos de actualidad
- Participa activamente en la elección de los contenidos de esglobal
- Accede a todos los contenidos semanales
- Accede al archivo de artículos desde 2007
- Descarga todos los artículos en PDF