La ciberguerra está en boca de todo el mundo, para algunos será la causa de devastadores ataques en el futuro, mientras que para otros, supone una amenaza muy matizable.

Fotolia
Fotolia

En octubre de 2012 los principales medios de comunicación internacionales recogían unas palabras del entonces Secretario de Defensa de EE UU, Leon Panetta, donde alertaba de que el país afrontaba la amenaza de un Pearl Harbor cibernético, es decir, que un enemigo lanzará ciberataques contra infraestructuras críticas que causaran importantes pérdidas humanas, paralizara al país y creara sensación de vulnerabilidad y de inseguridad en la Red.

Más allá de las palabras de Panetta (quien no fue el primero en acuñar el término ya que se remonta a los 90), este pasado verano se produjo un ciberataque que supuso el robo de información sobre millones de trabajadores del Gobierno federal estadounidense. Una vez más, las sospechas recayeron sobre hackers chinos; y en los medios de EE UU se inició un debate sobre si se estaba ante el temido ciber Pearl Harbor. Cabeceras como Los Angeles Times o USA Today, se mostraron a favor, considerando que la sustracción de los datos de los trabajadores públicos era un auténtico desastre. Mientras que Washington Post se mostró rotundamente en contra, y lo consideraba algo más propio de una operación de espionaje que de un acto de guerra.

Estas dos posturas reflejan el debate entre especialistas sobre hasta qué punto es posible que una acción desde Internet pueda causar daños realmente graves a infraestructuras sensibles en un país. En realidad, se puede considerar una faceta más de la discusión entre optimistas y pesimistas respecto al rol que tiene Internet en el mundo actual.

Los más alarmistas consideran que es cuestión de tiempo que se pueda desarrollar este tipo de gran ciberataque. Entre los partidarios de estos argumentos está Joseph Nye, politólogo neoliberal estadounidense, que defiende que la creciente dependencia de los países más avanzados en sistemas digitales complejos para sus actividades económicas y militares crea nuevas vulnerabilidades que pueden ser fácilmente explotadas en un escenario de ciberguerra.

Nye también apunta que en la Sociedad de la Información el poder se ha difuminado, y que Internet ofrece un territorio donde la hegemonía de los Estados tradicionales se ve cada vez más contestada por las organizaciones no estatales. En esta línea de pensamiento, se inscriben todas esas advertencias de que las operaciones de ciberguerra son mucho menos costosas que las acciones convencionales, lo que posibilita que estén al alcance de Estados canallas y de grupos armados.

Otra de las voces destacadas que advierten de los peligros de la guerra en Internet es Richard A. Clarke, responsable de contraterrorismo en las Administraciones de Bill Clinton y George W. Bush. En su libro de 2009 Guerra en la Red (escrito conjuntamente con Robert K. Knake, experto en ciberseguridad del Council on Foreign Relations) muestra el hipotético escenario de un ataque desde Internet que dañe infraestructuras claves de EE UU, y que ocasiona explosiones en refinerías ...