
El debate sobre el ejército europeo vuelve a plantearse. ¿Cuáles serían los principales obstáculos a su establecimiento?
El debate sobre la creación de un ejército europeo se remonta siete décadas atrás cuando la Comunidad Europea de Defensa abrió la oportunidad de avanzar hacia la integración militar en el viejo continente. Aquella iniciativa no llegó a entrar en vigor debido a que la Asamblea Nacional francesa no ratificó el tratado de adhesión.
Desde entonces la idea ha resurgido en ciertas ocasiones, casi siempre en circunstancias, como es el caso actual, en las que el vínculo transatlántico ha mostrado fisuras. De esta forma, el Presidente francés, Emmanuel Macron, ha hecho recientemente un llamamiento a crear un “verdadero ejército europeo” capaz de proteger a los ciudadanos de la UE “de China, de Rusia, e incluso de EE UU”.
La Comisión Europea, así como algunos gobiernos europeos, entre los que se encuentra el español, han mostrado su apoyo a la idea de Macron. Por su lado, el Presidente estadounidense, Donald Trump, considera la propuesta como “insultante”, casi al mismo tiempo que su homólogo ruso, Vladímir Putin, señalaba que se trata de un “proceso positivo".
Todas estas posturas encajan perfectamente en el tablero geoestratégico actual.
La estrategia “América Primero” del Presidente estadounidense y su amparo del unilateralismo han deteriorado progresivamente las relaciones entre EE UU y la UE. La retirada de Estados Unidos del acuerdo con Irán y, más recientemente, del Tratado sobre Fuerzas Nucleares de Alcance Intermedio con Rusia, el lanzamiento de medidas proteccionistas comerciales y la falta de sintonía en un buen número de otros asuntos son muestras del deterioro de las relaciones entre ambas orillas del Atlántico.
El presidente Trump no ha ocultado nunca su rechazo al proyecto de integración europeo, mostrándose, por el contrario, un firme defensor del Brexit. Así, las preferencias del actual inquilino de la Casa Blanca están encaminadas a fomentar los nacionalismos de los países europeos, lo que significaría el fraccionamiento de Europa y, a la postre, el fin de la Unión. Un posible ejército europeo es considerado un anatema para la política exterior trumpista. Así las cosas, se comprende que el pasado 2017, el presidente del Consejo Europeo, Donald Tusk, calificase a la administración Trump como una “amenaza para la UE”, al mismo nivel que China, Rusia o el islam radical.
Por su parte, Moscú observa con satisfacción la brecha entre los aliados de la OTAN. Uno de objetivos estratégicos del presidente Putin es fomentar el alejamiento entre Europa y EE UU. Por lo tanto, cualquier iniciativa en ese sentido siempre recibirá el apoyo del Kremlin.
En Europa, los defensores del ejército europeo plantean que, en el panorama estratégico actual, es imprescindible avanzar hacia una verdadera defensa de la Unión que permita impulsar su autonomía estratégica –sea lo que sea que ello signifique–, no perder relevancia en el concierto internacional y proteger debidamente ...
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