Sin salida: la UE cierra sus fronteras a miles de iraquíes. |
En septiembre, Haydee Husian caminó durante 10 días por una zona boscosa minada a lo largo de la frontera entre Turquía y Grecia en un intento desesperado de emigrar a Europa. Ali Mayid, que escapó de Irak después de que los insurgentes saquearan su casa y le dispararan, se aventuró a surcar el mar Egeo en una maltrecha balsa de caucho. Son sólo dos de los casi 40.000 iraquíes que solicitaron asilo en la Unión Europea el año pasado, dos veces más que en 2006 y ocho veces el número recibido por todos los demás países desarrollados juntos. Este flujo ha convertido a la europea en una nueva frontera reacia a los refugiados iraquíes. La UE exige a los solicitantes de asilo que presenten sus peticiones en el primer Estado miembro en el que entren, y para la mayoría de los iraquíes ése es Grecia, el país comunitario que menos refugiados acoge. El año pasado, menos del 1% de los iraquíes que solicitaron asilo en Grecia fueron admitidos. Muchos prueban suerte en otros países europeos, pero, una vez que están registrados ante las autoridades griegas, éstos se niegan a considerar sus peticiones y les envían de vuelta a Grecia. “Es el juego cruel de la suerte”, sostiene Bjarte Vandvik, secretario general del Consejo Europeo para los Refugiados y Exiliados. “Los motivos del caso importan menos que el lugar donde por casualidad se aterrice”.
Este dilema ha fomentado un floreciente tráfico de personas, de manera que los iraquíes contratan intermediarios para llevarles hasta el norte de Europa, un viaje que puede ser peligroso, extenuante y caro. Salamal Saadawi, ex traductor del Ejército estadounidense en Bagdad, cuenta que vendió su coche, susmuebles y las joyas heredadas de su mujer a cambio de 10.000 dólares (unos 7.000 euros) para irse a Suecia. Fue capturado en Grecia, donde pasó tres semanas durmiendo en el suelo de un centro de detención de inmigrantes con otros 350 refugiados. Después de su liberación, huyó a Suecia, pero Estocolmo rechazó su petición y le amenazó con devolverle a Grecia. “Les dije que no iba a volver”, afirma Saadawi. “Me trataron peor que a un criminal”. En vez de volver a Grecia regresó a Bagdad el año pasado.
Es posible que se vislumbre una solución. En julio, la Unión Europea aprobó unas reglas comunes para el tratamiento de las solicitudes de asilo para 2009. Kris Pollet, de la oficina de Amnistía Internacional ante la UE, sostiene que se trata de “una medida en la dirección correcta”. Y eso es todo lo que están esperando Saadawi y otros muchos miles de personas como él.