Jangan Main-Main
(dengan Kelaminmu)
(No juegues [con mis genitales])

Djenar Maesa Ayu
122 págs., Gramedia Pustaka Utama, Yakarta, 2004
(en bahasa indonesio)

Ms. B: Panggil Aku B
(Ms. B: Llámame B)

Fira Basuki
138 págs., Grasindo, Yakarta, 2004 (en bahasa indonesio)


En las elecciones legislativas celebradas en Indonesia el pasado abril, los
miembros de un pequeño partido islámico llamado PBR incluyeron
en sus filas a Ayu Azhari, una actriz más conocida por ser una de las
mujeres más eróticas del país que por pertenecer a cualquier
plataforma política. El hecho de que Ayu se presentara a las elecciones
no sorprendió mucho en el país musulmán más poblado
del mundo, donde se vende cerveza en los supermercados, las minifaldas adornan
los escaparates de los centros comerciales y se dan consejos sexuales por televisión.

Indonesia también tiene el sastra wangi (literatura fragante),
un término amplio para referirse al trabajo de un grupo de nuevas escritoras
jóvenes cuya aparición en la escena literaria ha coincidido con
los seis años de experimento con la democracia en el país. Durante
décadas bajo el dominio del general Suharto, la censura vigilaba atentamente
lo que el país leía, escuchaba y veía. Pero desde la caída
del dictador en 1998, el mismo clima del "todo vale" que puso una
nota tan picante en las últimas elecciones legislativas indonesias ha
dado también un nuevo impulso a la vida cultural del país. Sin
ir más lejos, el año pasado, los mulás (doctores
de la fe islámica) conservadores de Indonesia se echaron las manos a
la cabeza ante los insinuantes contoneos y movimientos de cadera sobre el escenario
de Inul Daratista, una estrella dangdut, es decir, de la música
pop local, y por una película indonesia en la que, por primera vez en
aquel país, aparecen dos hombres besándose.

Sastra wangi es también un término irónico para
hacer referencia a las propias escritoras, treintañeras con bolsos y
peinados copiados de Vogue o Cosmopolitan. Dos ejemplos recientes
de este género son No juegues (con mis genitales), una recopilación
de relatos breves escrita por Djenar Maesa Ayu, y Ms. B: Llámame
B, una novela corta de Fira Basuki, ambas publicadas por filiales de Gramedia,
la editorial más grande de Indonesia. Djenar, ex modelo de bañadores,
trabajó durante poco tiempo como copresentadora de un programa del corazón
en la televisión indonesia. No juegues (con mis genitales) es
su segunda recopilación de relatos. Fira, que estudió Periodismo
y Relaciones Públicas en Kansas, reparte su tiempo entre sus novelas
y su trabajo como editora en la revista femenina Spice (Picante) en
Yakarta.

En su obra, Djenar fuerza las cosas hasta los límites de lo aceptable,
incluso en la era posterior a Suharto. En Mi padre mamó de mí,
el relato más polémico del libro, una joven llamada Nayla recuerda
cómo se enfrentó a la imagen de sí misma y a la sexualidad
cuando era niña: "Me dejaba el pelo corto. Tenía la piel
morena. No tenía un rostro bello. Mi cuerpo era enjuto, delgado y nada
atractivo. No tenía apenas pecho. Pero ¿a quién le importa
el pecho? A mí no me importaba. Los pechos no sirven para alimentar,
sino para que los hombres disfruten de ellos, eso es lo que mi padre siempre
me decía. Yo no quiero que los hombres disfruten de mí".
En el clímax de la historia, Nayla asesina a un hombre que la había
violado.

Los relatos de Djenar dejan al descubierto el incesto, la infidelidad y la
prostitución que se ocultan tras los rascacielos de Yakarta. Se trata
de un mundo sin sentimientos donde el dinero se impone a los lazos culturales
que unen aún a gran parte de la sociedad. El tema central del relato
que da título a la recopilación de Djenar es una aventura extraconyugal
en la que un marido infiel se refiere a su esposa como "trozo de carne",
y afirma que "hará falta mucha acupuntura para que su mujer adelgace
y consiga tener una piel tersa".

Gráfico

El libro de Fira, Ms. B: Llámame B, es más trivial:
presenta a Beauty Ayu Pangestu, la Srta. B, una periodista de la edición
indonesia de una revista ficticia de moda estadounidense llamada Bold (Atrevida).
Es licenciada por la Columbia School of Journalist (Facultad de Periodista de
Columbia) (sic) de Nueva York. Aunque se trata de un personaje de ficción,
pueden encontrarse numerosos paralelismos entre la vida de la Srta. B y la de
la autora, pues ésta también estudió Periodismo en Estados
Unidos y es redactora en Spice.

A la Srta. B le vuelven loca los bolsos de Kenneth Cole, las lentillas azules
y los tangas de Victoria’s Secret. La mayoría de las indonesias
viven con sus padres hasta el matrimonio, pero la Srta. B no; ella comparte
piso en el elegante sur de Yakarta con un homosexual, una mujer promiscua y
un gato persa. Cuando la Srta. B no está pontificando sobre el crimen
imperdonable de que a una mujer se le marquen las braguitas, está planteándose
rinoplastias e inyecciones de Botox.
El libro tiene el estilo de un culebrón: la Srta. B empieza a trabajar
en la revista, se va de casa de sus padres y sale con un atractivo productor
de televisión. Después, sufre un leve accidente de coche. Otro
joven pretendiente le lleva fruta, bombones y un osito de peluche al hospital.
Mediante una estrategia de marketing, la Srta. B promete decidirse
por uno de los dos en una próxima novela.

Los libros de Djenar y Fira se dirigen a una pequeña minoría
de indonesios: adultos jóvenes a los que les sobra el dinero. Sus lectores
nacieron a lo largo de tres décadas de extraordinario crecimiento económico
en Indonesia, cuando el índice de analfabetismo descendió del
60% a mediados de los 60 al 22% en 1999. Pese a la crisis económica de
1997 y 1998, Indonesia sigue contando hoy con una importante clase media. Los
lectores de Djenar y Fira poseen un conocimiento muy somero de las ideas y los
productos occidentales y ansían conocerlos mejor. Fira, con buen sentido
práctico, explica a sus lectores lo que son el tanga y el Botox. Incluso
Djenar adereza sus historias con jacuzzis y muñecas Barbie,
aunque, en cierto modo, le preocupen más los sentimientos de sus personajes
que su ropa interior.

Los indonesios no se encuentran entre los lectores más ávidos,
pero los dos libros se están vendiendo muy bien para los índices
de venta locales. No juegues (con mis genitales) vendió 10.000
copias hasta principios de abril y Ms. B: Llámame B, cerca de
15.000 ejemplares entre febrero y abril. Las dos obras tuvieron un lanzamiento
de lo más ostentoso. El de Djenar se celebró en la discoteca de
un hotel de cinco estrellas de Yakarta; la autora posó en falda negra
de cuero y botas hasta las rodillas. El lanzamiento de Fira contó con
un recital de piano y la lectura de su libro por una estrella de la televisión.

El sastra wangi es extraordinario por la reacción que no ha
provocado. Los indonesios no están reclamando que se quemen los libros
ni los líderes religiosos han lanzado ninguna fetua (decreto religioso
de obligado cumplimiento para los musulmanes) contra las autoras. Al contrario,
la historia de Djenar recibió un premio de la revista femenina indonesia
Jurnal Perempuan. Resulta difícil imaginarse a los escritores
de Irán o Pakistán (o a sus vecinos de Malaisia) escribiendo libremente
sobre el sexo oral, la homosexualidad o el consumismo sin reparos, al estilo
occidental. En ese sentido, los libros de Djenar y Fira reflejan la posición
única de Indonesia en el mundo islámico.

Sin embargo, estos libros constituyen sólo una de las caras de la moneda.
A pesar de que la democracia y el aperturismo permiten que emerja el sastra
wangi
, una rama más conservadora del islam, más cercana a
sus raíces de Oriente Medio y menos imbuida del pasado animista, hinduista
y budista de Indonesia, gana terreno con rapidez. Cada día más
mujeres llevan el velo, oran cinco veces al día y acuden en peregrinación
a La Meca. Cuando Inul Daratista mueve insinuante las caderas delante de sus
fans, los clérigos conservadores del Consejo de Ulemas indonesio
también están mirando. El mismo aperturismo que hace posible la
aparición de escritoras como Djenar o Fira, también espolea de
forma creciente a sectores más conservadores del islam. La paradoja de
Indonesia es que la otra cara de la moneda de la nueva tolerancia es el aumento
de la intolerancia.

CRÍTICAS DE LOS LIBROS MÁS DESTACADOS PUBLICADOS EN EL MUNDO.

Escritoras picantes indonesias. Sadanand Dhume


Jangan Main-Main
(dengan Kelaminmu)
(No juegues [con mis genitales])
Djenar Maesa Ayu
122 págs., Gramedia Pustaka Utama, Yakarta, 2004
(en bahasa indonesio)

Ms. B: Panggil Aku B
(Ms. B: Llámame B)
Fira Basuki
138 págs., Grasindo, Yakarta, 2004 (en bahasa indonesio)


En las elecciones legislativas celebradas en Indonesia el pasado abril, los
miembros de un pequeño partido islámico llamado PBR incluyeron
en sus filas a Ayu Azhari, una actriz más conocida por ser una de las
mujeres más eróticas del país que por pertenecer a cualquier
plataforma política. El hecho de que Ayu se presentara a las elecciones
no sorprendió mucho en el país musulmán más poblado
del mundo, donde se vende cerveza en los supermercados, las minifaldas adornan
los escaparates de los centros comerciales y se dan consejos sexuales por televisión.

Indonesia también tiene el sastra wangi (literatura fragante),
un término amplio para referirse al trabajo de un grupo de nuevas escritoras
jóvenes cuya aparición en la escena literaria ha coincidido con
los seis años de experimento con la democracia en el país. Durante
décadas bajo el dominio del general Suharto, la censura vigilaba atentamente
lo que el país leía, escuchaba y veía. Pero desde la caída
del dictador en 1998, el mismo clima del "todo vale" que puso una
nota tan picante en las últimas elecciones legislativas indonesias ha
dado también un nuevo impulso a la vida cultural del país. Sin
ir más lejos, el año pasado, los mulás (doctores
de la fe islámica) conservadores de Indonesia se echaron las manos a
la cabeza ante los insinuantes contoneos y movimientos de cadera sobre el escenario
de Inul Daratista, una estrella dangdut, es decir, de la música
pop local, y por una película indonesia en la que, por primera vez en
aquel país, aparecen dos hombres besándose.

Sastra wangi es también un término irónico para
hacer referencia a las propias escritoras, treintañeras con bolsos y
peinados copiados de Vogue o Cosmopolitan. Dos ejemplos recientes
de este género son No juegues (con mis genitales), una recopilación
de relatos breves escrita por Djenar Maesa Ayu, y Ms. B: Llámame
B, una novela corta de Fira Basuki, ambas publicadas por filiales de Gramedia,
la editorial más grande de Indonesia. Djenar, ex modelo de bañadores,
trabajó durante poco tiempo como copresentadora de un programa del corazón
en la televisión indonesia. No juegues (con mis genitales) es
su segunda recopilación de relatos. Fira, que estudió Periodismo
y Relaciones Públicas en Kansas, reparte su tiempo entre sus novelas
y su trabajo como editora en la revista femenina Spice (Picante) en
Yakarta.

En su obra, Djenar fuerza las cosas hasta los límites de lo aceptable,
incluso en la era posterior a Suharto. En Mi padre mamó de mí,
el relato más polémico del libro, una joven llamada Nayla recuerda
cómo se enfrentó a la imagen de sí misma y a la sexualidad
cuando era niña: "Me dejaba el pelo corto. Tenía la piel
morena. No tenía un rostro bello. Mi cuerpo era enjuto, delgado y nada
atractivo. No tenía apenas pecho. Pero ¿a quién le importa
el pecho? A mí no me importaba. Los pechos no sirven para alimentar,
sino para que los hombres disfruten de ellos, eso es lo que mi padre siempre
me decía. Yo no quiero que los hombres disfruten de mí".
En el clímax de la historia, Nayla asesina a un hombre que la había
violado.

Los relatos de Djenar dejan al descubierto el incesto, la infidelidad y la
prostitución que se ocultan tras los rascacielos de Yakarta. Se trata
de un mundo sin sentimientos donde el dinero se impone a los lazos culturales
que unen aún a gran parte de la sociedad. El tema central del relato
que da título a la recopilación de Djenar es una aventura extraconyugal
en la que un marido infiel se refiere a su esposa como "trozo de carne",
y afirma que "hará falta mucha acupuntura para que su mujer adelgace
y consiga tener una piel tersa".

Gráfico

El libro de Fira, Ms. B: Llámame B, es más trivial:
presenta a Beauty Ayu Pangestu, la Srta. B, una periodista de la edición
indonesia de una revista ficticia de moda estadounidense llamada Bold (Atrevida).
Es licenciada por la Columbia School of Journalist (Facultad de Periodista de
Columbia) (sic) de Nueva York. Aunque se trata de un personaje de ficción,
pueden encontrarse numerosos paralelismos entre la vida de la Srta. B y la de
la autora, pues ésta también estudió Periodismo en Estados
Unidos y es redactora en Spice.

A la Srta. B le vuelven loca los bolsos de Kenneth Cole, las lentillas azules
y los tangas de Victoria’s Secret. La mayoría de las indonesias
viven con sus padres hasta el matrimonio, pero la Srta. B no; ella comparte
piso en el elegante sur de Yakarta con un homosexual, una mujer promiscua y
un gato persa. Cuando la Srta. B no está pontificando sobre el crimen
imperdonable de que a una mujer se le marquen las braguitas, está planteándose
rinoplastias e inyecciones de Botox.
El libro tiene el estilo de un culebrón: la Srta. B empieza a trabajar
en la revista, se va de casa de sus padres y sale con un atractivo productor
de televisión. Después, sufre un leve accidente de coche. Otro
joven pretendiente le lleva fruta, bombones y un osito de peluche al hospital.
Mediante una estrategia de marketing, la Srta. B promete decidirse
por uno de los dos en una próxima novela.

Los libros de Djenar y Fira se dirigen a una pequeña minoría
de indonesios: adultos jóvenes a los que les sobra el dinero. Sus lectores
nacieron a lo largo de tres décadas de extraordinario crecimiento económico
en Indonesia, cuando el índice de analfabetismo descendió del
60% a mediados de los 60 al 22% en 1999. Pese a la crisis económica de
1997 y 1998, Indonesia sigue contando hoy con una importante clase media. Los
lectores de Djenar y Fira poseen un conocimiento muy somero de las ideas y los
productos occidentales y ansían conocerlos mejor. Fira, con buen sentido
práctico, explica a sus lectores lo que son el tanga y el Botox. Incluso
Djenar adereza sus historias con jacuzzis y muñecas Barbie,
aunque, en cierto modo, le preocupen más los sentimientos de sus personajes
que su ropa interior.

Los indonesios no se encuentran entre los lectores más ávidos,
pero los dos libros se están vendiendo muy bien para los índices
de venta locales. No juegues (con mis genitales) vendió 10.000
copias hasta principios de abril y Ms. B: Llámame B, cerca de
15.000 ejemplares entre febrero y abril. Las dos obras tuvieron un lanzamiento
de lo más ostentoso. El de Djenar se celebró en la discoteca de
un hotel de cinco estrellas de Yakarta; la autora posó en falda negra
de cuero y botas hasta las rodillas. El lanzamiento de Fira contó con
un recital de piano y la lectura de su libro por una estrella de la televisión.

El sastra wangi es extraordinario por la reacción que no ha
provocado. Los indonesios no están reclamando que se quemen los libros
ni los líderes religiosos han lanzado ninguna fetua (decreto religioso
de obligado cumplimiento para los musulmanes) contra las autoras. Al contrario,
la historia de Djenar recibió un premio de la revista femenina indonesia
Jurnal Perempuan. Resulta difícil imaginarse a los escritores
de Irán o Pakistán (o a sus vecinos de Malaisia) escribiendo libremente
sobre el sexo oral, la homosexualidad o el consumismo sin reparos, al estilo
occidental. En ese sentido, los libros de Djenar y Fira reflejan la posición
única de Indonesia en el mundo islámico.

Sin embargo, estos libros constituyen sólo una de las caras de la moneda.
A pesar de que la democracia y el aperturismo permiten que emerja el sastra
wangi
, una rama más conservadora del islam, más cercana a
sus raíces de Oriente Medio y menos imbuida del pasado animista, hinduista
y budista de Indonesia, gana terreno con rapidez. Cada día más
mujeres llevan el velo, oran cinco veces al día y acuden en peregrinación
a La Meca. Cuando Inul Daratista mueve insinuante las caderas delante de sus
fans, los clérigos conservadores del Consejo de Ulemas indonesio
también están mirando. El mismo aperturismo que hace posible la
aparición de escritoras como Djenar o Fira, también espolea de
forma creciente a sectores más conservadores del islam. La paradoja de
Indonesia es que la otra cara de la moneda de la nueva tolerancia es el aumento
de la intolerancia.

Sadanand Dhume es escritor y vive
en Yakarta. Fue corresponsal de Far Eastern Economic Review (Hong Kong).