Después de la caída de la Unión Soviética, en 1991, el mundo asistió al descubrimiento de un territorio que hasta la fecha había permanecido en la oscuridad que generaba la sombra del Kremlin. Muchos Estados como Reino Unido, Francia o Estados Unidos vieron entonces una oportunidad para extender su influencia en una zona rica en recursos naturales y con una población altamente formada. Nacían los Nuevos Estados Independientes, un grupo de países desnortados que buscaban una referencia que por falta de capacidad ya no era Moscú. Si bien es cierto que Occidente se lanzó a una carrera desesperada por lograr mercados e influencia, España no supo ver esta oportunidad y lamentablemente llegó tarde a la segunda “mano” del “Gran Juego de Asia Central”. Lo que para algunos era solo un grupo de estados que acababan en “tán” para otros supuso oportunidades políticas, económicas y sociales.

 

Características del Espacio Postsoviético

España y el Espacio Post Soviético.El Espacio Postsoviético, lo que Rusia denomina Extranjero Próximo, es un extenso territorio que comprende más de 20 millones de km2 que están habitados por más de 200 millones de personas que producen 1.500.000 millones de dólares de PIB. Su pluralidad social es abrumadora, ya que en este territorio extenso y deshabitado territorio encontramos eslavos, turcomanos, persas, georgianos, azeríes, rusos, armenios etc… La religión mayoritaria es el Islam, aunque el cristianismo, especialmente el ortodoxo, sigue ocupando un importante lugar. Junto a estos dos grandes grupos encontramos minorías religiosas como los cristianos-armenios, los judíos o incluso los ancestrales zoroastristas que rinde culto al fuego que sale de la tierra como consecuencia de la riqueza en hidrocarburos del suelo. En buena medida esta diversidad y, sobre todo, esta multiculturalidad se explica debido a que el Extranjero Próximo no es más que la consecuencia de la descomposición del Imperio Zarista y posteriormente del Soviético en una serie de Estados.

Sin embargo, desde el año 1991 esta región se ha convertido en una de las zonas que ha experimentado los índices de crecimiento económico más elevados del mundo. Por ello, algunos estados como Azerbaiyán, Kazakstán o Uzbekistán han sido testigos de la firma de contratos millonarios con compañías occidentales para la extracción de unos recursos energéticos que ellos no podían utilizar por la falta de tecnología. Además de esta riqueza en hidrocarburos la región posee oro, uranio o grandes plantaciones de algodón que se extienden por los valles de Sir Darya y del Amu Darya en Asia Central.

A pesar de estas grandes oportunidades, la región no está exenta de obstáculos y dificultades que han perjudicado la captación de inversión extranjera.

  • En primer lugar, estaría la cuestión de la seguridad de estos territorios que comprenden Asia Central y el Cáucaso. Si bien es cierto que en algunos casos como Uzbekistán, Kazakstán o Azerbaiyán son estados muy seguros, no es menos cierto que en la zona perviven importantes conflictos congelados que restan atractivo a las empresas extranjeras a la hora de invertir. Por ejemplo, podemos citar los conflictos internos de Georgia, Nagorno Karabakh o la guerra civil que asoló Tayikistán durante los años 90.
    En los últimos años a estos conflictos congelados hay que añadir la inestabilidad provocada por la existencia de amenazas no tradicionales tales como el terrorismo internacional, el crimen transnacional o la proliferación de armas de destrucción masiva
  • En segundo lugar hay que mencionar la falta de democracia y las violaciones de los derechos humanos que se dan en la mayor parte de los Estados de la región. Si bien es cierto que en los últimos años los Nuevos Estados Independientes han dado importantes pasos hacia la democratización, la región sigue siendo una de las zonas menos democráticas de mundo. La perpetuación de algunos gobernantes de la época soviética -como Nazarbaiyev o de Karimov (hasta su muerte)- son solo algunos de los ejemplos que muestran la falta de democracia y las violaciones de derechos humanos en la zona.
  • En tercer y último lugar hay que decir que en muchos casos las economías de los Nuevos Estados Independientes están poco liberalizadas, y sobre todo, controladas por clases oligárquicas, lo que provoca una ausencia de seguridad jurídica. Sin embargo, el hecho de que poco a poco estas economías se estén abriendo a los inversores internacionales y que por tanto las oligarquías pierdan poder hacen de esta región una zona más atractiva para invertir.

 

La posición de España hacia la región

Con independencia del color del gobierno, España ha vivido casi de espaldas hacia la región. El primer problema que debemos admitir es el escaso despliegue diplomático de nuestro país, ya que España solo tiene tres embajadores residentes en la zona (Rusia, Ucrania y Kazakstán). Esta circunstancia provoca que los españoles que hemos viajado a la región, a menudo, nos encontremos desasistidos ante problemas cotidianos. Sí que es cierto que España ha hecho uso de la acreditación múltiple y de la figura del embajador en Misión Especial, pero estos dos hechos no hacen más que reforzar la idea de desinterés por parte de nuestros gobiernos. En esta misma línea, las visitas de ministros de Asuntos Exteriores o presidentes del Gobierno ha sido muy escasas, siendo Miguel Ángel Moratinos el primer ministro de Asuntos Exteriores que visitó la región.

Por su parte, hay que decir que son muchas las delegaciones diplomáticas de los Nuevos Estados Independientes que están acreditadas en Madrid, destacando entre otras las de Uzbekistán, Kazakstán, Azerbaiyán, Armenia o Georgia por citar solo algunas de ellas. Por lo tanto, si bien es cierto que la Convención de Viena de 1961 no exige reciprocidad, la práctica diplomática habitual es la de responder de la misma forma ante el establecimiento de una misión en tu territorio.

Sin embargo, aunque nuestras empresas no tienen una presencia masiva en la zona, no es menos cierto que cada vez son más las empresas españolas que se aventuran a invertir en la región. Podemos destacar entre otros a Talgo, a la ONCE o al sector textil como ejemplos de empresas españolas que se han adentrado, con más o menos éxito, en el mundo postsoviético. Para apoyar a este incipiente y pujante interés empresarial quizás sería interesante que además del mencionado interés diplomático se desarrollarán iniciativas comerciales tales como Cámaras de Comercio en estos estados para facilitar la labor de los empresarios que invierte en la región.

Por último hay que decir que el ámbito académico sí hay unas relaciones destacables y cada vez más estrechas. Así vemos cómo muchos académicos españoles (Nicolás de Pedro, Antonio Alonso, Gracia Abad, Javier Morales, Carmen Claudín, etc…) trabajan con asiduidad asuntos relacionados con esta región y que por tanto han visitado la misma para acercar la realidad de España a esta zona.

Por ello, teniendo en cuenta la necesidad de revisar la política exterior de España quizás haya llegado el momento de que empecemos a jugar la tercera mano del “Gran Juego”.

 

Alberto Priego, profesor de Relaciones Internacionales de Comillas ICAI-ICADE

Con el apoyo de la Universidad Pontificia Comillas ICAI-ICADE