Es uno de los nuevos rostros de la Europa consagrada en el Tratado de Lisboa. Maros Sefcovic, vicepresidente de la Comisión Europea y responsable de la cartera de Relaciones Institucionales y Administración, se enfrenta a una tarea titánica en estos primeros meses de andadura del Tratado.

 

FP en español. ¿Cuál es el balance de la Presidencia española de la UE?

Maros Sefcovic. En mi opinión, muy positivo porque ha tenido que lidiar con el que, probablemente, ha sido el periodo más cambiante para Europa de los últimos años. Además del complejo proceso de ratificación del Tratado de Lisboa, se ha enfrentado a tres enormes crisis: la económica, para la que, una vez declarada, había que plantear una estrategia de salida; la de la deuda soberana, y asuntos inesperados como la nube de ceniza del volcán Eyjafjallajoekull. Pese a todo, tengo que decir que Madrid ha sido capaz de dejar su impronta en este nuevo marco legal creado por el Tratado de Lisboa, ha logrado dar una respuesta a estas emergencias y que, al mismo tiempo, ha sido capaz de tener un sólido record entre lo que se había planeado y lo que se ha cumplido al final. España puede estar muy orgullosa.

FP. Sin embargo, muchos dicen que España ha tenido mala suerte. Cumbres canceladas, la ausencia del presidente Obama…

M. S. No debe hacerse un récord de las presidencias en función del número de cumbres. Muchas veces no depende de la presidencia de turno, sino de la situación global que, desde luego, está fuera de control de la presidencia. Lo importante es los objetivos cumplidos una vez terminado el periodo y si nos fijamos en las propuestas en asuntos como el medio ambiente, en la regulación financiera… En esos campos, yo diría que ha habido resultados impensables para resolver el problema fiscal y en la manera en la que podemos mejorar la economía en Europa.

FP. ¿Cómo está siendo el primer año de vida del Tratado de Lisboa?

M. S. Estamos trabajando duro. Será un cumpleaños feliz. Estamos poniéndolo en práctica con las nuevas instituciones, el Nuevo Consejo Europeo con la presidencia permanente, el Parlamento Europeo con poderes renovados, que podrá colegislar a principios de diciembre, los Parlamentos nacionales, que están trabajando con nosotros más fuertemente que nunca, en el proceso legislativo a través de los mecanismos de subsidiariedad. Estamos trabajando para implementar los mecanismos previstos en Lisboa, entre ellos, el borrador para poner en marcha la ciudadanía europea… Este primer año será muy importante para cambiar la forma en la que se adoptan las decisiones en Bruselas y la forma de hacer política en Europa.

FP. ¿La ciudadanía europea servirá para acercar Europa a los europeos?

M. S. El objetivo es que esta iniciativa debía ser simple, fácil, amigable y europea. El mecanismo es muy simple: si se quiere lanzar una iniciativa, sólo hay que rellenar un formulario, decir quién es, de dónde, cuáles son los objetivos y la financiación y dirigirse a la Comisión. A partir de ahí uno puede lanzar su propuesta y recoger las firmas. Desde luego, sabemos que reunir esas firmas no es sencillo y, por tanto, se incluye la posibilidad de recogerlas on line, ya que sabemos que las nuevas generaciones se movilizan más fácilmente a través de Internet, de las redes sociales como Facebook y Twitter y puede ser rápido. Espero que haya muchas iniciativas de ese tipo y que los ciudadanos presenten una nueva agenda para Europa, para una movilización política y también para presionar a quienes toman las decisiones en sus respectivos países y en Bruselas con el fin de que tengan en cuenta sus opiniones y que las decisiones que se tomen estén más cerca de su corazón. No sabemos aún cuál será la escala, cuáles serán las ramificaciones.

FP. ¿La crisis económica griega se ha convertido también en una crisis política europea?

M. S. Ha demostrado que necesitamos empujar la integración europea. Hay que reforzar la cooperación económica, no podemos seguir viviendo como si no hubiera pasado nada porque la crisis económica y financiera ha demostrado, de una forma muy plástica, las deficiencias de la economía europea, pero también los fallos en la toma de decisiones. Precisamos de nuevos instrumentos para regular los mercados financieros, nuevos mecanismos para cooperar mejor entre nosotros y demostrar que necesitamos respetar los acuerdos alcanzados. Hace años, la Comisión recordaba la necesidad de un euro más fuerte, el pacto de Estabilidad y Crecimiento era mucho más duro de lo que fue después y en el décimo aniversario de la introducción del euro, la Comisión aseguraba que la moneda única era un gran éxito, pero que mantenerlo era una aventura larga y sostenida. Estamos en una situación económica muy difícil que deberíamos utilizar como catalizador para el futuro. Necesitamos corregir todas las decisiones acumuladas en etapas anteriores porque, sólo a través de este esfuerzo colectivo de los Estados miembros se mejorará la situación económica y Europa estará donde debe estar, en la cima de la competencia económica global.

FP. ¿Afectará la crisis a la ampliación?

M. S. Muchos países siguen presentando solicitudes de adhesión. Lo que está claro es que el proceso europeo sigue siendo muy atractivo y creo que la ampliación debería seguir siendo el centro de la política europea. Desde mi experiencia personal, puedo decirle cómo ha influido la perspectiva de pertenecer a Europa en mi país, Eslovaquia. Gracias al proceso de adhesión, se modernizó totalmente y cambió de arriba abajo. Ahora, debemos dejar claro que si uno quiere pertenecer al club, debe cumplir todos los criterios. Está bien tener todas las ventajas, pero también todas las responsabilidades, la solidaridad que se exige. Es complicado predecir lo que ocurrirá en 10 o en 20 años, pero me parece muy difícil que Europa le niegue a un país la entrada si cumple con todos los criterios y está bien preparado.

FP. ¿Cuál es el futuro de Europa?

M. S. Será más fuerte después de la crisis. Están siendo tiempos difíciles y todos estamos de acuerdo en que hay que hacerlo mejor en el futuro. Esta crisis ha sido un revulsivo para cosas muy positivas en los próximos años, debemos mejorar la gobernanza económica, tenemos que subsanar las deficiencias estructurales de nuestra economía, tenemos que acabar con ese juego de la culpa que consiste en que cuando las cosas van bien es responsabilidad del gobierno nacional de turno y cuando van mal es asunto de los chicos malos de Bruselas. Debemos trabajar de forma colectiva en la asunción de las decisiones correctas.

FP. Con la puesta en marcha del Servicio Exterior, ¿jugará Europa el papel que le corresponde en la escena mundial?

M. S. Ese es uno de los mayores objetivos del Tratado de Lisboa, era el objetivo de la creación del Servicio Exterior Europeo y el nombramiento de Catherine Ahston. Porque incluso los países más grandes, eran conscientes de la necesidad de hablar con una voz unificada. Necesitamos trabajar y unificar posiciones de una forma más rápida, explicar nuestras propuestas no sólo en Bruselas, sino a terceros países y en los foros internacionales.