El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, saluda al presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, durante la ‘Cumbre de Líderes de América del Norte 2023’, en la Ciudad de México, México. (Hector Vivas/Getty Images)

¿Está en declive el poder blando de EE UU en Latinoamérica y el Caribe? ¿A dónde debería encaminarse? 

El poder blando es una herramienta importante de las relaciones internacionales modernas, que permite que unos países atraigan e influyan en otros sin recurrir a la coerción. En Latinoamérica y el Caribe, Estados Unidos ha utilizado enormemente su poder económico y militar para seguir influyendo. Sin embargo, en los últimos años, la región ha experimentado grandes transformaciones políticas y sociales y la dinámica de poder tradicional ha cambiado. Por eso, ahora, EE UU debe centrarse en reforzar su capacidad de ejercer el poder blando en la zona y, para ello, debe intensificar la cooperación. La Estrategia de Seguridad Nacional de la Casa Blanca para 2022 trata de encontrar el equilibrio entre la necesidad de una mayor cooperación y los problemas visibles que han aparecido en el hemisferio durante las dos últimas décadas. La situación actual del poder blando estadounidense en Latinoamérica y el Caribe pone de manifiesto la necesidad de invertir más en iniciativas específicas para reforzar la cooperación y mejorar las relaciones diplomáticas.

El poder blando, un término acuñado por Joseph Nye en los 80, es la capacidad de influir en los demás mediante la atracción en vez de la coerción o los pagos. Es un elemento crucial de la política exterior moderna y desempeña un papel fundamental en las relaciones entre países. Se suele pensar que Estados Unidos es uno de los principales poseedores de poder blando del mundo, con unos productos culturales, unos valores políticos y un peso económico que influyen en las opiniones y preferencias de las personas de todo el mundo. Sin embargo, en Latinoamérica y el Caribe, algunos consideran que el poder blando de EE UU está en declive y están aumentando su imagen negativa y la preferencia por modelos alternativos de gobernanza y desarrollo. Este artículo examina el poder blando desde las perspectivas estadounidense y latinoamericana y analiza las percepciones sobre la eficacia de las dos regiones y hacia dónde pueden encaminarse a partir de ahora.

El poder blando de Estados Unidos en Latinoamérica

Si existe la idea de que éste está en declive en Latinoamérica y el Caribe es por varios motivos. Uno de los principales factores es la historia de las intervenciones estadounidenses en la región, que suelen considerarse paternalistas e imperialistas. Desde la Doctrina Monroe en el siglo XIX, hasta las intervenciones en Haití y Venezuela, pasando por la injerencia en Cuba, Nicaragua y la República Dominicana en el siglo XX, Estados Unidos ha ofrecido muchas veces la imagen de un matón empeñado en imponer su voluntad a países más débiles. El apoyo (o, en el mejor de los casos, la ambivalencia) que mostró durante largo tiempo a regímenes autoritarios —como Pinochet en Chile, Somoza en Nicaragua y Batista en Cuba— ha reforzado esa percepción.

Otro factor que ha erosionado su poder blando estadounidense en el hemisferio sur es el incremento de modelos alternativos de gobernanza y desarrollo. En los últimos años, varios países como Brasil, México y Argentina han promovido e implantado sus propios modelos de desarrollo, que hacen hincapié en la inclusión social, la protección del medio ambiente y la integración regional. Estos modelos han adquirido popularidad, sobre todo entre los gobiernos y los movimientos sociales de izquierdas, y son una alternativa al patrón neoliberal fomentado por Estados Unidos y las instituciones financieras internacionales. La otra cara de la moneda es la de los regímenes autoritarios arraigados en Cuba, Nicaragua, Venezuela y, durante un breve periodo, Brasil. El giro hacia la democracia iliberal es una amenaza contra la idea del poder blando como herramienta eficaz, pero todavía es posible crear una fuerza unificadora a partir de los principios básicos de este concepto.

El poder blando es un instrumento magnífico para proyectar los valores, la cultura y los ideales de un país, suscitar la admiración de otros tantos y reforzar la cooperación. Ahora bien, si las políticas y prácticas del país contradicen esos ideales, el efecto puede ser perjudicial para su poder. A pesar de este peligro, promover los principios democráticos, los derechos humanos, el Estado de derecho y el desarrollo económico —las señas de identidad de un verdadero poder blando—, los intereses comunes y la mutua influencia puede conseguir resultados por encima de los dirigentes y las ideologías políticas.

El tercer factor que contribuye al declive del poder blando de Estados Unidos en la región es la evolución demográfica de Latinoamérica y el Caribe. La región tiene una diversidad cada vez mayor; los pueblos indígenas, los afrodescendientes y otros grupos marginados exigen más representación política y justicia social. Y estos grupos, en general, piensan que EE UU es una potencia hegemónica indiferente a sus preocupaciones y, por consiguiente, son más escépticos frente a la influencia estadounidense.

El poder blando de Latinoamérica en el extranjero

Aunque el poder blando está asociado tradicionalmente con grandes potencias como Estados Unidos, China y Rusia, otros países más pequeños y en desarrollo también lo han utilizado para alcanzar sus objetivos. En Latinoamérica y el Caribe, éste ha influido de forma significativa en la dinámica regional y en la imagen internacional de la zona gracias a su rico patrimonio cultural. Desde la música de Brasil y Cuba hasta la literatura de Colombia y México, la producción cultural de la región es un elemento crucial de su poder blando.

Funcionarios de aduanas comprueban productos importados de Ecuador en el Aeropuerto Internacional de Shanghai Pudong, China (VCG/VCG vía Getty Images)

Los países de Latinoamérica y el Caribe son cada vez más conscientes de la importancia del poder blando en su política exterior. Este es un aspecto muy importante porque históricamente han estado marginados en el sistema internacional y tienen muchas dificultades a la hora de promover sus intereses y valores en todo el mundo. Sin el peso del poder duro, el blando, muchas veces más sutil, les ofrece un medio para proyectar una imagen positiva de la región y promover su diversidad cultural y sus valores. Tienen a su disposición formas concretas de aprovecharlo: la cultura y las artes, el turismo, los deportes, la diplomacia y la educación.

Estrategias para apuntalar el poder blando

A pesar de estos obstáculos, hay varias estrategias que puede utilizar el Gobierno estadounidense para reforzar su poder blando en la región. En primer lugar, promover más intercambio y entendimiento cultural entre Estados Unidos, América Latina y el Caribe. Esa tarea puede consistir, por ejemplo, en financiar programas que fomenten el aprendizaje de idiomas, los intercambios de estudiantes y festivales culturales y la promoción del trabajo de artistas, escritores y músicos latinoamericanos en EE UU. Al mejorar el conocimiento de la cultura de Latinoamérica, Estados Unidos podría demostrar que valora la diversidad de la región y que está interesado en aprender de su rico patrimonio.

Otra estrategia es apoyar a las instituciones democráticas y a los derechos humanos en la región, lo cual puede proporcionar asistencia técnica a gobiernos y organizaciones de la sociedad civil que promuevan la gobernanza democrática, la libertad de expresión y el Estado de derecho. Si Estados Unidos apoya más activamente a estas instituciones, podrá demostrar su compromiso con los valores democráticos y los derechos humanos y su voluntad de colaborar con los países de la zona para alcanzar estos objetivos.

Por último, Estados Unidos puede promover más integración y cooperación económicas. En concreto, ampliar los acuerdos comerciales, fomentar las inversiones en sectores clave como las energías renovables y las infraestructuras y apoyar las iniciativas de integración regional. Para ello, EE UU tendrá que llevar a cabo un trabajo sostenido e integral. Al colaborar con socios regionales y respaldar las iniciativas de desarrollo económico, puede contribuir a construir una región más próspera e integrada.

Unos socios con objetivos comunes

Conocer los factores que contribuyen a que el poder blando sea eficaz en un contexto moderno y adoptar nuevas estrategias que subrayen el intercambio cultural, las instituciones democráticas y la cooperación económica son dos cosas que permitirán a Estados Unidos actuar en función de los actores externos que se están fijando en la región. En los últimos cuatro meses, China, Rusia e Irán han estrechado sus vínculos en toda Latinoamérica. Irán se ha comprometido a abrir una nueva ruta marítima con Venezuela para eludir las sanciones y ha anunciado planes para ampliar su presencia naval en la zona del Canal de Panamá. China ha empezado a entrar en el mercado de deuda latinoamericano con una estrategia centrada en préstamos más pequeños pero muy escogidos. Además, sigue utilizando los préstamos que lleva a cabo en toda América para presionar a los países y obligarlos a romper relaciones con Taiwán. Por si esto fuera poco, la filtración de documentos confidenciales de Estados Unidos ha desvelado que Rusia, como China, tiene una posición cada vez más sólida en Latinoamérica y el Caribe. Los papeles resumen varios planes rusos para aprovechar las relaciones regionales con el fin de reforzar su posición y contrarrestar las acciones estadounidenses.

Estados Unidos tiene una historia larga y compleja con Latinoamérica y el Caribe, pero la colaboración con los países de la región puede ayudar a construir un futuro más equitativo y sostenible para todos. Hay que decir que el presidente Biden ya ha dado pasos en esta dirección. Su gobierno ha prometido apoyar a las instituciones democráticas y a los derechos humanos en la zona y ha subrayado la importancia del multilateralismo y de la diplomacia en su política exterior. Además ha proclamado su compromiso con las causas fundamentales de las migraciones procedentes de Centroamérica, para lo que asegura que va a fomentar el desarrollo económico y la inclusión social.

Ahora bien, todavía queda mucho por hacer. Estados Unidos debe estar dispuesto a escuchar las preocupaciones y opiniones de los habitantes de la región y a colaborar con ellos para tratar de resolver los problemas comunes. A la hora de la verdad, el poder blando estadounidense sólo tendrá éxito en Latinoamérica y el Caribe si es capaz de demostrar que está comprometido con los valores democráticos, los derechos humanos y la prosperidad común y que está dispuesto a cooperar para alcanzar estos objetivos.

El artículo original en inglés ha sido publicado en Global Americans

Traducción de María Luisa Rodríguez Tapia