
¿Qué ocurrirá en la Cuba posfidelista?
En España, es tentador comparar la muerte de Fidel Castro, el mismo mes pero cuarenta y un años después de la del dictador Francisco Franco, con el comienzo de una transición. Según algunos, el fallecimiento del máximo líder de la Revolución provocará un cambio hacia la democracia liberal y la economía de mercado. Pero Cuba no es España. El liderazgo de Fidel, la cúpula política, el sistema económico, la oposición y, sobre todo, el contexto regional e internacional nada o poco tienen que ver con lo que ocurrió tras la muerte del dictador español.
En primer lugar, aparte del autoritarismo y la centralización del poder, Fidel Castro no tiene mucho en común con Francisco Franco. No fue un dictador aislado sino un símbolo de la izquierda latinoamericana. Representó el nacionalismo contra la injerencia externa, la lucha por la independencia y la justicia, así como el rechazo frontal del capitalismo y la democracia que en alguna ocasión llamó una “pluriporquería”. Inició constantes batallas contra su enemigo Estados Unidos y justificó la opresión y el autoritarismo internos con la amenaza externa. Cuando tuvo que abrirse al capitalismo, tras la caída del Muro de Berlín, lo hizo a regañadientes y sólo durante un tiempo limitado hasta que forjó, al inicio del siglo XXI, la lucrativa alianza con Venezuela que ahora está llegando a su fin. Fue uno de los grandes líderes latinoamericanos, odiado por muchos y admirado por otros. El largo adiós de Fidel Castro cierra un capítulo en Cuba, pero a diferencia del franquismo su legado será continuado por Raúl Castro que ya lleva diez años en el poder.
Segundo, diferente al régimen franquista en la España de los años 70, la élite cubana no revela ningún tipo de divisiones internas, y las tímidas reformas no han generado una clase media comparable con la española. El debate sobre la velocidad y la profundidad de las reformas iniciadas durante la presidencia de Raúl Castro demuestra las diferencias internas, pero siguen siendo especulaciones en un régimen más hermético que el español en aquel entonces, y es difícil determinar quienes representan la ortodoxia y quienes el reformismo. Otra diferencia es la escasa relevancia del turismo como motor de apertura, ya que en Cuba está subordinado al intercambio con Venezuela entre recursos humanos y petróleo. Aunque este negocio se redujo, a diferencia de España que a partir de los años 60 se insertó económicamente en Europa, por el embargo, Cuba apenas tiene relaciones económicas con Estados Unidos.
Tercero, la oposición no está en el exilio mexicano o europeo, como ocurrió en España, sino mayoritariamente en Estados Unidos. La oposición interna es pequeña, fragmentada y dispersa y, a diferencia de la oposición española, su programa político no cuenta con importantes apoyos en Cuba. Como señaló la fiesta por la muerte de Fidel Castro en Miami, la extraterritorialización del conflicto y las posiciones de los más duros de uno ...
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