Después de dos años de su entrada en vigor, el acuerdo de paz en Libia se enfrenta al desdén de sus opositores mientras la ONU lucha por mantenerlo en pie.

Seis años después del derrocamiento de Muammar Gadafi Libia sigue inmersa en una guerra civil que ha provocado miles de víctimas y el desplazamiento de cientos de miles de personas. El Acuerdo Político Libio (LPA, por sus siglas en inglés) firmado en diciembre de 2015 pretendía marcar la hoja de ruta del proceso de paz en Libia. Sin embargo, dos años después de su entrada en vigor, los actores en el este siguen sin reconocer su legitimidad.
El ataque ocurrido la madrugada del 24 de enero en Bengasi, cuando dos coches bomba acabaron con la vida de 34 personas, es una muestra de cómo los opositores del acuerdo de paz dificultarán el camino hasta las próximas elecciones. Aunque ningún grupo ha reclamado la autoría, el control de la ciudad no está claro pese a que el general Khalifa Haftar declaró la victoria en julio sobre la rama de Daesh en Libia y el Consejo de la Shura de los Revolucionarios de Bengasi. Sin embargo, militantes de estos grupos siguen atacando de forma esporádica a las fuerzas de Haftar, el Ejército Nacional Libio (LNA, por sus siglas en inglés).
Por su parte, el general anunció el pasado 17 de diciembre que el acuerdo político había expirado, sembrando nuevos interrogantes sobre la viabilidad del marco político y las elecciones. Mientras tanto, la situación económica continúa siendo pésima y las milicias se fortalecen con el tráfico de seres humanos hacia Europa.
Un acuerdo de paz apresurado

El Acuerdo Político Libio fue firmado en diciembre de 2015 en Skhirat, Marruecos con el objetivo de abrir una vía de concordia frente a la situación creada tras las elecciones de 2014. En junio de ese año, un nuevo parlamento fue elegido para suceder al Congreso General Nacional (GNC, por sus siglas en inglés). Sin embargo, su legitimidad no fue reconocida, lo que llevó a los ganadores a establecer la Casa de Representantes (House of Representatives, HoR en inglés) en Tobruk. Por su parte, el GNC permanecería en Trípoli, estableciéndose así dos gobiernos paralelos.
Para solventar esta situación y restablecer una única autoridad, el enviado especial de la ONU, Bernardino León, puso en marcha un proceso de mediación a varios niveles que dio como resultado el LPA, ya bajo la mediación de su sucesor Martin Kobler. El principal objetivo del acuerdo era reunificar a las dos facciones políticas mediante la creación de un Gobierno de Acuerdo Nacional (GNA, en inglés) y del Consejo de la Presidencia.
“Quizás fue un error presionar para lograr este acuerdo que, esencialmente, otorga el poder a un gobierno que no tiene control del territorio”, señala en una entrevista la analista Claudia Gazzini. Y es que el ...
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