Mucho se ha debatido sobre si la guerra de Irak terminará por ser un nuevo

lodazal, como lo fue Vietnam, para el Ejército estadounidense. Sin embargo,

Estados Unidos ha obtenido algunos frutos, el más importante de carácter geoestratégico:

logrando que los recelos entre suníes y chiíes estén de nuevo en boga, países

como Arabia Saudí, Egipto y Turquía se muestran temerosos del ascenso del poder

chií en la región. A causa de este miedo buscarán un contrapeso y EE UU se convertirá

en el as con el que deberán jugar los suníes. De este modo, Washington justificará

su presencia y alianza con estos países. En el escenario internacional es tan

necesario tener un amigo como un enemigo, y creo que Estados Unidos está haciendo

gala de realpolitik. Por todo ello su firmeza le beneficiará a la larga,

a los ojos de algunos países de la región.

  • Jorge Ipiña Bilbao

    España