Tras un año de pandemia, llegan los ganadores de una edición de los Óscar de las Relaciones Internacionales que ha sido, como los últimos meses, atípica y excepcional. Como no podría ser de otra manera la Covid-19 lo invade todo y el retrato final que nos deja es un gran mosaico de los profundos e inesperados efectos de una crisis sanitaria global que ha puesto patas arriba lo global, nacional y local, pero también lo personal. Veamos con detalle los galardonados en un especial que ha sido más complejo de elaborar y de votar que en otras ocasiones.

Si echamos un vistazo a los ganadores de manera conjunta, quedan expuestas de manera muy clara las múltiples caras de la pandemia en todas sus vertientes: la geopolítica, con la diplomacia de las mascarillas de China, que logra la estatuilla como mejor maniobra política; el prisma socioeconómico, con la victoria de las epidemias invisibles del hambre y la desigualdad como malas, malísimas; la óptica política e ideológica, la primera representada por la ejemplar gestión de la pandemia por parte de Nueva Zelanda, que se lleva el premio a mejor actor revelación por brillar en el escenario internacional, y la segunda por unos antivacunas y negacionistas que se imponen en la categoría de tragicomedia; el aspecto tecnológico se observa en la digilitalización a marchas forzadas de empresas, instituciones e individuos, que ha conquistado el premio al mejor guión original; la vertiente científica, en la cual los sanitarios y las vacunas simbolizan el esfuerzo global de los profesionales de la salud y el valor de la ciencia. Y, por último, la perspectiva humana: las víctimas de la pandemia se llevaban, por un amplísimo margen de votos, el galardón más triste y doloroso, el óscar al peor drama. Las terribles plaga de langostas en África y explosión en Beirut lo tuvieron complicado a la hora de competir contra una tragedia de tal magnitud.

Sin embargo, hay dos sucesos no vinculados con la Covid-19 que se han llevado el Óscar en sus respectivas secciones: el asalto al Capitolio de EE UU, como mejor puesta en escena, y la marcha de España del Rey emérito Juan Carlos I, como película hispana, esta última, por cierto, sale victoriosa por goleada. ¿A qué podría deberse que se hayan impuesto a los nominados pandémicos? Quizá a que en un año de shock en que pasó todo lo impensable, también estos dos hechos fueron extraordinarios. Y es que nunca creíamos que fuéramos a ser testigos de hordas de trumpistas asediando el edificio que simboliza la democracia estadounidense ni que el Rey emérito se autoexiliara a Emiratos Árabes Unidos en mitad de una tormenta de escándalos. En definitiva, dos acontecimientos también de naturaleza excepcional en un 2020 y primer trimestre de 2021 en los que ocurrió todo lo que jamás imaginamos.

De nuevo, muchas gracias por participar y esperamos que disfruten de los resultados.

And the winner is…

A la mejor maniobra política

Los bielorrusos toman las calles en unas protestas históricas en Estoy pensando en dejarlo.

Por imaginar que una Bielorrusia sin Lukashenko es posible.

La diplomacia de las mascarillas de China en La Máscara.

Por intentar pasar de culpable de la pandemia a salvadora.

Trump reconoce el Sáhara Occidental como parte de Marruecos en A traición.

Por unos saharauis convertidos en moneda de cambio en la normalización diplomática entre Rabat y Tel Aviv.

Las mejores historias con final feliz

Una mujer alcanza vicepresidencia en EE UU en Her.

Por una hija de inmigrantes que rompió techos de cristal.

Vacunas contra la Covid-19 en tiempo récord en Con la ‘vacuna’ en los talones.

Porque el esfuerzo científico global da sus frutos.

Argentina aprueba el aborto en La ola verde (que sea ley).

Por garantizar que el derecho a la interrupción del embarazo sea legal, seguro y gratuito.

A los malos, malísimos

El uso populista de la pandemia en Los nuevos mutantes.

Porque el virus del populismo siempre se transforma y medra en tiempos de crisis.

El hambre y la desigualdad se disparan en Invisibles.

Porque estas sigilosas pandemias también matan.

Desinformación y bulos en Mucho ruido y pocas nueces.

Por contaminar el debate público cuando es más necesario que nunca.

A la mejor puesta en escena

Ciudades de calles vacías en Déjame salir.

Porque esta vez los seres humanos se quedaron en casa y la naturaleza respiró tranquila.

Asalto al capitolio en ‘Trump’ Attacks!

Por azuzar un extremismo que pone en riesgo la democracia.

Balcones y aplausos en De tu ventana a la mía.

Porque juntos somos más fuertes.

A la mejor tragicomedia

Las elecciones en Estados Unidos en La jungla de cristal.

Por unas presidenciales caóticas de recuentos agónicos.

Antivacunas y negacionistas que se contagian en Los otros.

Porque la estupidez perjudica seriamente la salud.

Las redes sociales vetan a Trump en Calla para siempre.

Por cerrar el pico al presidente más twittero.

Protagonista principal

La ciencia en Hope.

Porque la investigación científica es un valor en alza.

Sanitarios en Los increíbles.

Por convertirse, a su pesar, en héroes.

La Covid-19 en A dos metros de ti.

Por ser (de momento) el gran disruptor del siglo XXI.

Al mejor actor/ actriz revelación

Kamala en Capitana ‘Harris’.

Por dotar a la vicepresidencia de EE UU de liderazgo y carisma.

Nueva Zelanda en El secreto de mi éxito.

Por dar ejemplo en gestión de pandemias desde las antípodas.

Alekséi Navalny en Cinderella Man. El hombre que no se dejó tumbar.

Porque ya todo el mundo conoce al opositor que planta cara a Putin.

Al peor drama

Explosión en Beirut en El escándalo.

Porque la negligencia y la corrupción salen caras.

Más de 2 millones de fallecidos: muerte y soledad pandémica en Buenos días, tristeza.

Por las vidas, los abrazos… por todo lo perdido.

Plaga de langosta en Kenia y países vecinos en Las invasiones bárbaras.

Por condenar al hambre a millones de personas.

Al mejor guión original

Los asesinatos de los iraníes Soleimani y Fakhrizadeh en Asesinato(s) en el Orient(e) Express.

Por jugar con fuego en una región caliente.

El año que nos digitalización a la fuerza en Click.

Cuando la vida pasa a través de la pantalla.

La nueva normalidad en Del revés.

Por estrenar una realidad de grandes incertidumbres.

Al mejor remake

El caso Navalny en Encantado de matarte.

Porque el veneno continúa siendo el arma favorita de la Rusia de Putin.

El campo de refugiados de Moria es devorado por las llamas en El dolor de otros.

Porque Europa sigue sin poner fin a sus vergüenzas.

Nueva guerra en Nagorno Karabaj en Malditos vecinos 2.

Por la segunda entrega de un conflicto (des)congelado.

A la mejor película de habla hispana

Constitución en Chile en La lista de los deseos.

Porque la nueva Carta Magna nacerá de una asamblea constituyente y paritaria.

Juan Carlos I abandona España en ‘Rey’ a la fuga.

Por dejar atrás un país dividido y una monarquía en horas bajas.

La sombra de Evo Morales en Bolivia en Gente que viene y bah.

Porque su regreso deja en el aire el interrogante sobre qué papel jugará a partir de ahora.

A la mejor película

El movimiento Black Lives Matter en Efecto mariposa.

Porque el “No puedo respirar” de miles de estadounidenses se ha globalizado.

Coronavirus en Dios mío, pero qué te hemos hecho… Ahora.

Porque pasó todo aquello que nunca habíamos imaginado.

China, ganadora de la pandemia en Invictus.

Por llevarse la partida en el tablero económico mundial.