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La presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, habla con los medios para comunicar el lanzamiento Global Gateway, la nueva estrategia europea para impulsar las conexiones inteligentes, limpias y seguras en el ámbito digital, la energía y el transporte y reforzar los sistemas de salud, educación e investigación en todo el mundo. (Thierry Monasse/Getty Images)

Cuáles son las prioridades y los retos de la Unión Europea para convertirse en líder del desarrollo global de infraestructuras.

La geopolítica del gasto en infraestructuras se ha convertido en una de las herramientas diplomáticas más estratégicas para generar influencia en un mundo necesitado de un mayor despliegue de inversión en el desarrollo de infraestructuras. La cifra se eleva a 13 billones de euros hasta 2040, según la estimación del G20 que, incorporando la inversión necesaria para lograr los Objetivos de Desarrollo Sostenible, supondría impulsar una inversión anual estimada de 1,3 billones de euros.

En un mundo globalizado, la conexión con las cadenas de suministro globales se ha convertido en la vía más directa que tienen los países en desarrollo de generar crecimiento económico, además de impulsar el desarrollo humano. Ser parte del proceso productivo de las cadenas de valor o convertirse en hub de tránsito logístico va a depender, en gran medida, de la capacidad de los países para generar integración regional, siendo esencial un adecuado desarrollo de infraestructuras que posibilite su conexión con la comunidad global.

Hasta la incorporación de China en el circuito de la geopolítica del gasto en infraestructuras lanzando la iniciativa de la Franja y la Ruta en 2013, también conocida como nueva Ruta de la Seda, con un presupuesto inicial de un billón de dólares, la comunidad internacional ha utilizado el mecanismo de Ayuda Oficial al Desarrollo (AOD) para articular la contribución financiera hacia los países en desarrollo. Con un rol más de donante que de prestatario, la instrumentación de este tipo de ayuda ha llevado a que la Unión Europea y los países miembros se posicionen como el mayor proveedor mundial de AOD en 2020 aportando 66.800 millones de euros, alrededor del 46% del total global, según datos oficiales.

Frente a la política europea, la visión geopolítica de China ha proyectado un nuevo esquema de conexiones entre Oriente y Occidente impulsando la construcción de infraestructuras a través de una iniciativa a la que se han adherido 145 países en casi una década. La búsqueda de nuevos mercados, asegurar el acceso a recursos energéticos y el despliegue de estándares chinos bajo el modelo Designed in China han promovido que la generación de energía y la mejora de las vías de comunicación concentren el 42% y el 27%, respectivamente, de la inversión total realizada entre 2014 y 2020, según American Enterprise Institute.

Ambas visiones analizadas desde una comparativa de los instrumentos de financiación utilizados muestran un panorama económico muy similar. La Unión Europea y los países miembros han proporcionado unos 350.000 millones de euros como donantes de AOD entre 2014 y 2018, mientras la financiación de préstamos concedidos por instituciones chinas para proyectos de la nueva Ruta de la Seda ascendió a unos 400.000 millones de euros en ese mismo período. Sin embargo, desde una visión geoestratégica, la geopolítica del gasto en infraestructuras supone para China el resultado de una colaboración estratégica beneficiosa para ambas partes que ha favorecido el fortalecimiento de las relaciones bilaterales y el despliegue de una mayor capacidad de influencia desde Asía hasta África, Europa y América Latina. De hecho, a pesar de que en una primera fase algunos proyectos generaron recelos por ser considerados trampas de deuda, una mayor selección de estos por parte china, y una mayor involucración de los países destinatarios en adaptar las condiciones propuestas a sus necesidades reales, ha conseguido mejorar ese primer impacto negativo en una segunda fase.

Con China proyectando un rol de actor global después de convertir el gasto en desarrollo de infraestructuras en pieza clave de la geopolítica mundial, tanto la Unión Europea como Estados Unidos han buscado con el lanzamiento de sus respectivas iniciativas, Global Gateway y Build Back Better World (B3W), reducir y contrarrestar la creciente influencia conseguida por la iniciativa china. Sin que la magnitud del presupuesto sea comparable, la iniciativa europea Global Gateway pretende posicionar a la UE también como actor global en la geopolítica de las infraestructuras, lanzando proyectos que estén diseñados bajo altos estándares de calidad, buen gobierno y transparencia, y que sean reflejo de los principios y valores que comparte la comunidad europea.

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Global Gateway contará con la movilización de 300.000 millones de euros entre 2021-2027 para abordar proyectos de conectividad digital, transición energética, transporte, mejora de los sistemas de salud, además de invertir en educación e investigación, destinados a impulsar la competitividad y las cadenas de suministro globales bajo la dirección del Equipo Europa. Por su parte, el modelo de financiación cuenta con la combinación de subvenciones, préstamos blandos y la movilización de financiación privada que permitirán limitar el riesgo de endeudamiento entre los países receptores, haciendo del Equipo Europa un socio confiable en el desarrollo global de infraestructuras.

Como segundo intento tras lanzar la estrategia “Conectar Europa y Asia” en 2018, el éxito de que el gasto en infraestructura se convierta en una herramienta diplomática capaz de posicionar a la Unión Europa como actor global, tiene una correlación directa con aplicar una visión estratégica en la selección de proyectos emblemáticos que cumplan con las demandas de infraestructuras y conexión digital que tienen los países en desarrollo. Entre los objetivos prioritarios, los proyectos Global Gateway deben favorecer el desarrollo de infraestructuras que impulsen la integración regional de los países en las cadenas de suministro global. A la vez que mejoren las vías de comunicación y las conexiones digitales, en una línea de actuación similar a la seguida por la iniciativa china. De esta forma, la inversión permitirá impulsar el desarrollo económico de los Estados al tiempo que se fomenta la apertura hacia nuevos mercados, que serán el próximo destino de las exportaciones europeas.

África figura entre las regiones prioritarias de la acción estratégica global que contempla el Paquete de Inversión África-Europa de Global Gateway con una inversión de 150.000 millones de euros hasta 2030. Una región que ya se encuentra en la esfera de influencia de China, siendo uno de los dos destinos prioritarios de la inversión bajo la iniciativa de la nueva Ruta de la Seda durante 2021. El área del Indo-Pacífico es otro de los principales puntos de interés para la iniciativa china y debería contemplarse como objetivo prioritario en la iniciativa Global Gateway para conseguir incrementar la influencia de la Unión Europea en la geopolítica global. Una forma de avanzar desde el rol actual de cooperación en la financiación de proyectos concretos es elevar la relación con los países de la región a la categoría de socio global.

Un mayor fortalecimiento del rol internacional de la UE permitiría situar a las empresas europeas como alternativa a la competitiva oferta que ofrecen las empresas chinas en el desarrollo de soluciones digitales y de transporte, además de ejercer un ambicioso liderazgo internacional en la construcción de una economía digital bajo la expansión de los estándares europeos. Sobre todo incrementar la presencia con proyectos englobados en Global Gateway en la región del Indo-Pacífico, el polo de mayor dinamismo del crecimiento económico global en las próximas décadas, para elevar la influencia de la Unión Europea frente a la hegemonía de la diplomacia china. De modo que convertirse en socio estratégico del ambicioso plan Digital Masterplan 2025 lanzado por ASEAN, que coincide con las líneas maestras de conectividad y gobernanza digital que persigue Bruselas, generaría un nuevo impulso a unas relaciones que conmemorarán el 45º aniversario UE-ASEAN a finales de 2022.

Por el contrario, el respaldo político al más alto nivel y la buena coordinación del Equipo Europa no generará resultados exitosos si no está ligado a la concreción de acciones desde un nivel inferior, siendo los diferentes países europeos los que impulsen y lideren los proyectos en las áreas prioritarias. Entre los mayores retos, también figura la capacidad de movilización de la financiación privada entre los países europeos, pieza clave para situar a la Unión Europea en una esfera de liderazgo en el desarrollo global de infraestructuras.