
Cuáles son las prioridades y los retos de la Unión Europea para convertirse en líder del desarrollo global de infraestructuras.
La geopolítica del gasto en infraestructuras se ha convertido en una de las herramientas diplomáticas más estratégicas para generar influencia en un mundo necesitado de un mayor despliegue de inversión en el desarrollo de infraestructuras. La cifra se eleva a 13 billones de euros hasta 2040, según la estimación del G20 que, incorporando la inversión necesaria para lograr los Objetivos de Desarrollo Sostenible, supondría impulsar una inversión anual estimada de 1,3 billones de euros.
En un mundo globalizado, la conexión con las cadenas de suministro globales se ha convertido en la vía más directa que tienen los países en desarrollo de generar crecimiento económico, además de impulsar el desarrollo humano. Ser parte del proceso productivo de las cadenas de valor o convertirse en hub de tránsito logístico va a depender, en gran medida, de la capacidad de los países para generar integración regional, siendo esencial un adecuado desarrollo de infraestructuras que posibilite su conexión con la comunidad global.
Hasta la incorporación de China en el circuito de la geopolítica del gasto en infraestructuras lanzando la iniciativa de la Franja y la Ruta en 2013, también conocida como nueva Ruta de la Seda, con un presupuesto inicial de un billón de dólares, la comunidad internacional ha utilizado el mecanismo de Ayuda Oficial al Desarrollo (AOD) para articular la contribución financiera hacia los países en desarrollo. Con un rol más de donante que de prestatario, la instrumentación de este tipo de ayuda ha llevado a que la Unión Europea y los países miembros se posicionen como el mayor proveedor mundial de AOD en 2020 aportando 66.800 millones de euros, alrededor del 46% del total global, según datos oficiales.
Frente a la política europea, la visión geopolítica de China ha proyectado un nuevo esquema de conexiones entre Oriente y Occidente impulsando la construcción de infraestructuras a través de una iniciativa a la que se han adherido 145 países en casi una década. La búsqueda de nuevos mercados, asegurar el acceso a recursos energéticos y el despliegue de estándares chinos bajo el modelo Designed in China han promovido que la generación de energía y la mejora de las vías de comunicación concentren el 42% y el 27%, respectivamente, de la inversión total realizada entre 2014 y 2020, según American Enterprise Institute.
Ambas visiones analizadas desde una comparativa de los instrumentos de financiación utilizados muestran un panorama económico muy similar. La Unión Europea y los países miembros han proporcionado unos 350.000 millones de euros como donantes de AOD entre 2014 y 2018, mientras la financiación de préstamos concedidos ...
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