Por más que pueda pesar a las cabezas menguantes de los grandes institutos de estudios estratégicos angloisraelíes, los islamistas representan la alternativa democrática de centro derecha en la mayor parte de los países musulmanes, y en aquellos en que no lo son (como Somalia y Afganistán) han gobernado mejor.

En Somalia y Afganistán, derrocaron gobiernos corruptos y establecieron un Estado de Derecho islámico, con una administración eficaz que consiguió estructurar dichos Estados sentando las bases de la nación. (…) En Turquía y Pakistán, representan la principal alternativa democrática a la dictadura y autocracia defendidas por las potencias occidentales. Son los islamistas quienes luchan por la libertad de prensa (…) en fin, quienes se enfrentan a la dictadura prooccidental de Pervez Musharraf y tienen el respaldo de los demócratas. En Argelia, el Frente Islamista de Salvación (FIS) ganó legítimamente las elecciones, y el Ejército dio un brutal golpe de Estado. El FIS ni siquiera pudo llegar a poner en práctica su política de privatizaciones. En Palestina, primero Occidente reclama elecciones democráticas, pero cuando las gana Hamás apoya un golpe de Estado. Por no hablar de Marruecos o Egipto, donde una serie de restricciones impiden la victoria islamista en unos comicios libres.

Lo cierto es que en la mayoría de los países musulmanes las limitaciones de las libertades tienen como objetivo impedir la llegada al poder de los islamistas, que cuentan con el respaldo popular. ¿Por cuánto tiempo va a tener Occidente la capacidad para seguir luchando contra el pueblo, contra sus legítimos derechos y esperanzas (…), mermando la libertad y apoyando la dictadura, la represión, la tortura, el genocidio…?

  • Enrique A. Costas Mira
    Abogado.
    Pontevedra, España