Desde que el Consenso de Washington se convirtió en el último

grito en el terreno político, investigadores de instituciones privadas

de todo el mundo han luchado por encontrar esa idea que logre un sitio entre

las grandes ideas. ¿Qué mejor manera que calificarla de "consenso" como

si se tratara de una idea unificadora? Para que no se pierda en la maraña

de iniciativas, FP presenta su exclusiva Guía práctica de consensos.

EL CONSENSO DE WASHINGTON

La madre de todos los consensos. El economista John Williamson acuñó el

término en 1990 para describir las recetas políticas del Banco

Mundial, el Fondo Monetario Internacional (FMI) y varios economistas latinoamericanos.

Inspirándose en la larga lucha contra la deuda latinoamericana, animaba

a los países en desarrollo a aplicar 10 recomendaciones de mercado,

entre ellas, disciplina fiscal, desregularización y privatización.

Sin embargo, el fracaso sufrido por varias economías que estaban siguiendo

dicho consenso –especialmente Argentina e Indonesia– contaminaron

la marca. El Consenso de Washington se hizo sinónimo de "compromiso

dogmático con la creencia de que el mercado lo arregla todo",

se lamenta Williamson. Aun así, muchas de sus propuestas gozan aún

de validez y cierta popularidad.

EL CONSENSO DE MONTERREY

En marzo de 2002, 171 países acordaron un consenso

de las buenas intenciones,

conocido como el Consenso de Monterrey, fruto de la Conferencia Internacional

sobre la Financiación para el Desarrollo promovida por Naciones Unidas,

celebrada en México. Entre sus seguidores

destacan el secretario general de la ONU, Kofi Annan; el ex director de la

Organización Mundial del

Comercio, Michael Moore, y el presidente alemán Horst Köhler, entonces

director gerente del FMI. Sus objetivos incluyen la reducción global

de la pobreza a la mitad para 2015, la disminución de la mortalidad

infantil y la lucha contra el sida. Pero pocas naciones parecen preparadas

para hacer los sacrificios necesarios. Será recordada como la marcade las grandes promesas y los escasos logros.

EL CONSENSO DE COPENHAGUE

El controvertido ecologista escéptico Bjørn Lomborg lanzó su

consenso en mayo pasado. Enumeraba 10 grandes retos

globales, jerarquizados según los "más distinguidos economistas

del mundo".

Les preguntaron: "¿Cuáles serían los mejores modos

de mejorar el bienestar global y, en especial, el de los países en desarrollo,

suponiendo que los gobiernos dispusieran de 50.000 millones de dólares

adicionales?". No hubo respuestas sorprendentes: detener la expansión

del sida encabezaba la lista. Sus críticos aducen que los países

en desarrollo no deberían determinar sus prioridades para el gasto en

ayuda de igual forma. (Por ejemplo, controlar el sida es de mayor urgencia

para la prosperidad en Uganda que en Bolivia). Además, los diagnósticos

de los grandes cerebros consultados fueron más lejos que sus remedios.

EL CONSENSO DE PEKÍN

¡Mil trescientos millones de personas no pueden equivocarse! El Consenso

de Pekín es producto de la mente de Joshua Cooper Ramo, ex periodista

y ahora profesor en la Universidad china de Tsinghua. En un artículo

de mayo pasado, afirma que China e India, que hicieron oídos sordos

al Consenso ...