Teherán y Riad también podrían estar enfrentandose en el ciberespacio, como una muestra más de la lucha que libran por la hegemonía en Oriente Medio.

Fotolia
Fotolia

Siria, Yemen, Irak… la sombra de la rivalidad entre Arabia Saudí e Irán se percibe en los conflictos que vive Oriente Medio estos años. Teherán y Riad también habrían llevado esta hostilidad a la Red. Ambos países están desplegando sus capacidades de ciberguerra en acciones de inteligencia y de propaganda.

La empresa estadounidense Recorded Future, especializada en el análisis de amenazas de seguridad en Internet, publicó a finales de 2015 un informe que señalaba el enfrentamiento que habían llevado a cabo en el ciberespacio saudíes e iraníes. Concretamente se fijaba en los hechos que habían sido consecuencia de la intervención en la guerra de Yemen de la coalición liderada por Riad.

Como suele suceder cuando se analiza la conflictividad en el ciberespacio, es difícil encontrar pruebas concluyentes sobre la autoría de estas operaciones. Pero lo cierto es que la República Islámica ha desarrollado unas capacidades considerables desde que sus instalaciones nucleares fueron víctimas del virus Stuxnet. Mientras que el reino saudí ha tenido un perfil más discreto, pero no hay que perder de vista que Riad es uno de los principales inversores de armamento en el mundo, y la defensa en la Red no iba a ser un frente sin cubrir.

 

Irán, ¿la mejor defensa es un buen ciberataque?

El régimen de los ayatolás comenzó a demostrar una voluntad por controlar lo que sucedía en el ciberespacio pensando en la disidencia interna. En 2005, creó los primeros organismos de control de Internet, bajo supervisión del Cuerpo de Guardianes de la Revolución Islámica. Cuatro años después, con las protestas de la Revolución Verde, el control de Intenet se extendió aún más, incluyendo las principales redes sociales (Facebook, Twitter, YouTube…) y medios de comunicación digitales de Occidente.

Pero estos mecanismos demostraron poca utilidad para hacer frente a amenazas exteriores de importancia. En 2010, la Operación Olympic Games, llevada a cabo por Estados Unidos e Israel, deshabilitó 1.000 centrifugadoras para el enriquecimiento de uranio en la central de Natanz a través del virus informático Stuxnet.

Irán pasó a la acción lanzando varias campañas de ciberataques contra grandes empresas estadounidenses, israelíes y europeas. Aunque mucho de estos ataques, son reivindicados por el Iranian Cyber Army, una organización de hackers, pero no se ha podido probar un vínculo claro con el gobierno de Teherán.

Enrique Fojón, subdirector de THIBER (El primer think tank español dedicado específicamente a la ciberprotección), ha señalado por qué Irán debe ser tomado en serio con este tipo de operaciones en Internet, “Al contrario de lo que ocurre con Corea del Norte, donde se exageran sus cibercapacidades propias, Teherán dispone de un arsenal cibernético que le permite ser considerado como una amenaza real”. Es decir, desde 2010 las capacidades de Teherán para lanzar una ofensiva en el ciberespacio podrían haber aumentado considerablemente.

Estados Unidos acusó a Irán de estar detrás de uno ...