
Nagorno Karabaj y el Sáhara Occidental son dos realidades recientes de los Estados de facto. ¿Cuál es la situación de estos y qué soluciones tienen?
La escena se vivió en el Kremlin, con el mandatario ruso Vladímir Putin como maestro de ceremonias. En su primer encuentro tras el final del conflicto en el enclave armenio de Nagorno Karabaj en noviembre pasado, los presidentes de Armenia, Nikol Pashinian, y de Azerbaiyán, Ilham Aliyev, acordaron retomar las relaciones, en particular abriendo canales de comunicación entre Ereván y Bakú, tras tres meses de conflicto armado que dejó un millar de víctimas mortales.
La intermediación de Putin, pero también de Turquía, fue determinante para detener el conflicto, obviamente con intereses geopolíticos a la vista. De este modo, la pax rusa en Nagorno Karabaj le permite al Kremlin mantener esferas de influencia cada vez mayores en el espacio caucásico y Asia Central pero también en relación a Oriente Medio, donde la intervención militar rusa en Siria a partir de 2015 le ha permitido a Putin ejercer un papel prácticamente de árbitro regional.
Del mismo modo, en diciembre pasado, y de una manera inesperada, el ya expresidente estadounidense Donald Trump realizaba una inédita declaración de reconocimiento de la soberanía de Marruecos sobre el disputado territorio del Sáhara Occidental. Toda vez, un mes antes, el Frente Polisario saharaui declaraba el final del alto al fuego vigente desde 1991 con Marruecos, así como el regreso a las armas.
La decisión de Trump, mediatizada por su intención de asegurar el reconocimiento marroquí al Estado de Israel, colocaba el tema saharaui en el tablero internacional tras años de casi absoluto abandono.
Las intervenciones de Putin y Trump en relación a los conflictos de Nagorno Karabaj y Sáhara Occidental, respectivamente, son ejemplos que determinan el peso en el sistema internacional de una realidad pocas veces atendida en las relaciones internacionales, sólo cuando éstas ejercen algún nivel de conflicto que implique a las grandes potencias. Es el caso de los denominados Estados de facto, de los cuales Nagorno Karabaj y el Sáhara son dos de los ejemplos más representativos.
¿Qué son los Estados de facto?
Escasamente abordado por los medios de comunicación salvo cuando estos casos implican un elevado nivel de conflictividad, resulta necesario realizar una perspectiva conceptual sobre qué son los Estados de facto (a partir de ahora EDF).
Se consideran que son EDF cuando reúnen alguno de estos cuatro aspectos principales: la vitalidad de entidades políticas que, habiendo proclamado su independencia (reconocida o no por algún otro Estado), no forman parte del sistema de Naciones Unidas, pero buscan constantemente su reconocimiento como Estados de iure. El hecho de conservar a priori los elementos necesarios para ser reconocidos internacionalmente como Estados de iure: legitimidad gubernamental sobre una determinada población y territorio, institucionalidad y prestación de servicios ...
Artículo
para suscriptores
Para disfrutar de todos nuestros contenidos suscríbete hoy:
Plan mensual
3,70€/mes
- Asiste a eventos en exclusiva
- Recibe la Newsletter mensual ‘Cambio de foco’ con contenidos de actualidad
- Participa activamente en la elección de los contenidos de esglobal
- Accede a todos los contenidos semanales
- Accede al archivo de artículos desde 2007
- Descarga todos los artículos en PDF
Plan anual
37€/mes
- Asiste a eventos en exclusiva
- Recibe la Newsletter mensual ‘Cambio de foco’ con contenidos de actualidad
- Participa activamente en la elección de los contenidos de esglobal
- Accede a todos los contenidos semanales
- Accede al archivo de artículos desde 2007
- Descarga todos los artículos en PDF