El poderío militar y el atractivo cultural mantienen a Estados
Unidos en la cumbre del orden mundial. Pero la hegemonía no puede nutrirse sólo
de las armas y de Hollywood. Las políticas y las instituciones económicas estadounidenses
actúan como un 'poder pegajoso' que atrae a otros países hacia su sistema y
los atrapa en él. Esta forma de ejercer el poder podría contribuir a estabilizar
Irak, llevar el Estado de derecho a Rusia y evitar una guerra entre Estados
Unidos y China.
Desde su creación, Estados Unidos se ha comportado como una potencia
mundial. No siempre ha podido enviar escuadras o poderosos ejércitos
a cualquier rincón del planeta, pero en todo momento ha estado pendiente
de la evolución del sistema global y sus Fuerzas Armadas han operado
fuera del país. Aunque no siempre ha sido la mayor y más influyente
economía del mundo, nunca ha dejado de considerar el comercio en términos
mundiales, apostando por la integración económica. Sus impulsos
ideológicos también han sido globales. El poeta Ralph Waldo Emerson
escribió que el primer tiro de la revolución americana fue un
"disparo que resonó en todo el mundo" y los estadounidenses
siempre han pensado que sus valores religiosos y políticos deberían
imperar en todo el planeta.
Las amenazas a su seguridad y sus intereses comerciales han sido lo que, históricamente,
les ha llevado a pensar de una manera global. Los buques británicos atravesaron
el Atlántico para quemar Washington, los japoneses despegaron desde sus
portaaviones en el Pacífico para bombardear Pearl Harbor. El comercio
con Asia y Europa siempre ha sido vital para EE UU. En 1801, el presidente Thomas
Jefferson envió la Marina al Mediterráneo a combatir a los piratas
bereberes para proteger su comercio. El capitán Matthew Perry atacó
Japón en 1850, en parte para asegurar que los supervivientes de los naufragios
de los buques balleneros estadounidenses que llegaban a las costas japonesas
recibieran un buen trato. Y los últimos disparos de la guerra civil salieron
de un barco mercante mercenario confederado que atacó a una flota unionista
en las aguas del océano Ártico.
El ascenso de EE UU al rango de superpotencia ha sido la consecuencia de su
visión global. En el siglo xx, mientras el sistema imperial y comercial
británico se debilitaba hasta hundirse, los responsables de la política
exterior estadounidense tuvieron que elegir entre tres opciones: apuntalar el
Imperio Británico, ignorar la cuestión o sustituir a Gran Bretaña
y asumir el trabajo sucio de imponer un orden mundial. Entre el estallido de
la Primera Guerra Mundial y el comienzo de la guerra fría, Estados Unidos
probó las tres, suplantando a Londres como giroscopio del orden mundial.
Sin embargo, EE UU sustituyó a Gran Bretaña en un momento en el
que las reglas del juego estaban cambiando para siempre. No podía ser
otro imperio más y limitarse a poner en práctica con rivales y
aliados los viejos juegos de dominación. Ese tipo de competición
llevaba a la guerra, y el conflicto entre superpotencias ...
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