El primer ministro húngaro, Viktor Orban, se prepara para dar un discurso enfrente del Museo Nacional de Budapest por el aniversario de la Revolución Húngara y la Guerra de Independencia, marzo 2014.
El primer ministro húngaro, Viktor Orban, se prepara para dar un discurso enfrente del Museo Nacional de Budapest por el aniversario de la Revolución Húngara y la Guerra de Independencia, marzo 2014.

¿Qué instrumentos tiene la UE para poner freno a los pasos autoritarios, que van en contra de los propios valores de la Unión, del primer ministro húngaro?

El primer ministro de Hungría, Viktor Orban, sigue dominando el escenario político en el país, a pesar de las grandes manifestaciones celebradas recientemente en Budapest. Pero sus reformas y su política económica y exterior suscitan cada vez más interrogantes, tanto dentro como fuera del país. Si Orban cree que puede ignorar esas críticas, se equivoca: el desarrollo económico húngaro depende de sus socios occidentales.

La preocupación por las intenciones de Orban surgió poco después de su elección en 2010, cuando se apresuró a consolidar el poder de su partido, Fidesz, y expulsó a sus rivales políticos de los puestos influyentes. En 2011, la canciller alemana, Angela Merkel, y otros criticaron las medidas para controlar los medios; en 2012, la Comisión Europea inició un procedimiento de infracción contra Hungría por limitar la independencia del Banco Central y la autoridad de protección de datos, así como por forzar la jubilación de 274 jueces (que fueron sustituidos por personajes más afines a Fidesz).

Sin embargo, esa inquietud ha aumentado en los últimos tiempos como consecuencia de dos discursos. En la alocución para la apertura del Parlamento en mayo, después de su reelección, Orban exigió la autonomía y los “derechos colectivos” de los habitantes de etnia húngara en los Estados vecinos, entre ellos Ucrania. La reclamación molestó a países como Polonia, donde el primer ministro, Donald Tusk, insinuó que sonaba demasiado parecida a las palabras de Vladímir Putin sobre los rusos en el extranjero. En julio de 2014, el discurso de Orban ante una concentración de estudiantes húngaros en Rumanía causó incluso más problemas. En él proclamó el giro de una democracia liberal a la construcción de un “Estado autoritario”, y evocó Singapur, China, India, Rusia y Turquía como modelos.

¿Coincide la práctica de las políticas de Orban con su retórica? Los húngaros próximos al partido gobernante dicen que Occidente hace demasiado caso a sus adversarios políticos de izquierda. Aseguran que Hungría es un socio fiel de la UE, digan lo que digan sus detractores. Destacan los logros de la presidencia húngara en 2011: llevó a cabo la incorporación de Croacia a la UE y sentó las bases para la participación del Parlamento Europeo en las negociaciones sobre el presupuesto de la Unión a largo plazo.

Algunos expertos extranjeros en Hungría sugieren que, por alarmante que sea la etiqueta de “autoritario”, lo que quiere decir Orban es solo que la estrategia actual de la UE para resolver la crisis económica no está funcionando; y que el modelo liberal, que da prioridad a los derechos de la persona sobre los de la comunidad, es uno de los motivos de su fracaso. Según esta interpretación, el primer ...