En la imagen el contraste entre los barrios de Boca La Caja (en primer plano) y Punta Pacífica (al fondo) en Ciudad de Panamá. (Rodrigo Arangua/AFP/Getty Images)
En la imagen el contraste entre los barrios de Boca La Caja (en primer plano) y Punta Pacífica (al fondo) en Ciudad de Panamá. (Rodrigo Arangua/AFP/Getty Images)

Las teorías expuestas en el libro El capital en el siglo XXI del economista francés Thomas Piketty han generado controversia y un debate que sigue abierto. Si aquellas se pueden aplicar a todas las regiones, países y sociedades del mundo por igual es parte también de esta discusión.

 

El economista francés Thomas Piketty ha generado un gran impacto en Estados Unidos y Europa con su crítica sobre las crecientes desigualdades en las sociedades contemporáneas. Aunque su bestseller, El capital en el siglo XXI, es una obra compleja con distintos puntos de vista, su idea central es que los grandes multimillonarios acumulan hoy tanta riqueza como lo hacían hace 100 años. El lento crecimiento económico, el frenazo demográfico y la liberalización de los flujos financieros han provocado que desde los años 80 los ricos hayan multiplicado fácilmente su capital, mientras que las clases medias -que dependen de los ingresos que obtienen por su trabajo- se han estancado. Pero, ¿se puede aplicar sus tesis al mundo en desarrollo? ¿Es realmente hoy el mundo tan desigual como lo era hace 100 años?

Si nos olvidamos de Washington y Bruselas, un primer vistazo a los países del Sur nos permitiría de hecho llegar a la conclusión contraria. Aunque las diferencias de renta parecen haber crecido en el interior de los países, lo cierto es que las diferencias entre países se han reducido considerablemente. El crecimiento económico en América Latina, África y Asia ha permitido a muchas naciones escapar de la pobreza y recortar las distancias con los países más ricos. Si entre 1900 y 1980 el 70-80% de la producción global de bienes y servicios estaba en Europa y América, para el año 2010 la cifra se había reducido al 50%. “Independientemente de la forma en que se mida, el mundo parece haber entrado claramente en una fase en la que los países ricos y pobres están convergiendo en ingresos”, reconoce el propio Piketty en el primer capítulo de su obra.

Esa reducción en las desigualdades globales ha estado liderada por naciones muy pobladas como China, India o Brasil. Según una investigación publicada en el National Bureau of Economic Research (NBER), estos tres países emergentes fueron los grandes causantes de que las diferencias en Producto Interior Bruto (PIB) per cápita entre el Norte y el Sur se redujeran en un 28% entre 1990 y 2009. Las diferencias no se limitan al ámbito económico: según el Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), las naciones que más han mejorado en las últimas décadas su Índice de Desarrollo Humano (IDH) están en el Sur; entre ellas Chile, Argentina, Malasia, Túnez, Turquía, México, Argelia y Panamá.

Desde este punto de vista, y aunque permanecen las diferencias entre países ricos y pobres, el mundo nunca había sido tan igualitario desde la Revolución Industrial. Si en los años 80 ...