ILUMINACIONES: BENOÎT MANDELBROT
Con la crisis financiera en pleno apogeo, surge un renovado interés por sus ideas. El padrino de la teoría del caos evoca una vida de turbulencias.
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He tenido una vida rica en experiencias. El negocio de mi padre en Polonia quebró durante la Gran Depresión. Después de marcharnos a vivir a París, tuvimos que volver a mudarnos cuando estalló la Segunda Guerra Mundial, y nos establecimos en una zona recóndita de Francia. Tuvimos mucha suerte, pero es probable que no sea una casualidad que empezara a interesarme por el estudio de las turbulencias y de los riesgos, muy presentes en mi vida. Casi al final de la guerra, llegó la hora de mis exámenes universitarios. Como nos mudábamos constantemente no había podido prepararlos. Sin embargo, me presenté y quedé el primero de mi clase en matemáticas. ¿Que cómo lo conseguí? La verdad es que hice trampas. No había estudiado ninguna de las fórmulas del examen pero tenía conocimientos de geometría que me ayudaron en las respuestas.
He estudiado una gran variedad de materias en mi carrera, y mi trabajo ha influido en numerosos campos. En realidad no hay nada que vincule la evolución del Nilo, la metalurgia y el comportamiento de los precios salvo porque yo disponía de las herramientas matemáticas para explicarlos. Tengo amigos que hacen alpinismo que, después de leer mi obra, ya no miran las montañas de la misma manera.
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