LA HABILIDAD DE MI PADRE para cortar con la ocupación nazi de Hungría fue la experiencia más formativa de mi vida. Y lo que aprendí de él es que hay leyes injustas. Hay veces en las que los gobernantes imponen leyes que no deben acatarse. Si las sigues, morirás. Tienes que romper la ley.

 

CIERTAS INJURIAS DE LAS QUE HE SIDO OBJETO por mi oposición a George W. Bush en 2004 son increíbles. Fui acusado de ser un camello porque me manifesté en contra de la guerra contra las drogas. Lo encontré tan divertido como molesto.

ME LLAMARON DEL CONSEJO JUDÍO A LOS 13 AÑOS para que hiciera de mensajero. Me dieron pequeños trozos de papel que estaban dirigidos a cuatro o cinco personas. Se les pedía que se presentasen en el seminario rabínico con comida y una manta. Fui a casa a ver a mi padre y se dio cuenta de que era una lista de abogados judíos que habían sido citados para la deportación. Mi padre era también abogado. Así que me dijo que entregase las notas, pero que dijera a los destinatarios que si seguían las órdenes serían deportados. Así lo hice. Y hubo un solo abogado que dijo: “He sido un ciudadano respetuoso de la ley toda mi vida. Mientras siga las órdenes, no pueden hacerme nada”. Y se presentó. Y aquellos que se presentaron fueron deportados.

ES MÁS DIFÍCIL DONAR DINERO QUE GANARLO. Cuando te dedicas a ganar, te guías por un criterio muy simple: el resultado. Sabes qué es correcto y qué es erróneo según lo rentable que sea cada decisión en el mercado. Cuando donas, estás preocupado por el bien común. Es algo que no se suma.

LA REELECCIÓN DE BUSH FUE UNA CATÁSTROFE para Estados Unidos y para el mundo. En ese sentido, no he cambiado de opinión.