1. EN 1995 logramos llegar a un acuerdo con la CIA para crear una oficina especial que rastreara dónde se encontraba Bin Laden. Poco después, ese departamento dio un paso más: encontrar a alguien que había estado dentro
de Al Qaeda y que les había estafado. Había huido e intentó desertar varias veces a Estados Unidos. Varias de nuestras embajadas le habían rechazado estúpidamente. Nos contó toda su historia. Fue la primera vez que oímos el nombre “Al Qaeda”.

2. SE PODRÁ DECIR LO QUE SE QUIERA SOBRE GEORGE TENET, pero antes del 11-S no hacía más que alertar sobre Al Qaeda y Bin Laden. Tampoco le escucharon. Y era el director de la CIA, ¡por Dios bendito!

3. LA IMPRESIÓN QUE TUVE CUANDO LA ADMINISTRACIÓN BUSH entró en escena fue que era el equipo más serio que nunca había atravesado la puerta. Era gente con unas credenciales impresionantes. Pero, durante la primavera y el verano de 2001, surgió en mí la idea de que también era un grupo poco funcional. Puedes escoger a una multitud de personas altamente cualificadas y ponerlas juntas, pero el resultado es menor que la suma de todas esas partes. Todavía no puedo entenderlo. Cuando ellos empezaron centrándose en la creación de un Departamento de Seguridad Interna para evitar que el senador Joe Lieberman se les adelantara, me di cuenta de que estaban más preocupados por la política que por los resultados.

4. SUPE DURANTE UN LARGO PERIODO QUE ÍBAMOS A INVADIR [IRAK]. Pero no caí, hasta poco antes de 2003, en que íbamos a ocupar [este país]. Alguien vino y me dijo que el Departamento de Defensa había sacado a concurso un contrato para reescribir los libros de texto de los institutos iraquíes. En ese momento me di cuenta de que no se trataba sólo de reemplazar a Sadam Husein. Además, había un loco complot para reconstruir Irak a nuestra imagen y semejanza. Y luego supe que la guerra contra el terrorismo estaba perdida. Porque, si ocupas un país árabe, es materialmente imposible que consigas el apoyo árabe contra [los terroristas].