
A pesar de la importancia de las energías limpias, el sector está creciendo por debajo de las expectativas. La Unión Europea y España dentro del marco de esta tienen que impulsar el uso de las renovables.
La Unión Europea se ha planteado como objetivos para 2030 reducir las emisiones de gases de efecto invernadero un 40%, aumentar la eficiencia energética un 20% y que las energías renovables alcancen el 27%. En este escenario de apuesta por una economía más limpia, eficiente y a largo plazo sostenible, es imprescindible que las energías renovables tengan el papel que les toca en el siglo XXI. Ese no es otro que ser protagonistas, no solas, pero sí con un peso importante en el sistema energético europeo. La Estrategia energética de la Unión Europea ha marcado como prioridades la seguridad en el abastecimiento, la competitividad y la sostenibilidad. Tres ejes en los que las renovables son fundamentales.
Las renovables son imprescindibles en el siglo actual y no son un invento nuevo, sino que permiten aprovechar lo que la naturaleza ofrece. No hacerlo sería malgastar recursos y, en el caso concreto de España, condenar al país a la eterna dependencia del exterior. Un país sin uranio, ni gas a buen precio necesita aprovechar lo que tiene: mucho sol, agua, viento, mareas, árboles. No seríamos hombres de nuestro siglo si seguimos quemando carbón como en el siglo XIX o haciendo centrales nucleares y térmicas como en el XX. Es indispensable que en la mezcla energética estén presentes todas y cada una de ellas en la proporción que le toca para su tiempo.
En este contexto, llama la atención que la legislación más reciente en España ponga trabas y empañe más el sector de las renovables, al tiempo que se presume de transparencia y ventanilla única. El consumidor final y las pymes se enfrentan a un sinfín de papeleo y a una inseguridad jurídica que no hacen sino dificultar que las energías renovables tengan el papel que merecen. Y más si a esto se suma el llamado ‘impuesto al sol’ o ‘peaje solidario’ que tienen que pagar los pequeños productores y de autoconsumo. Un dato muy significativo es que en 2015 no se instaló ni un solo megavatio eólico en España, mientras en el resto de la Unión Europea no paran de crecer, con 12.800 MW instalados en 2015 y un total de 142.000 MW que cubren el 11,4% de la electricidad que necesita la UE. En China, se instalaron sólo el año pasado 30.000 MW, más que todo lo que tiene España. Algo no se está haciendo bien.
Es especialmente preocupante el papel de los periodistas y que el público entienda la importancia de lo que consume y compra, en este caso la energía. Los periodistas son mensajeros en los que los ciudadanos confían, o deberían, para poder tomar decisiones de compra. De ahí la importancia de que las informaciones que se dan sean veraces y contrastadas y no ...
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