La solidaridad está de moda, pero no todo consiste en dar dinero para paliar la pobreza o el sufrimiento, sino en saber emplearlo. Por primera vez, DARA pone nota a los 23 donantes del Comité de Ayuda al Desarrollo de la OCDE, evaluando si han hecho bien sus deberes. Para variar, los suecos son los más brillantes, mientras los españoles necesitan mejorar.

 

 

Decenas de millones de personas padecen cada año las consecuencias de guerras y desastres naturales. La acción humanitaria, más esencial que nunca, depende en gran medida de la financiación de los países donantes, actores centrales del sistema. Sin embargo, éstos no pretenden en muchas ocasiones salvar vidas, aliviar el sufrimiento y mantener la dignidad humana, ni siquiera lograr la máxima eficacia en su actuación. Sean cuales sean sus motivaciones, los Estados donantes tienen una responsabilidad que deben asumir, no sólo ante sus ciudadanos, sino también ante aquellas personas cuyas vidas siguen amenazadas a diario. Es mucho lo que está en juego.

Pero, ¿cómo determinar esa responsabilidad? ¿Cómo se puede medir y, por lo tanto, evaluar?  Hasta el momento, el único mecanismo era la iniciativa de la Buena Donación Humanitaria, cuyos 23 principios, con los que se han comprometido los donantes oficiales más importantes desde 2003, marcan el camino de las buenas prácticas en la respuesta humanitaria. Ahora, y por vez primera, se publica también el Índice de Respuesta Humanitaria 2007 (HRI, en sus siglas en inglés), elaborado por DARA, que clasifica a los 23 donantes del Comité de Ayuda al Desarrollo (CAD) de la OCDE. Este ranking ofrece un análisis detallado sobre el comportamiento de estos países (22 en total) más la Comisión Europea, tanto en sus planteamientos como en su resultado. No son los únicos, pero sí los más importantes: la primera división de donantes. Siguiendo el símil futbolístico, el HRI no se limita a registrar los puntos obtenidos por sus victorias, sino que también tiene en cuenta el juego limpio, los golazos, los buenos pases y, cómo no, el juego en equipo. Todo cuenta en la clasificación final.

Volviendo a la jerga humanitaria, el HRI evalúa a los participantes en cinco ámbitos distintos: la calidad de la respuesta a las necesidades humanitarias, el grado de integración de la ayuda de emergencia y la de desarrollo, la coordinación con otras agencias u organismos humanitarios, el cumplimiento de los compromisos adquiridos, el aprendizaje y la responsabilidad en la gestión. Estos pilares se constituyen en torno a los 23 principios del GHD.

¿Hasta qué punto los países donantes cumplen con estos principios, con las reglas que ellos mismos se autoimpusieron hace cuatro años?

El HRI proporciona información sólida para responder a esta pregunta y, por si fuera poco, ofrece un espacio de reflexión para analizar políticas, conocer los datos, evaluarlos y hacer un seguimiento de los mismos. La clave está, además, en aportar mayor información y transparencia para mejorar la calidad de la asistencia. Proporcionar la ayuda necesaria de la forma adecuada a quien más lo necesita es un reto. Hace tiempo que en las agencias y organismos dedicados a la acción humanitaria hemos comprendido que queda mucho por hacer para responder mejor a las necesidades de un número creciente de personas afectadas.

El Índice de Respuesta Humanitaria se nutre de tres fuentes principales de información: datos estadísticos, entrevistas con actores clave y los resultados de los cuestionarios sobre la respuesta a ocho crisis recientes, ocho partidos principales del campeonato: Colombia, República Democrática del Congo, Haití, Líbano, Níger, Pakistán, Sudán y Timor Este.

En su conjunto, el HRI representa el primer intento de medir el comportamiento de los donantes y de cuantificar sus progresos en la acción humanitaria. Uno de sus principales objetivos es verificar el progreso de la donación oficial. Dada la cantidad de retos a los que se enfrenta el sector a la hora de responder de mejor forma a las necesidades, creemos que el análisis de las respuestas a las crisis ofrecido por el HRI sirve como un instrumento no sólo para estimular la discusión y el debate, sino para arrojar luz sobre cómo la comunidad internacional está respondiendo a la tarea de proporcionar asistencia humanitaria eficaz en el siglo XXI .

La meta del HRI es mejorar la calidad de la acción humanitaria, servir como herramienta para responder en el futuro de forma más adecuada a las crisis y catástrofes que inevitablemente habrá que afrontar.

DARA es una organización independiente, sin ánimo de lucro, comprometida con la mejora de la calidad de la cooperación al desarrollo y la acción humanitaria a través de la evaluación. Para consultar el Índice completo: www.daraint.org


EL TRIUNFO DEL MODELO SUECO
De los datos se desprende que el modelo sueco funciona muy bien, incluso en el campo de la acción humanitaria (a la vista está su puntuación en los cinco pilares que conforman el Índice). El país nórdico se muestra especialmente sensible ante las llamadas crisis olvidadas y ante aquellos sectores que no suelen recibir demasiada atención por parte de otros donantes. Además, Estocolmo aporta, en la mayoría de las ocasiones, dinero, lo que tiene la ventaja de que se recibe en el momento de mayor necesidad y que se destina, sobre todo, a urgencias.

 

ESPAÑA SUBE PUESTOS
En el último año, España ha incrementado de forma notable la financiación destinada a asistencia humanitaria. A diferencia de lo que ocurría antes de 2006, Madrid ha empezado a canalizar fondos de ayuda a través de Naciones Unidas (aunque son todavía insuficientes), pero no se compromete todo lo que sería deseable con los mecanismos de coordinación de la ONU o de las ONG. Falta mucho por mejorar en los apartados de aprendizaje y responsabilidad, tal vez porque las autoridades españolas no evalúan sus proyectos y falta transparencia. Se ha hecho mucho, pero queda mucho más por hacer.

 

LASTRE COMUNITARIO
La Oficina de Ayuda Humanitaria de la Comisión Europea (ECHO) está obligada a evaluar todas las actividades que financia, y eso explica que Bruselas sea el jugador más responsable de la clasificación y el más transparente. La ECHO también lleva ventaja con respecto a los Estados miembros de la UE para intervenir en situaciones delicadas de forma más neutral y más eficaz que aquéllos, puesto que carece de ataduras coloniales. Pese a ello, la descentralización de la ayuda del Viejo Continente y la falta de fondos lastran muchas de sus capacidades.

 

UNILATERALISMO AMERICANO
Como ocurre en otros campos, Washington se muestra como un fuera de serie en los apartados de aprendizaje y de la responsabilidad en la gestión, pero se merece, al menos, una tarjeta roja en el ámbito de los principios internacionales y los derechos humanos: alivio del sufrimiento, imparcialidad, neutralidad e independencia. De los datos se desprende que el Gobierno de EE UU no es muy partidario del multilateralismo tampoco en este ámbito, ni de colaborar con organismos internacionales, aunque es eficaz en identificar necesidades y en la promoción del papel de las ONG.