
Los retos medioambientales van mucho más allá del denostado aceite de palma. Varias comunidades locales en Indonesia están intentando encontrar formas de desarrollo más sostenibles para preservar el entorno.
Hace apenas unos meses, la comunidad científica anunciaba con gran bombo que se había identificado una nueva especie de orangután en la isla indonesia de Sumatra. El tapanuli –que hasta entonces se pensaba que formaba parte de la especie del orangután de sumatra– se convertía, junto a ésta y el orangután de borneo, en la tercera especie conocida de este animal. Un recién nacido que, sin embargo, con sólo 800 ejemplares, ya está casi condenado a extinguirse.
Durante años, buena parte de los problemas medioambientales del archipiélago asiático se han relacionado directamente con la expansión de una única industria: la del denostado aceite de palma, del que Indonesia es el principal productor mundial y cuyas exportaciones alcanzaron casi 23.000 millones de dólares en 2017. Y si bien esta industria ha tenido buena parte de culpa en la reducción del hábitat de orangutanes y otras especies, el futuro del tapanuli depende de otra amenaza: una presa hidroeléctrica que será construida por la empresa estatal china Sinohydro y que inundará parte de los bosques donde vive. Así, además de inundar el hábitat de este nuevo gran simio, el proyecto incluye carreteras y cables de alta tensión que aislarán a los grupos de orangutanes y dificultarán su supervivencia.

Y es que los retos medioambientales de este país formado por más de 17.000 islas van mucho más allá de una simple planta. Empezando por la deforestación. Así, según el informe La palma de la controversia del Centro para la Investigación Forestal Internacional (CIFOR), un 14% de la deforestación en Indonesia puede achacarse al aceite de palma. Sin embargo, las plantaciones de acacias para fabricar papel o la industria maderera, de las que se habla mucho menos, son motores de deforestación igual de importantes, y en algunas regiones incluso más.
Otros sectores también amenazan la rica fauna y flora de Indonesia –el tercer país del mundo con mayor biodiversidad sólo por detrás de Brasil y la República Democrática del Congo–, como la minería, la pesca, el sector petrolífero o las plantas hidroeléctricas, como en el caso de los tapanulis. “También hay problemas con la construcción de nuevas ciudades o carreteras, especialmente en zonas que están desarrollándose rápidamente como Papúa”, asegura Hidayah Hamzah, investigadora del World Resources Institute (WRI).
Aunque el problema se ha simplificado, la situación no es menos apremiante en un país que ha marcado récords en destrucción medioambiental durante los últimos años. Así, en 2012, un estudio de la universidad de Maryland aseguró que Indonesia había superado a Brasil en la tasa de deforestación de bosques primarios ...
Artículo
para suscriptores
Para disfrutar de todos nuestros contenidos suscríbete hoy:
Plan mensual
3,70€/mes
- Asiste a eventos en exclusiva
- Recibe la Newsletter mensual ‘Cambio de foco’ con contenidos de actualidad
- Participa activamente en la elección de los contenidos de esglobal
- Accede a todos los contenidos semanales
- Accede al archivo de artículos desde 2007
- Descarga todos los artículos en PDF
Plan anual
37€/mes
- Asiste a eventos en exclusiva
- Recibe la Newsletter mensual ‘Cambio de foco’ con contenidos de actualidad
- Participa activamente en la elección de los contenidos de esglobal
- Accede a todos los contenidos semanales
- Accede al archivo de artículos desde 2007
- Descarga todos los artículos en PDF