Inmigrantes subsaharianos llegan a las cosas de Italia (Giovanni Isolino/AFP/Getty Images)
Inmigrantes subsaharianos llegan a las cosas de Italia (Giovanni Isolino/AFP/Getty Images)

Tras la última tragedia en aguas del Mediterráneo, la Unión debe plantearse actuar y enfrentarse al reto de la inmigración, el que continúe posponiéndolo no hará que desaparezca. Se limitará a empeorarlo.

La inmigración continúa siendo una parte integral del panorama político en muchas capitales europeas, especialmente en un momento en el que se están acercando las elecciones nacionales o locales. Casi todos los Estados miembros de la Unión Europea están, de un modo u otro, bajo la presión de desafíos externos, pero algunos de ellos sufren la presión de los flujos migratorios de manera constante.

En enero y febrero de 2015, por ejemplo, el número de entradas ilegales detectado en algunos puntos fronterizos clave, incluyendo el Mediterráneo central, los Balcanes Occidentales y la frontera terrestre entre Turquía y Bulgaria, alcanzó nuevos récords. En comparación con el mismo periodo de 2014, las entradas aumentaron en más del 40% en el Mediterráneo central, en más de un 160% a través de la frontera terrestre entre Turquía y Bulgaria, y en un astronómico 990% en los Balcanes Occidentales.

Las principales razones de estas cifras son muy claras. Hay ciudadanos sirios y afganos que están viajando a través de la frontera terrestre entre Turquía y Bulgaria como resultado del deterioro de las condiciones de seguridad en Libia. Antes de que Grecia construyera un muro en 2012 solían llegar a los Balcanes Occidentales a través de este país. Ahora lo hacen a través de Bulgaria, que ha reaccionado comenzando a construir una larga valla a lo largo de su frontera con Turquía. La naturaleza porosa de las fronteras de Bulgaria fue uno de los motivos por los que otros Estados miembros de Schengen rechazaron la solicitud de Bulgaria para adherirse al acuerdo, como hicieron también con Rumanía. Los ciudadanos kosovares también intentan encontrar una vía de escape y buscan asilo o protección subsidiaria en los países de la UE.

Los barcos destartalados que parten de la costa de Libia en un intento de cruzar el Mediterráneo no están llenos de sirios o de potenciales refugiados de otros países de Oriente Medio. Los sirios se enfrentan además al desafío adicional de conseguir visados ahora que Argelia y Túnez han introducido requisitos más rigurosos para ellos. Estas embarcaciones llevan principalmente a ciudadanos de países subsaharianos, cuyo número está creciendo. Estas personas están acudiendo en masa a las costas de Libia. Determinados a llegar a Italia como sea, tienen que soportar trabajos forzados y enfrentarse a enormes penalidades durante su estancia en Libia. Además de cruzar en barco. Los graves problemas de seguridad no les disuaden. A menos que Europa pueda reducir el número de barcos que arriban a Italia y bloquear otros puntos transfronterizos terrestres de la UE, el flujo de inmigrantes se incrementará aún más. Para aquellos inmigrantes en situación irregular que consiguen llegar a costas europeas, se necesita implementar una política de devolución rápida por medio de acuerdos de readmisión con terceros países. ...