Desplazados yazidíes amezadados por el Estado Islámico . (Safin Hamed/AFP/Getty Images)
Desplazados yazidíes amezadados por el Estado Islámico . (Safin Hamed/AFP/Getty Images)

Hace tres semanas, un grupo de tres investigadores de la International Association of Genocide Scholars, la ítalo-argentina Irene Victoria Massimino, la estadounidense Elisa von Joeden-Forgey y el canadiense Kjell Anderson viajaron a Irak. Su objetivo era entender si, en ese país atravesado por dos ríos bíblicos, el Tigris y el Éufrates, y que antaño era un crisol milenario de culturas y etnias, los cristianos y otras minorías —en particular, los yazidíes y los shabaks— son víctimas de lo que, en lenguaje jurídico, se llama genocidio, es decir, de una intención voluntaria y planificada para eliminar a un grupo en una determinada zona geográfica. Con esta premisa como base, durante seis días, los tres académicos se desplazaron por este país azotado por la guerra, para encontrarse con testigos directos de las masacres llevadas a cabo por el autoproclamado Estado Islámico y recolectar pruebas, también fotográficas, de aquello.

El panorama que se abrió delante de sus ojos describe un descenso hacia el infierno para Irak, que cuesta imaginar desde lejos y que, sin dudas, incomoda a muchas cancillerías en el mundo: ciudades destrozadas, saqueadas y vaciadas, desoladores campos de refugiados, iglesias quemadas, fosas comunes y miles de personas que, mientras usted lee este artículo, sufren un acoso constante y cotidiano. Esto, por el simple hecho de existir. esglobal entrevista a la abogada especializada en genocidios, Irene Victoria Massimino, que analiza ese acoso que ha hecho que los cristianos y demás minorías estén literalmente desapareciendo de la zona, después de que Daesh tomara Mosul y, hace año y medio, también la principal ciudad del cristianismo en Oriente, Qaraqosh.

esglobal. ¿Cuál era el objetivo de su misión?

Irene Victoria Massimino. La misión tenía el objetivo de ver en persona las atrocidades cometidas por el Estado Islámico, así como calificar criminalmente dichos actos.

esglobal. ¿Pudieron acceder a zonas controladas por Daesh?

I.V. M. No, no hay acceso a las zonas controladas por el Estado Islámico. Es demasiado peligroso. Sí estuvimos recorriendo territorio contiguo a la línea de fuego, por lo que pudimos visualizar los pueblos controlados por ellos y visitar pueblos que lo estuvieron pero que fueron recuperados por las fuerzas peshmerga [combatientes kurdos armados] y actualmente están bajo su control, como la ciudad Sinjar [norte de Irak].

esglobal. ¿Con quién pudieron hablar y qué fue lo que les relataron?

I.V. M. Pudimos dialogar con miembros de organizaciones no gubernamentales cristianas y yazidíes (ellos prefieren que se les llame ezídi), autoridades de las distintas iglesias cristianas —algunos de ellos desplazados de Mosul, ciudad actualmente controlada por Daesh—, autoridades de la religión yazidíes, representantes de los grupos religiosos en el Parlamento iraquí y en el Gobierno kurdo, mujeres yazidíes sobrevivientes rescatadas de la esclavitud sexual, desplazados cristianos actualmente refugiados en casas, campos o caravanas y refugiados shabaks [kurdos] con familiares aún en manos del Estado Islámico.

esglobal. ¿Encontraron fosas comunes?

I.V. M. Visitamos tres fosas comunes en donde pudimos ver claramente restos humanos y de vestimenta de personas que habían intentado escapar de la invasión en Sinjar. Se calcula que allí hay alrededor de 19 fosas comunes.

esglobal. ¿Iglesias destruidas?

I.V. M. Durante la visita a Sinjar pudimos visitar un lugar donde antes se erigía una iglesia cristiana. Allí, excepto la mezquita, todos los templos religiosos fueron destruidos. Asimismo, Daesh marcó con aerosol la mayoría de las casas de yazidíes y cristianos, claramente estigmatizando por la religión, y escribió Allah es grandepor todos lados.

esglobal. Algunos cristianos iraquís refugiados en Europa relataron cómo Daesh les arrebató a sus hijos. ¿Encontraron pruebas de este hecho?

I.V. M. Sí, pruebas testimoniales. De muchos no se tiene noticia aún hoy, por lo que su estatus es el de desaparecidos, ya que no se sabe si están vivos o muertos.

esglobal. ¿Qué hay detrás del odio que Daesh manifiesta contra los cristianos, los shabaks y los yazidíes que viven en Irak?

I.V. M. Es evidente que hay una intención de convertir toda la zona en un califato y que, por eso, el Estado Islámico quiere imponer su identidad. En un genocidio, el opresor impone su identidad al oprimido reemplazando la de este último. Aquí hay clara evidencia de ello. Conforme a los testimonios que escuchamos, se obliga a cristianos y yazidíes a la conversión y se adoctrina a los secuestrados y esto incluye a mujeres y niños principalmente, ya que, por lo que nos dijeron los testigos, los hombres son en su mayoría asesinados.

esglobal. ¿Hay razones económicas detrás de estas persecuciones?

I.V. M. Es difícil afirmarlo con certeza. Pero está claro que hay un interés en la región por la gran riqueza petrolera que posee Irak. Es la zona más fértil de Oriente Medio, por lo que es difícil pensar que no haya intereses económicos. Lamentablemente, la situación política es compleja incluso en el Gobierno legitimo del país y entre éste y el Kurdistán [región que goza de una cierta autonomía], lo que hace más difícil entender el juego de poderes interno y frente al Estado Islámico.

esglobal. ¿Cómo justifica Daesh estos actos entre sus adeptos?

I.V. M. Entiendo que la justificación es puramente religiosa. De todas formas, testigos refugiados nos informaron que, por ejemplo, en Mosul, cuando el Estado Islámico llegó, prometió dinero a los hombres y mujeres jóvenes musulmanes para unirse a su organización.

esglobal. Entonces, en su opinión, ¿se puede hablar jurídicamente de genocidio?

I.V. M. Sí, podemos hablar de genocidio, pues éste no implica únicamente la eliminación física, sino la cultural. Y en ese sentido, aunque haya una diferencia de trato entre yazidíes y cristianos por parte del Estado Islámico, la intención de eliminar a los cristianos es clara, en cada relato se puede ver la humillación, la muerte, la desaparición, el robo de propiedad, la destrucción de monasterios ancestrales, de manuscritos, de gran parte de la humanidad. No obstante, no hay que olvidar que también persigue a los musulmanes chiíes y a los suníes que no practican el islam en el entendimiento de esta organización.

esglobal. ¿Hay similitudes con lo ocurrido en los Balcanes durante las guerras de los 90 o en Ruanda en 1994?

I.V. M. Todos los genocidios tienen similitudes. Podríamos decir que la que tiene con los Balcanes es la índole religiosa de la persecución. Pero todos tienen la intención de eliminar parte o la totalidad de un grupo imponiendo la identidad del perpetrador, en este caso el Estado Islámico frente a los otros grupos religiosos. Es muy interesante ver cómo en los genocidios, el perpetrador crea una “otredad”, es decir la creación de un “otro” ajeno a la sociedad. Como el judío o gitano en la Alemania nazi, a los que no se los consideraba alemanes sino judíos o gitanos, “otros” ajenos a los valores que intentaban imponerse, lo mismo con los armenios durante su genocidio en manos de los turcos, y así todos los casos lamentables de nuestra historia.

esglobal. En todo caso, ¿hay limpieza étnica?

I.V. M. Hablar de genocidio no implica negar la existencia de otros crímenes, por lo que también aquí vemos crímenes contra la humanidad, seguramente crímenes de guerra.

esglobal. ¿Estas minorías están en riesgo de extinción en el país?

I.V. M. Sí, absolutamente. La cantidad de cristianos que en la actualidad se han refugiado en el exterior es altísima. Siendo conservadores, al menos un tercio de los cristianos de la zona se fueron del país.

esglobal. ¿Cuáles son las zonas más afectadas por los brutales métodos de persecución y represión contra las minorías? ¿Quedan cristianos?

I.V. M. El norte y centro, aunque el Estado Islámico haya intentado entrar en el Kurdistán, lográndolo solo en las ciudades fronterizas o aledañas, como Mosul y Sinjar. Algunas ciudades han sido recuperadas, pero actualmente se encuentras deshabitadas y, por su nivel de destrucción nadie ha podido regresar, además del riesgo de vida que ello implicaría, puesto que Daesh deja explosivos, las llamadas booby-traps. Allí no quedan cristianos, salvo aquellos secuestrados por el Estado Islámico, siempre presumiendo que aún están vivos.

esglobal. ¿Cuál es la actitud del Ejército iraquí frente a estas persecuciones?

I.V. M. El Ejercito, así como los peshmerga kurdos, luchan contra Daesh para recuperar el territorio. El problema es que dentro de Irak hay otros conflictos internos, entre ellos la independencia del Kurdistán, la existencia de milicias chiíes iraníes, otros grupos terroristas que articulan en distintas ciudades, y que, antes de la llegada del Estado Islámico, perseguían a los cristianos. Estas acciones no son nuevas, desde hace años existe en el país y no son claras ni la voluntad ni el accionar del Gobierno para su efectiva protección.

esglobal. Varios analistas consideran que la situación actual es el nefasto fruto de las intervenciones militares ocurridas durante las llamadas Guerras del Golfo. ¿Está de acuerdo?

I.V. M. Sí, es difícil no estarlo. Se habla local y constantemente de un caos traído desde afuera. Incluso se ha creado una expresión de tipo coloquial que en árabe es Al Fawda Alkhalaga que significa el caos creado, como si fuera un caos artificial. Vuelvo a repetir, la zona es de las más ricas en petróleo, por lo que es inevitable pensar que no solo las intervenciones anteriores provocaron o colaboraron con la situación actual, sino que hay una nueva cooperación con el objetivo de desestabilizar y cambiar el control económico en la región.

esglobal. ¿Qué soluciones hay para poner un freno a esta situación?

I.V. M. Lamentablemente hoy no veo una salida que no requiera el enfrentamiento militar, pero es evidente que tiene que haber decisión política para ello. El Estado Islámico no se autofinancia con el robo de las propiedades a los habitantes, sino con la venta del petróleo que extrae en la zona. A esto me refiero con voluntad política, es decir, terminar con esta financiación económica que no hace más que seguir fomentando el genocidio.