La duplicidad de funciones de la Cámara de Diputados y del Senado italiano, sumada a la dificultad de formar gobierno por la fragmentación del Parlamento, lleva a Italia a celebrar un referéndum para reformar el sistema político. ¿Será este un precedente para otros Estados de Europa?

El próximo otoño, los ciudadanos italianos serán llamados a las urnas para expresar su posición sobre las recientes reformas del sistema político aprobadas por el Parlamento. Se trata de una cita electoral particularmente importante tanto para el país, como para la Unión Europea en su conjunto. Italia, como demuestra el auge del Movimiento Cinco Estrellas, también es hoy teatro de esa dinámica de choque entre opciones reformistas y alternativas críticas del sistema que parece haberse convertido en la regla del juego político en el viejo continente.

Matteo Renzi
El primer ministro italiano Matteo Renzi en el Parlamento en Roma (ANDREAS SOLARO/AFP/Getty Images).

Matteo Renzi preside hoy un Ejecutivo de gran coalición apoyado por el Partido Democrático y algunas formaciones de centro-derecha. Dicho Gobierno, que vio la luz después de las convulsas elecciones de 2013, apareció como la única solución posible, dado el sustancial empate a tres y el rechazo por parte del Movimiento Cinco Estrellas de cerrar acuerdos con las otras fuerzas políticas. El pacto antinatural y necesariamente transitorio entre antiguos enemigos políticos se selló para alcanzar un objetivo fundamental: aprobar una reforma capaz de dar estabilidad al sistema político después de unos años de gobiernos de coalición caracterizados por su breve duración y una sustancial incapacidad de realizar políticas públicas eficaces. La propuesta del Ejecutivo se ha concentrado en dos aspectos fundamentales. Por un lado, la aprobación de un sistema electoral que permita identificar a un claro ganador tras las elecciones, capaz de dar vida a un gobierno estable y no sujeto a los continuos chantajes de formaciones menores. La ley electoral, denominada Italicum, diseña un sistema proporcional, parecido al español, basado en circunscripciones relativamente pequeñas que tienden a premiar a los partidos mayores. La novedad principal reside en que si una formación política alcanza el 40% de votos obtendrá, gracias a un premio de mayoría, el 55% de los escaños en la Cámara de Diputados. En el caso de que ningún partido alcance dicha cota, la nueva ley prevé la convocatoria de una segunda vuelta en la que los electores podrán elegir entre los dos partidos más votados en la primera. El que gane consigue el 55% de los escaños. En Italia, a diferencia de lo que ocurre en España, la ley electoral no es materia constitucional. El Italicum ha sido aprobado por una ley ordinaria del Parlamento y, por lo tanto, no será tema del referéndum del próximo otoño.

Por otro lado, la propuesta incluye la reforma de la segunda parte de la Constitución, la que tiene que ver con la organización de los poderes en la República y que estará sujeta al voto popular en dicho referéndum. El aspecto más importante de la reforma, que elimina las administraciones provinciales y recentraliza ...