Las presidenciales que se celebrarán los próximos 23 y 24 de mayo,  llegan envueltas en una tormenta de arena que hace difícil vislumbrar un resultado.

 












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Enfrentamientos entre manifestantes egipcios y la polícia cerca del minsiterio del Interior en El Cairo.

 

El Cairo. La primavera egipcia se caracteriza por un fenómeno meteorológico, común en regiones desérticas, conocido como jamasín. El polvo en suspensión de estas tormentas de arena es arrastrado por el viento y desplazado miles de kilómetros, dificultando comunicaciones y transporte, pero también logrando que la arena que pisan a orillas del Nilo se cuele por la nariz de los políticos al otro lado del Atlántico. El jamasín impide ver y respirar, y convierte todo en una masa informe y anaranjada, casi apocalíptica, que genera desconcierto. Esta primavera Egipto celebra las primeras elecciones presidenciales de la era post Mubarak, fijadas para los próximos 23 y 24 de mayo (con una segunda vuelta prevista para el 16 y 17 de junio),  inmerso en un continuo jamasín. Amer Musa, ex secretario general de la Liga Árabe, y Abdel Moneim Abulfotoh, ex miembro de los Hermanos Musulmanes, se perfilan como ganadores en una contienda que ha dejado fuera al candidato de los salafistas y que en sus primeros días de campaña oficial se ha visto empañada por la muerte de al menos veinte personas que mantenían una sentada frente al ministerio de Defensa. La protesta de dichos ultraconservadores por la descalificación de su favorito, terminó en enfrentamientos cuando fueron atacados por grupos de matones mientras las fuerzas militares permanecían inertes. Un tipo de violencia familiar para los egipcios que vivieron acontecimientos similares las semanas previas a las elecciones parlamentarias en noviembre y diciembre de 2011, y que siempre despierta la sospecha de que los propios militares, interesados en mantenerse en el poder, podrían estar alentándola.

En el último mes, además, la pugna por el poder que ha separado a los dos titanes de la escena política egipcia, Ejército y Hermanos Musulmanes, ha ido en aumento haciendo pensar que lo que decidan los egipcios en las urnas será sólo lo que estos les hayan permitido. El proceso para configurar el plantel electoral vigente a dos semanas escasas de iniciarse la votación, ha sido una consecución de tormentas de arena.

A mediados de abril, diez de los 23 candidatos que se habían presentado para concurrir a los comicios quedaron inhabilitados por la Junta Electoral Presidencial. Entre ellos se encontraban tres de los presidenciables con mayor predicamento entre los electores por diversas razones. Omar Suleyman, el jefe de la muhabarat, el espionaje egipcio, que fue nombrado vicepresidente por Hosni Mubarak durante el alzamiento de enero de 2011, parecía la promesa para los mubarakistas y la opción más deseable para el Ejército, por lo que se le consideró su candidato. El argumento para excluirle fue que no había reunido ...