
He aquí un reflejo de las memorias de Bolton sobre el tiempo que estuvo junto a Trump en la Casa Blanca.

The Room Where it Happened, A White House Memoir
John Bolton
Random House, 2020
La habitación donde ocurrió, las memorias de John Bolton sobre su gestión como asesor de seguridad nacional del presidente Donald Trump son una continuación de su anterior libro Surrender is not an option. Bolton fue el último de los artífices no electos de la guerra contra Irak en abandonar la Administración Bush. En 2006, el Senado no aprobó que Bolton continuara como embajador en la ONU, lo que hizo que desde entonces se consagrara en defender que EE UU fuera un imperio global con una política unilateralista hacia amigos y enemigos. Papel que la mayoría vio como un fracaso, pero a él le parecía una gran idea no realizada por falta de entusiasmo.
Cuando en 2016 el colegio electoral estadounidense eligió a Donald Trump como presidente, Bolton percibió la gran oportunidad que lo traería de vuelta a la Administración. No le importaba que fueran evidentes las diferencias entre su visión del mundo y la del presidente electo en áreas como las guerras de Irak y Afganistán, se enroló en el equipo con la conciencia de que para avanzar su causa tendría que hacer algunos compromisos importantes. Hasta allí todo parecería razonable si hubiese recordado una máxima de Dean Acheson, que él mismo gustaba citar en sus presentaciones como analista de la cadena conservadora de televisión Fox.
Cuando alguien preguntó al legendario secretario de Estado sobre la facilidad de su relación con una personalidad tan difícil como Truman en la oficina oval, Acheson contestó: “Nunca he olvidado a quien eligió el pueblo estadounidense”. Bolton sí se olvidó.
Estas memorias están llenas de una soberbia injustificada, claramente tutelar hacia una personalidad tan fuerte como la de Donald Trump. Todavía después de haber perdido su trabajo de forma nada cortes, Bolton insiste en culpar al llamado “eje de adultos”, a los que lo antecedieron en el Consejo de Seguridad, al general Jim Mattis, al secretario de Defensa y otros por no haber ejercido la supervisión adulta que él sostiene que necesita el presidente en política exterior. No es que Trump sea el dirigente más apto para los retos que tiene EE UU en política exterior, pero mal empieza un asesor de seguridad nacional pretendiendo supervisar y correr círculos en torno al que se sienta en el Despacho Oval. Bolton parece no estar solo, pues afirma que el secretario Pompeo le dijo en Singapur que “no se le puede dejar solo (refiriéndose a Trump) ni un segundo”.
Dicho lo anterior, el libro de Bolton es una mina para entender la filosofía y la visión que tiene un segmento amplio del partido republicano de la política mundial y del rol de Estados Unidos en la misma.
Los enemigos: no son quienes esperan…
Bolton muestra ...
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