Quiénes deberían luchar contra

el terrorismo: los soldados

o los abogados? Desde

el 11-S, los tribunales se han convertido

en el principal campo de

batalla contra este fenómeno. Y,

según un nuevo informe que analiza

cómo europeos y estadounidenses

están enfrentándose a él,

Washington no está precisamente

ganando el combate.

Justicia de cómic: los sospechosos

de terrorismo son juzgados a veces por delitos menores. 

En el último lustro, el Departamento

de Justicia de EE UU ha

presentado cargos en más de quinientos

casos de terrorismo, pero

sólo cuatro personas han sido condenadas

por ello. Esto asegura el

Centro para la Ley y la Seguridad

de la Universidad de Nueva York,

que ha publicado el estudio. La

mayoría de los sospechosos, más de

350, fueron juzgados por delitos

menores como violar las leyes migratorias o por fraude documental.

En casi todas las ocasiones,

las conexiones con el terrorismo

desaparecieron incluso antes de que

los expedientes llegaran a juicio.

Al contrario, las autoridades

europeas están consiguiendo notables

tasas de fallos condenatorios,

a menudo gracias a estrictas leyes

antiterroristas anteriores a 2001.

El porcentaje de convictos en los

casos de terrorismo juzgados en

Francia durante los últimos cinco

años se mantuvo en un 86%. En el

mismo periodo, tres cuartas partes

de las acusaciones de terrorismo en

Italia y más de la mitad en Alemania terminaron en sentencias

condenatorias.

Los policías de EE UU hacen detenciones apresuradas para desbaratar supuestas

tramas, mientras los europeos apuestan por un mayor trabajo de inteligencia

antes de un arresto. La paciencia puede suponer que el caso esté mejor instruido

ante un tribunal. Otras voces sostienen que habría que poner estas estadísticas

en cuarentena. “En abstracto, los números nos dicen relativamente poco si no

conocemos los detalles”, dice Robert Chesney, profesor de Derecho en la Universidad

de Wake Forest (Carolina del Norte, EE UU).