En septiembre, Estados Unidos prometió 1.000 millones de dólares de ayuda a Georgia para contribuir a la recuperación del país tras la guerra con Rusia en agosto. El dinero debía “ayudar a Georgia a sostenerse”, dijo la secretaria de Estado Condoleezza Rice. Varias ciudades del país caucásico resultaron muy dañadas por los bombardeos rusos y 20.000 refugiados de Osetia del Sur no pueden aún volver a casa, por lo que parecía haber muchas buenas causas a las que destinar todo ese dinero. ¿Por qué, entonces, se dedicaron 176 millones de dólares a préstamos a empresas, incluidos 30 millones a un promotor inmobiliario para construir un hotel de lujo, el Park Hyatt, en el centro de Tbilisi, una zona que no sufrió ningún daño en la guerra? El hotel, de 127.000 metros cuadrados, 183 habitaciones y cinco estrellas, incluirá 70 apartamentos de lujo, un restaurante de alta categoría, salas de conferencias y un spa con bar natural.

La Corporación de Inversiones Privadas en el Extranjero (OPIC, en sus siglas en inglés), el organismo estadounidense encargado de gestionar el préstamo, está administrando asimismo 10 millones de dólares para la renovación de un edificio histórico y su conversión en centro de convenciones. Los préstamos, declaró a Eurasianet el presidente de la OPIC, Robert Mosbacher, son “un signo claro e inequívoco de la confianza que nosotros [el Gobierno de Estados Unidos] tenemos en el futuro de este país”.

La desafortunada operación militar del presidente georgiano, Mijaíl Saakashvili, en Osetia del Sur quizá fue un desastre para gran parte de su pueblo, pero, gracias al Tío Sam, parece haber dado muy buenos resultados para los promotores inmobiliarios de Tbilisi.