Claves para entender la historia del lado oscuro de Dubai.


 
 
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Las embarcaciones dhows de madera atracados a lo largo de Dubai Creek navegan por rutas comerciales que tienen siglos de antigüedad, conectando esta pequeña ciudad-Estado del golfo Pérsico con el mundo exterior. Pero estos barcos han desempeñado un doble propósito en su historia. Los dhows, símbolo de la vibrante industria del transporte marítimo del emirato, han sido usados también por generaciones de contrabandistas que se han aprovechado de su posición estratégica entre Oriente y Occidente para traficar en una y otra dirección del Mar de Arabia. Ahora, a pesar del reciente cambio de identidad de Dubai para erigirse como centro neurálgico internacional de las finanzas y la educación, sigue siendo un punto de encuentro para el lado más oscuro de la economía mundial que los contrabandistas modernos usan como base para todo tipo de actividades, desde blanqueo de dinero a través de propiedades inmobiliarias y banca ilegal al comercio de opio afgano.

Los apuros de Dubai durante la crisis financiera global sólo servirán para fortalecer este mundo de actividad criminal, según Christopher Davidson, profesor de política de Oriente Medio en la Universidad de Durham y autor de Dubai: The Vulnerability of Success (Dubai: La vulnerabilidad del éxito). “A medida que los esfuerzos de Dubai para liberalizar completamente su economía se vayan revirtiendo y su atractivo para los inversores extranjeros decaiga aún más, la atención internacional acabará por alejarse y puede resultar más atrayente que nunca para los traficantes de seres humanos y armas, y para quienes se dedican al blanqueo de capitales”, afirma. Puede que los nuevos contrabandistas de Dubai sean mafiosos indios o caudillos chechenos en lugar de los marineros de los dhows, pero la vieja estructura dual de negocios legales e ilegales sigue igual de sólida.

Los ingredientes necesarios para que esta ciudad-Estado gozara de una próspera economía sumergida estuvieron presentes desde el principio. A diferencia de los dominios de los jeques del Golfo, ricos en petróleo, como Arabia Saudí y Kuwait, Dubai –una de las siete entidades autónomas que conforman los Emiratos Árabes Unidos (EAU)– no se construyó a base de petrodólares, o al menos no directamente; el crudo representa aproximadamente un 5% de su economía. En su lugar, la estrategia de desarrollo este emirato estuvo impulsada por el sector inmobiliario, y alimentada por un tsunami de crédito barato y exceso de liquidez. Empresas semipúblicas con estrechos vínculos con la familia Maktoum, que ostenta el poder, obtuvieron préstamos por cantidades que se estiman en 80.000 millones de dólares (unos 60.200 euros) en los mercados globales de capital para financiar promociones inmobiliarias emblemáticas como Burj Dubai y Palm Jumeirah. Pero mientras Dubai se dirigía en busca de inversores, se encontró también con algunos elementos desagradables.

El blanqueo de dinero a través del floreciente mercado inmobiliario de la ciudad era relativamente sencillo. Las propiedades que se pagaban en efectivo podían revenderse rápidamente, a menudo antes incluso de ...