india
SAJJAD HUSSAIN/AFP/Getty Images

 

El nuevo portaaviones de China –en realidad, un modelo soviético de la era de Gorbachov, modernizado y comprado por 20 millones de dólares (unos 15 millones de euros) a los rusos— ocupó los titulares internacionales cuando comenzó sus pruebas en el mar este año y se consideró una señal de que Pekín tenía cada vez más ambiciones militares en Asia Oriental. Pero el gigante asiático no es la única potencia de la región que está haciendo grandes inversiones en nuevo material militar. India no le va a la zaga a su vecino del norte y, en algunos terrenos, incluso le está superando, un hecho que se tiene menos en cuenta pero que indica la creciente militarización de la zona desde que una nueva generación de países emergentes, con ambiciones mundiales, ha empezado a disputarse la supremacía regional.

India es ya el mayor importador de armas del mundo, según un informe de 2011 de la organización de control de armamento SIPRI, y representó el 9% de las transacciones internacionales de armas  -sobre todo desde Rusia- entre 2006 y 2010. Se calcula que de aquí a 2015 gastará 80.000 millones de dólares en programas de modernización militar, según estimaciones del Center for Strategic and International Studies de Washington.

En concreto, India está centrada en el poder naval, un nuevo ámbito de rivalidad fundamental. El país prevé gastar casi 45.000 millones de dólares durante los próximos 20 años en 103 nuevos buques de guerra, incluidos destructores y submarinos nucleares. La inversión que prevé China durante el mismo periodo es de unos 25.000 millones de dólares para 135 buques, según datos obtenidos de la empresa de análisis marítimos AMI International.
Además de las tensiones históricas con Pakistán y la insurgencia enconada de los separatistas cachemiros y los rebeldes maoístas, los estrategas militares de India están cada vez más preocupados por la perspectiva de hostilidades con China, y por eso están incrementando su poder naval. Por ahora, Estados Unidos parece mucho más tranquilo con las ambiciones militares de Nueva Delhi que con las de Pekín. La edición de 2010 de la Quadrennial Defense Review del Pentágono mostraba su acuerdo con que India asuma “un papel más influyente en los asuntos mundiales”, entre otros lugares en la región del Océano Índico. Pero existen varios indicios preocupantes de que tal vez no haya sitio en la zona para dos superpotencias en ascenso.

En agosto, un buque de guerra chino no identificado se enfrentó con una nave anfibia de asalto india junto a la costa de Vietnam y le exigió que explicase su presencia en aguas chinas (el encuentro se produjo en una parte del Mar del Sur de China en disputa, que los vietnamitas reivindican). Por suerte, la situación desembocó solo en unas nimias declaraciones públicas de las autoridades de los tres países, pero fue una señal más de que el paisaje marino de Asia está cada vez más militarizado.