
Bajo ocupación israelí y sin espacio político en un sociedad dominada por hombres.
Acuerdos que se diluyen en un horizonte difuso que acalla millones de voces, que piden poder vivir en paz y acabar con el conflicto palestino-israelí. Y entre los que luchan día a día por formar parte de las negociaciones se encuentran las mujeres de ambos bandos. Se reúnen a escondidas, puesto que corren el riesgo de ser acusadas de infieles por sus iguales, se movilizan y son disueltas, piden ayuda y son escuchadas únicamente por organismos internacionales. Las mujeres palestinas e israelíes conforman más de la mitad de la población de los territorios y son, además, las más castigadas por la situación beligerante.
La ausencia de mujeres en las negociaciones políticas refleja el abismo que las separa del hombre en la vida pública. A la hora de buscar soluciones, tienen que conquistar su espacio, para que las dejen actuar, sentarse con el resto en las mesas de negociaciones. Ellas también quieren ser partícipes, porque el conflicto palestino-israelí tiene un impacto desmesurado en sus vidas, por ejemplo, el efecto de las demoliciones de viviendas ha sido enorme para la mujer palestina, que representa la figura central del hogar en lo que se refiere al cuidado de los hijos y a la gestión de los asuntos domésticos.
Después de postergar sus reivindicaciones de género durante años por dar prioridad a la creación del Estado palestino, las mujeres exigen que se compatibilicen ambas luchas. Creen que debe asociarse la batalla nacional contra la ocupación con la de mejorar los derechos de la mujer. De este modo, se las integraría en el proceso de desarrollo, propiciando su independencia financiera, y se haría efectiva su participación en las esferas económica, social y política. La nueva creación de un gobierno de unidad palestino configura un contexto más propicio para su actuación.
Algunas organizaciones son constituidas solo por mujeres árabes, si bien corren el riesgo de ser absorbidas por la lucha general de la minoría árabe en la defensa de sus derechos civiles en Israel. Destaca Al Fanar, creada en 1991 en Haifa, y el Foro de Mujeres Árabes Aisha, nacido en 1992, que reúne organizaciones de mujeres de 12 países árabes y presta especial atención a las reformas legislativas que afectan a las mismas. En Israel tiene lugar una faceta de la lucha de género menos conocida, se ha venido creando diversas organizaciones de mujeres judeo-árabes desde la década de los 40 y los 50, como el caso de Na’amat o TANDI. Esta última se trata de una alianza de dos organizaciones, una árabe denominada Women’s Awakening y Progressive Democratic Organization of Jewish Women.
Sin embargo, en general, existe una falta de consenso entre las organizaciones de mujeres (progresistas, feministas, conservadoras y religiosas), que las separa en vez de unirlas contra aquello para lo que ...
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