Por qué Estados Unidos se equivoca al temer la divisa china.  Informe especial de FP: EL FUTURO DEL DINERO

La divisa china, el renminbi (RMB), lleva varios años siendo un tema muy discutido. Hace poco, varios miembros del Congreso de Estados Unidos sugirieron la posibilidad de vincular la legislación china sobre divisas a las próximas votaciones sobre los acuerdos de libre comercio con Corea del Sur, Colombia y Panamá. Sin ir tan lejos, el líder de la mayoría Demócrata en el Senado, Harry Reid, y el senador Charles Schumer han prometido una votación sobre el asunto en algún momento de este año.

El origen del conflicto, para Estados Unidos –y otros países— está en las quejas de que China mantiene el valor del RMB artificialmente bajo para impulsar las exportaciones y el superávit comercial a expensas de sus socios comerciales. Los últimos datos oficiales muestran que el déficit comercial bilateral entre Washington y Pekín aumentó casi un 12% en la primera mitad de 2011, alimentando los esfuerzos estadounidenses para impulsar la creación de puestos de trabajo nacionales mediante la autorización de aranceles a las importaciones y otras restricciones a países que manipulan sus monedas.

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Aunque el Tesoro estadounidense no ha llegado nunca a calificar al gigante asiático de “manipulador de divisas” en sus informes semestrales al Congreso, sí ha presionado sin cesar a dicho país para que permita que el RMB se revalorice a más velocidad y deje que fluctúe de forma más libre, con arreglo a  las fuerzas del mercado. El Fondo Monetario Internacional (FMI), el Banco Mundial y numerosos economistas también son partidarios de una política de revalorizaciones más rápidas y tipos de cambio más flexibles, dentro de un programa más amplio para reequilibrar la economía china y alejarla de su tradicional dependencia de las exportaciones y las inversiones para acercarla a un modelo de crecimiento más basado en el consumo. En parte como respuesta a estas presiones, pero sobre todo por preocupaciones internas, Pekín ha dejado que el RMB suba alrededor del 25% frente al dólar estadounidense desde mediados de 2005. Pero la velocidad de revalorización sigue siendo demasiado lenta para EE UU y otros Estados de Europa y Latinoamérica, cuyos sectores de fabricación sufren cada vez más competencia de los artículos fabricados en China a bajo coste.

Las discusiones internacionales sobre el RMB son siempre tensas porque China y sus socios comerciales tienen ideas totalmente distintas sobre la función de los tipos de cambio. Estados Unidos y otras economías avanzadas, así como el FMI, consideran que un tipo de cambio es solo un precio. Por consiguiente, piensan que la intervención constante de Pekín para mantener su tipo de cambio muy por debajo del nivel fijado por el mercado, es una distorsión que impide que los mercados internacionales funcionen todo lo bien que deberían. Esa irregularidad del precio afecta también a la propia economía china porque estimula las grandes inversiones en fabricación para la exportación y pone freno ...