La improvisación, la falta de recursos y ciertos incidentes impidieron una completa y eficaz escolarización de los menores refugiados el curso pasado. ¿Cómo puede Grecia aprender de los errores? ¿Cuáles son las nuevas propuestas de cara al nuevo año lectivo que empieza?

Niños refugiados van de camino a sus clases vespertinas en el norte de Atenas, Grecia. Louisa Gouliamaki/AFP/Getty Images

Durante el pasado curso el Ejecutivo encabezado por Alexis Tsipras se propuso iniciar o retomar la carrera escolar de los menores refugiados que se encuentran en Grecia. A causa de la lentitud en el proceso de acogida, el Estado griego ha tenido que improvisar un sistema educativo con la vista puesta en un largo periodo indeterminado de tiempo debido al incumplimiento de los plazos marcados para la acogida.

El programa educativo fue elaborado a tres bandas por los Ministerios griegos de Educación, Interior y Políticas migratorias. En cuanto a la enseñanza obligatoria, a los párvulos (con una edad comprendida entre los cuatro y cinco años) se les impartiría las clases dentro de los centros de acogida, debido a la dificultad de separarlos de sus padres, y respecto a primaria y secundaria (hasta los 15 años) se procuraría su traslado a escuelas cercanas hasta que de manera progresiva se les incluyera por completo en el sistema. Finalmente, para la educación no obligatoria se dispuso que a los mayores de 15 años se les ofrecerían clases de idiomas, actividades deportivas o artísticas y programas de formación profesional, y en tanto en cuanto fueran aprendiendo griego, se les daba la posibilidad de continuar sus estudios en los liceos. El apartado de las lenguas maternas se relegó su instrucción a las ONG.

Sobre el papel estas eran las intenciones, pero la realidad ha sido un tanto diferente. Mientras que el suplente del Secretario general del ministerio de Educación, Georgos Anguelópulos, en declaraciones para esglobal, apuntaba que han escolarizado a 4.000 menores en la enseñanza obligatoria (de un total de 4.500), otras organizaciones rebajan el éxito de esta campaña educativa.

Sin ir más lejos, la directora regional de Unicef, Afshan Khan, pegaba un tirón de orejas a Grecia porque los programas solo habían llegado a unos 3.000, de los 12.000 que contabiliza su organización. Y añadía que países como Uganda o Líbano habían acelerado este proceso con estructuras más deficientes.

Por una parte, los parvularios no han funcionado durante todo el año, debido a que como reconocía el propio Anguelópulos el proceso de adquisición de los barracones con las aulas prefabricadas se ha demorado de ocho a nueve meses.

Por otro lado, por decisión del ministerio de Políticas migratorias, las clases en las islas (salvo algunas excepciones) no se han llevado a cabo a causa de problemas burocráticos generados por las diversas interpretaciones del acuerdo entre la UE y Turquía, es decir, solo se ha impartido clase a aquellos que residían en pisos de acogida, que como reconocía el propio Anguelópulos, la cifra no superaba los 60 o 70 niños.

Además, como indica en sus conclusiones el informe La labor de la educación de los refugiados, redactado por el Comité Científico del ministerio de Educación griego, en numerosos casos los mayores de 15 años (fuera de la enseñanza obligatoria) no han podido ser inscritos en ningún centro o disciplina por la falta de documentos acreditativos.

 

Las disfunciones del primer año

Menores en clase de inglés en el campo de refugiados de Idomeini, 2016. Tobias Schwarz/AFP/Getty Images

Descontando esta desescolarización, en el informe se ha observado que durante el curso 2016/2017 se han producido otra serie de incidencias. Casi todas ellas han tenido como resultado un fenómeno generalizado: el temprano abandono escolar durante el curso. De los 13 centros en los que se registró la asistencia, tan solo en tres de ellos más del 50% de los menores inscritos acudieron a más de un 70% de las clases.

Los motivos han sido diversos. Uno de ellos fueron las constantes sustituciones de profesores debido a la temporalidad que se ha impuesto al personal contratado. Este problema se detectó en casi todos los centros y en los casos más extremos se llegaron a contabilizar hasta 12 reemplazamientos.

El personal tampoco fue el suficiente, sobre todo, en el caso de los intérpretes. Los problemas de comportamiento y de acoso escolar encontraban difícil solución ante los fallos en la comunicación entre el educador y el menor. El bullying era un problema que se agravaba cuando los menores compartieran centro de acogida, invitando al abandono escolar.

Tanto para el acoso, como para otros problemas de salud mental, los psicólogos contratados que asisten a los refugiados han sido adscritos a los centros de acogida y parecen tener dificultades para atender las necesidades no solo de los más pequeños. Así lo atestiguaba la ONG Save the Children en su informe Una marea de autolesiones y depresión, dedicado a visibilizar los efectos en materia psicológica de la situación que vive la población refugiada. En él detallaba haber observado autolesiones en menores de 9 años y tentativas de suicidio en los de 12.

Bajo el punto de vista de Eleni Karagianni, coordinadora del área educativa en el centro de acogida de refugiados de Sjistó, el miedo a ese acoso escolar que puedan sufrir los niños hace que algunos progenitores tomen la decisión de no llevar a sus hijos al colegio. “Además algunos han oído los episodios de racismo y temen que sus hijos sean víctimas de acoso o agresiones”, señala.

Durante el arranque del curso, en algunas escuelas se vivieron escenas trágicas en las que miembros del partido neonazi Amanecer Dorado participaban en las asambleas de madres y padres, con argumentos contra la inclusión de los menores refugiados en las escuelas griegas de diferentes regiones: Oreokastro, Lamia, Lárisa, etcétera. Incluso cerraron los centros con cadenas o realizaron piquetes en sus puertas. Entre otras cosas, alegaban motivos religiosos, médicos (porque supuestamente no se había vacunado a los niños) o culturales.

El punto álgido se alcanzó el día 13 de enero cuando la asamblea de madres, padres y educadores impidió el paso de un grupo de integrantes de la formación fascista al 1er Colegio de Neos Ikonios, en la localidad portuaria de Pérama. Los allí presentes fueron golpeados por los acompañantes del diputado Yannis Lagós ante la atónita mirada de la policía. Lagós está implicado en los casos del asesinato del rapero Pavlos Fyssas y las agresiones a miembros del partido comunista griego (KKE).

Bandera griega atada a la puerta cerrada de uno de los colegios en protesta por la escolarización de los menores refugiados. al este de Tesalónica. Sakis Mitrolidis/AFP/Getty Images

“Nosotros estábamos decididos a que los hijos de las refugiados fueran a la escuela y en los casos que se ha necesitado, enviamos a la policía. Si hemos tardado algo más ha sido porque no teníamos aulas y teníamos miedo de que hubiera un mayor fracaso escolar. La gente oyó muchas mentiras en los medios de comunicación, como que los refugiados pondrían la bandera de Daesh en los colegios en lugar de la griega y Amanecer Dorado explotó esta situación”, apunta Anguelópulos en referencia a estos hechos.

Para evitar esta serie de reacciones el Gobierno realizó charlas y asambleas informativas en los centros en los que se iba a escolarizar a los refugiados, el propio Anguelópulos reconoce haber asistido a algunas. Al preguntarle si esta clase de episodios denotan una falta de información, apunta que “la información fue dada en todos los colegios de la misma manera, quizá pudimos dar más, pero simplemente tuvimos problemas donde Amanecer Dorado jugó con esto”.

En el documento sobre la educación mencionado se resalta que las ausencias se deben a una supuesta voluntad de las refugiadas de escolarizar al menor ya en el país de destino. Otras, sin embargo, parecen tener reservas en cuanto a la labor educativa implementada, puesto que en su mayoría se hizo en horarios vespertinos, así como separada de los niños griegos.

“Desde el punto de vista pedagógico no tiene sentido que cojas a los niños, por ejemplo del campamento de Eleonas, los lleves a un colegio por la tarde y los devuelvas al campamento, sin ningún otro contacto que el del profesor”, afirma Argiris Geogiantzis, profesor en el 35º Colegio Público de Exarjia, describiendo así los cauces por los que se había desarrollado el pasado curso. Su centro fue de los primeros que incluyó en las clases matutinas a los escolares de los edificios ocupados y cedidos como solución habitacional para los refugiados en el centro de Atenas, como es el caso del City Plaza o el Hotel Óniro. En su opinión, el sistema vespertino se trata de una guetización porque “realmente es llevarlos de un gueto a otro”. A su juicio, los niños pierden la oportunidad de comunicarse en un idioma común que es el juego.

Anguelópulos reconoce que este año han tenido a un 90% de los estudiantes refugiados en clases vespertinas, pero lo achaca a una cuestión práctica de inexistencia de aulas y medios. “Este año estaremos mejor preparados y trataremos que un 80% vayan a colegios matutinos con otros niños y un 20% a las clases de la tarde”.

En este aspecto, la UE ha destinado algunas partidas de dinero orientadas a las ONG con el objetivo de cubrir necesidades como el transporte de los menores, calefacción o la adquisición de los barracones. Por tanto, el coste del personal contratado lo asume el Estado griego, que destina un escaso 2,85% de su PIB a la educación.

 

Pasar página

El Comité Científico resaltó como aspectos positivos las actividades conjuntas de padres, madres y alumnos en la visita a espacios arqueológicos o museos. Los profesores que colaboraron en sus investigaciones también valoraban la participación y el progreso de los menores en idiomas (griego e inglés) y matemáticas.

Para el curso 2017/2018 que comienza, los profesionales del ministerio de Educación que elaboraron dicho informe lanzaban una serie de propuestas entre las que se encuentran la enfatización en la enseñanza del griego, incluir en la medida de lo posible a los alumnos en las clases matinales, iniciar la enseñanza en los parvularios y las islas, entre otras.

Con el fin de paliar el temprano abandono escolar se ha observado que en aquellos centros en los que se había contratado a profesores con experiencia en la enseñanza del griego a extranjeros había una tasa menor de abandono. Para este curso, la propuesta es que se dé especialmente prioridad a los interinos con esta cualidad, algo que no ocurrió el año pasado.

En cuanto a los jóvenes fuera de la educación obligatoria se procurarían del mismo modo clases de griego y una serie de sistemas puente con exámenes o evaluaciones de cara a acreditar su oportuno nivel educativo con el objetivo de que continúen su formación en liceos, escuelas profesionales o universidades.

En resumen, existe una batería de propuestas para el próximo curso académico, pero todas ellas quedan sujetas a la disponibilidad de financiación.